lunes, 5 de agosto de 2019

INTRODUCCIÓN AL MUNDO DE LAS CAMPANAS. PARTE 3ª: LA TRADICIÓN TOLEDANA


JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos; ROMERA SOTILLO, Álvaro


3. LA TRADICIÓN TOLEDANA



      Como hemos podido entrever a lo largo de este artículo, el mundo de las campanas es mucho más complejo de lo que puede parecer. Existen diferentes tradiciones de toque en Europa, si bien la más generalizada en Europa es el sistema lanzado, en el que la campana oscila y el badajo golpea la campana cuando esta se encuentra en su punto más alto de oscilación. Aparte de este sistema existe el change ringing inglés, y otras tradiciones, como las existentes en Italia, de gran variedad y capacidad expresiva. Sin embargo podemos decir que, a grandes rasgos, a nivel europeo hay dos formas, o mejor dos concepciones del toque de campanas: por un lado la tradición del centro y del norte de Europa, basada en toques melódicos (con campanas perfectamente afinadas) y por otro lado la zona sur (Portugal, España, Italia) donde se busca la expresividad.

Publicidad del fundidor francés FARNIER, en el que se ven campanas con el sistema lanzado: yugo sin contrapeso y badajo de gran tamaño. Foto: http://www.clocherobecourt.com

En el sistema lanzado las campanas se balancean hasta que el badajo, de gran peso, golpea en el lado superior. Foto: https://www.notredamedeparis.fr/la-cathedrale/linterieur/cloches-et-bourdons/ordre-de-sonnerie-des-cloches-de-notre-dame/
Campanas con el sistema Change ringing 



3.1. LA TRADICIÓN HISPÁNICA


    Analizamos ahora las características de los toques en España. Las principales características de la tradición española son las siguientes:


  • El empleo de yugos de gran contrapeso, que pueden adquirir en ocasiones una gran altura.


  • Toques con significado basado en ritmos y no en melodías. El toque de campanas en España nunca se ha desvinculado del hecho religioso. Incluso los toques estrictamente civiles pueden considerarse religiosos en tanto que forman parte de un código que rige, acompaña y protege a la comunidad como pueblo de Dios. En las antípodas del concepto hispano se encuentran los carillones, que se originaron en los Países Bajos en torno al siglo XVI, cuya única función es interpretar melodías o canciones: su sonido carece de significado.
Salas Altas (Huesca). Foto: http://www.radiquero.com/especiales/campanas-y-campaneros-en-salas-altas/

  • Desinterés por la afinación de campanas. En relación a las formas de toque, en España se buscaba la expresividad, no la melodía. En esta línea sonora se entiende mejor el interés por buscar una diferenciación de timbre entre campanas, como ya hemos dicho al hablar de la armonización y la afinación.

  • Desarrollo de un gran número de técnicas de toque. Es probable que España, a través de sus variedades locales, sea uno de los países que más técnicas de toque ha desarrollado, en aras de enriquecer el lenguaje sonoro. En general, dentro de la tradición hispánica se distinguen varias formas de tocar en movimiento una campana:

    • Balanceo muy bajo1. Consiste en tirar de la cuerda de forma que el badajo pegue solo en un lado. En documentos antiguos se le suele llamar “tocar a pico”. En otros lugares es conocido como “media vuelta floja”. Esta forma permitía además realizar series de toques con un número de campanadas concreto.

    • Balanceo bajo. Consiste en mover la campana hasta que aproximadamente alcanza la horizontal. Esta forma de toque suele asociarse a toques fúnebres o bien a toques ordinarios.

    • Balanceo alto. La campana alcanza la vertical. En documentos antiguos esta forma se denomina “tocar a pino”. En ocasiones el campanero la para dejándola con la copa hacia arriba. Esta forma de toque le permite tener un control absoluto del movimiento de la campana y realizar combinaciones rítmicas, bien balanceando el resto de campanas, bien repicándolas.


David Juárez repicando la campana del "reloj" mientra voltea (balancea) la "Gorda" hasta dejarla parada con la copa hacia arriba. Yepes, 1983 (Toledo). MUÑOZ ÁLVARO, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com

    • Volteo. La campana gira de forma continua en el mismo sentido. Este toque es de creación española, aunque también existe en algunas localidades del sur de Francia, Portugal y en Hispanoamérica. Entendemos que se trata de una evolución del balanceo alto. Existen dos formas de voltear: con cuerda (enrollando y desenrollando una o varias cuerdas en los brazos) y a mano (impulsando con las manos sobre el yugo o el bronce). Desconocemos en qué momento se empezaron a voltear las campanas, aunque se piensa que no debe ser anterior al siglo XVI.
    • Toques con badajo. Todos las técnicas de toque vistas hasta ahora se realizan moviendo la campana sobre su eje, pero la forma más sencilla y primaria es mover el badajo. En el centro de España se distinguen varias formas.
      • Tocar. Tirar del badajo de una campana dando un número concreto de campanadas.
      • Repicar. Es el toque rítmico y vivo de dos o más campanas. Es propio de toques festivos.
      • Doblar. A veces se dice clamorear. Es tocar dos o más campanas con un ritmo más o menos pausado. Es propio de toques fúnebres. En algunas ocasiones se denomina doblar al balanceo de campanas. 
En el volteo de campanas a veces se usa el peso del cuerpo para arrancar o frenar las campanas. Salas Altas (Huesca). Foto: http://www.radiquero.com/especiales/campanas-y-campaneros-en-salas-altas/


     Dentro de estas características principales, podemos hablar de varias tradiciones. Existen tantas formas de toque como catedrales han existido en España hasta mediados del siglo XIX (tomamos esta referencia temporal porque desde entonces los toques han ido degradándose notablemente). Cada catedral creaba una forma de tocar que era copiada por las parroquias de su jurisdicción. No obstante, podemos hablar de tradiciones más amplias, como la aragonesa, la catalana, la valenciana, la castellana, la toledana, la sevillana, etc. más o menos aglutinadas siguiendo la geografía eclesiástica de las archidiócesis hasta mediados del XIX, es decir, de diócesis aglutinadas en torno a una sede metropolitana que las representaba. Ahora nos puede parecer extraña esta división geográfica, ya inexistente, puesto que todas las divisiones territoriales han cambiado mucho desde entonces, especialmente con la creación de las comunidades autónomas.

Mapa eclesiástico que muestra la distribución de las provincias eclesiásticas españolas. Esta división es más o menos coincidente con las diferentes tradiciones campaneras españolas. 


Mapa en el que se muestran, de forma aproximada, las diferentes formas de yugos.


    Si bien es cierto que existían unas pautas comunes en las parroquias de cada obispado, también es cierto que las catedrales se reservaban ciertas formas que las distinguían frente al resto de templos. Era notorio, y así ha quedado reflejado incluso en algunos escritos, que las catedrales tenían un toque más distinguido, podríamos decir más solemne y grave, acorde con la dignidad que este primer tempo de la diócesis ostentaba. En Cataluña, por ejemplo, las catedrales no repicaban, y si lo hacían era de forma muy excepcional (2 ó 3 veces al año), en Granada algún autor señaló la distinción y diferencia de los toques de la Catedral frente a las parroquias. De este modo podríamos hablar de un doble nivel, uno más solemne y propio de catedrales, y otro más popular, basado principalmente en repiques y volteos, propio de parroquias. En algunas ocasiones las peculiaridades de las catedrales eran copiadas por algunas colegiatas y parroquias.

Vista de Toledo. El nivel superior de la catedral no solo se advertía en la monumentalidad de su construcción, sino también en la forma de tocar.



3.2. LA TRADICIÓN TOLEDANA


     Antes de hablar sobre la tradición toledana, debemos situar el área geográfica a la que nos referimos, pues tratamos una antigua demarcación territorial hoy inexistente.

     Toledo era sede de un obispado metropolitano, es decir, era la cabeza de una provincia eclesiástica compuesta por varios obispados. Hasta mediados del siglo XIX los territorios de la diócesis toledana estaba integrados aproximadamente por las actuales provincias de Toledo, Madrid, el tercio occidental de Guadalajara, parte de Ciudad Real, parte de Albacete y Cuenca y algunos puntos de Extremadura y el norte de Andalucía. En esta amplia área geográfica se desarrolló una tradición campanera propia, que a su vez está en conexión con las de las otras sedes obispales de la provincia eclesiástica toledana: Segovia, Valladolid, Burgo de Osma, Sigüenza, Cuenca, Cartagena, Córdoba, Jaen y otros territorios pertenecientes a órdenes militares como el Priorato de Uclés o los territorios de la Orden de Calatrava y la Orden de Santiago en la Mancha.

Detalle de la provincia eclesiástica de Toledo.


     Antes de entrar a tratar el particular de este enunciado, nos detenemos para exponer una pequeña disquisición. Cuando hablamos de tradición lo hacemos en una doble vertiente, material e inmaterial. Material en cuanto a la forma de las campanas y los yugos, herramientas que determinan el toque; y por otro lado los toques, como un elemento inmaterial, pero estrechamente vinculado a la vertiente material. Por tanto, por tradición entendemos esta doble faceta, la material y la inmaterial.



3.2.1. Campanas y yugos en la tradición toledana


      En cuanto a lo formal, la tradición toledana se caracteriza por el uso de un determinado tipo de campanas y yugos. Las campanas del arzobispado toledano se encuadran dentro de la tradición sonora castellana, que, a diferencia de la Corona aragonesa (mucho más cercana a la francesa y centro-europea) busca una diferenciación tímbrica entre los bronces, de ahí que hayan pervivido perfiles de campanas tan arcaicos como el de las denominadas comúnmente romanas, de forma abombada. Si bien es cierto que esta tipología es muy común en la mitad norte, fueron abundantes este tipo de bronces en la parte de Guadalajara perteneciente al arzobispado, y no es extraño encontrarlos también en las actuales provincias de Toledo y Madrid. Si en los campanarios del centro de Europa se busca la afinación de las campanas, y se funden conjuntos de numerosos bronces (para poder interpretar melodías), en España se opta por la expresión y un número más reducido (salvo en catedrales y colegiatas o templos de cierta importancia). Por lo general Las parroquias toledanas suelen contar en sus campanarios con dos campanas grandes y dos pequeñas (campanillos).

Ajofrín (Toledo). Detalle del campanario, al fondo asoman dos yugos de sendas campanas y en primer plano un campanillo. Foto: http://realdesanvicentepuebloconencanto.blogspot.com/2014/03/ajofrin-toledo-guia-de-lugres-que-debes.html


     El otro elemento definitorio de la morfología es el yugo, que además incide de forma determinante en el toque (repique, medio vuelo o vuelo) así como en su sonoridad. En España existen numerosas formas de yugos, siendo el toledano una de sus tipologías más características, cuya extensión viene a abarcar el antiguo arzobispado. No obstante esta tipología tiene también resonancias en otros obispados de su antigua provincia eclesiástica.

       Las partes básicas de los yugos toledanos son las siguientes:

    • Brazo: Es la pieza principal del yugo. Es una viga de gran tamaño en la que se engancha la campana. Permite además su movimiento gracias a los ejes.
    • Ejes: son unas piezas de hierro colocadas a ambos extremos de los brazos, insertas en unas acanaladuras efectuadas en su parte inferior. Se ubican de tal modo que no entran en contacto con el bronce pues podría transmitir la vibración al muro. Tradicionalmente suelen asentarse en unas zapatas de madera empotradas en los laterales de los ventanales. En ocasiones, para evitar un desgaste excesivo de la madera, el eje asienta sobre una pieza de bronce empotrado en la zapata.
    • Cabeza: es el contrapeso de la campana. Suele estar compuesto por una o dos piezas de madera. Suele ser de pequeño tamaño, estrecho y con perfiles moldurados en los laterales superiores.



     Junto a estas piezas principales existen otras secundarias. La sujeción de la campana se realiza a través de unos herrajes cogidos con palomillas o tornillos en una pieza de madera colocada sobre la cabeza en sentido transversal.

     Suelen presentar también una palanca, generalmente curvada hacia arriba y rematada en un ojal o aro donde atar una cuerda. Este elemento permite balancear la campana e incluso frenarla cuando la campana se encuentra arriba empleando como tope la cabeza.


Yepes, 1983 (Toledo), David Juárez y su hijo José-David Juárez, volteando (forma local de llamar al balanceo) la "Gorda" y la "Sorda" en el doble de difuntos. ÁLVARO MUÑOZ Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com


   Abundan los herrajes en forma de arco en los frentes del brazo para mantener su estabilidad, así como abrazaderas en sus extremos para reforzar la sujeción de los ejes.

    El equilibrado de este tipo de yugo es bastante interesante. A diferencia de otras tipologías que ponen completamente la campana por debajo del eje de rotación (como la tipología Valenciana, Aragonesa, Catalana...) el yugo toledano levanta por encima del eje el bronce con el fin de emplear parte del mismo como contrapeso. Para ello se recurre a dos elementos: los ejes acodados (en forma de L) y la escotadura de la parte inferior del brazo para empotrar a mayor altura el bronce. Esto tiene un efecto sonoro directo, puesto que el eje de rotación se encuentra a un cuarto o a un tercio de altura del bronce, o incluso a la mitad de la campana. El volteo de estos yugos genera un ritmo diferente al de los yugos de ejes rectos. Si un yugo valenciano en volteo genera un ritmo ternario con dos golpes y un silencio, el toledano viene a generar dos golpes y un silencio equiparable a los dos golpes. Es por ello también, que la oscilación de una campana con yugo toledano, genera una consecución de golpes mucho más seguidos que el de ejes rectos.


Comparativa yugo valenciano con yugo toledano.


     El aspecto de estos yugos es más bien pequeño y achatado. Existen unas proporciones básicas que suelen cumplirse en esta tipología, lo que demuestra la existencia de un patrón de construcción conocido y más o menos generalizado dentro del territorio de la diócesis.: la altura total del brazo y la cabeza viene a ser la de la copa de la campana; la altura de la cabeza y el brazo suele ser la misma (la mitad de la altura total); la escotadura inferior suele tener un cuarto de la altura total.


Croquis de las proporciones aproximada que generalmente se empleaban en la construcción de yugos toledanos.

    Si quieres saber más sobre los yugos toledanos te invitamos a que leas los siguientes artículos publicados en este blog: El yugo “toledano” (1ª parte) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/el-yugo-toledano-1-parte.html , El yugo “toledano” (2ª parte) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/el-yugo-toledano-2-parte.html , Informe del campanario y campanas de Gerindote (Toledo) (epígrafes 4.1. y 4.2.) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/informe-del-campanario-y-campanas-de.html y Los Sagrados Bronces: El uso litúrgico de las campanas en la Iglesia Católica (capítulo VI) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html



3.2.2. El toque de campanas en el antiguo arzobispado de Toledo
     Al referirnos a la tradición hispánica hemos dicho que existen diferentes tradiciones de toque mas o menos circunscribibles a cada obispado.

     Este patrón común debió gestarse de diferentes modos. Por un lado es probable que los visitadores eclesiásticos (que supervisaban el correcto funcionamiento de las parroquias) pudieran haber sido uno de los factores que propiciara cierta uniformidad. Además existían ciertas normas dictaminadas por la autoridad eclesiástica a través de las constituciones sinodales que determinaban la forma de interpretar ciertos toques en las parroquias de la diócesis. Así mismo, otro factor de configuración de toques eran las circunstancias locales (que debían ser entendidas por todos los vecinos de un pueblo) y la destreza del campanero.
En las parroquias el encargado de tocar las campanas era el campanero, que podía o no simultanear el oficio de sacristán. En algunas parroquias o templos de mayores posibilidades y actividad cultual el oficio de campanero requería una exclusividad casi absoluta.


En muchas parroquias era el sacristán ejercía también de campanero.

    Los toques principales son los destinados a convocar a los oficios religiosos, especialmente las Misas. El toque variaba según la fiesta del día: había toques de diario (día ferial), de domingo y de fiesta. Solían tener como base de su ejecución la técnica denominada “repique”, esto es, tañer las campanas (generalmente dos campanas de timbres diferentes) con el badajo de forma rítmica y más o menos rápida, guardándose para los días de fiesta una ejecución más variada y adornada con cambios de ritmos. Dentro de las fiestas solían sobresalir los toques ejecutados para el Domingo de Resurrección, Corpus Christi y los patrones o titulares de la parroquia, siendo frecuente que estos días las campanas se tocasen a volteo. Con estos mismos toques también se llamaba a las correspondientes Vísperas del día en cuestión y se acompañaban las procesiones (caso de haberlas).


Repique de campanas


Volteo de campana

      El toque podía variar según el tiempo litúrgico. En muchos pueblos se han documentado toques de Adviento y Cuaresma, cuyo gravedad sustituía los alegres repiques en tiempos penitenciales.

     Los toques de oración diaria marcaban los momento principales de la jornada: las tres Ave Marías (amanecer, mediodía y anochecer) y Ánimas (una hora después del último toque de Ave María).

    Los toques fúnebres tenían diferentes momentos: el que anunciaba la muerte de una persona (llamado “las campanadas”, “las campanadas de muerto”, “Agonía” o “tránsito”), entierro (llamados generalmente clamores o dobles) y las Misas de difuntos. Otro toque que se ha grabado a fuego en la memoria de los que peinan canas es el toque de Ánimas la madrugada de todos los fieles difuntos.

     Estos son los toques principales de una parroquia, a los que se sumaban otros menores (sermón, confesión, señal de cofradía -para misas de difuntos-, viático, Alzar, bodas, bautizos etc) o de carácter civil (arrebato, hacendera, contribución, quintos etc). En total una parroquia normal solía tener entre unos quince y treinta toques diferentes.

    Los toques de la Catedral eran diferentes y mucho más complejos que los de las parroquias. Otro tanto ocurría en colegiatas y algunas parroquias que contaban con cabildo y que, al igual que el templo Primado, rezaban la Liturgia de las Horas. Aquí el número de toque aumentaba considerablemente, puesto que las campanas debían tocar a todas las horas (Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas, Completas, y Maitines) y a la Misa Conventual (a la que debía asistir el cabildo).


El coro es el corazón espiritual de las catedrales. En él los canónigos rezaban las Horas, anunciadas con sus respectivos toques de campana.


       Las horas menores (Prima, Sexta, Nona, Completas) solían tocarse con un toque sencillo y más o menos común. Las Horas Mayores (Tercia -no es mayor pero se considera como tal porque después de ella se celebraba la Misa Conventual-, Vísperas, Maitines) se tocaban con mayor elaboración y variaban según la clase del día.


       En la Catedral de Toledo, por ejemplo, existían cuatro clases distinguidas por el número de clérigos con capas pluviales que dirigían el canto del cabildo en el coro: Fiestas de dos capas (ferias y dominicas), fiestas de cuatro capas, fiestas de seis capas sin procesión y fiestas de seis capas con procesión.

      A diferencia de las parroquias, cuyos toques se basaban principalmente en el repique, los toques de la catedral se fundamentaban en el toque “a pino” de una, varias campanas, acompañadas del toque a badajo de las tres campanas mayores, que por su tamaño permanecen fijas. Esta forma de toque permitía una de las principales peculiaridades de la sede primada, el toque individual de las campanas, de forma similar a la primera parte del toque de “solén” de Yepes (Toledo). Todo apunta a que ciertos templos parroquiales y algunas colegiatas por una cuestión de prestigio trataron de imitar los toques de la sede metropolitana. Tal es el caso del citado toque de Yepes, único vestigio de lo que fueron los famosos “claustros” o “turnos” de campanas de la Primada.


Toque de "Solén" de Yepes, único vestigio de lo que debieron ser los famosos y apreciados "coros" o "turnos" de campanas de la Catedral Primada.

     Lo que es evidente es que había una diferencia clara entre el toque de la catedral, alabado por su armoniosidad y mesura, en contraste con los repiques y volteos de las parroquias. Como ya hemos comentado más arriba el volteo aparece en España en torno al siglo XVI, pero en el arzobispado de Toledo no se sabe exactamente cuándo se introduce, lo cierto es que a finales del XVIII ya hay escritos del Cardenal Lorenzana que hablan del volteo en las parroquias de la diócesis. En cambio, la Catedral, y ciertos templos importantes (como colegiatas o parroquias de cierto prestigio) o bien lo rechazaron o lo incorporaron tardíamente (siglo XIX ó XX). En la sede toledana parece que se empezaron a voltear las campanas, y de forma algo limitada, a mediados del siglo XIX.


Cardenal Lorenzana (1722-1804). en su Edicto sobre el uso moderado de las campanas (1782) propone que las parroquias no toquen "a vuelo" todas las campanas a la vez, sino que lo hagan una por una como en la catedral, a imitación de los llamados "claustros" o "turnos" de campanas. 

    Por desgracia sabemos muy poco del toque manual de la catedral de Toledo, que fue signo de distinción del templo primado. Se conserva una regla de toques en el ceremonial de Rincón (1591), que ha debido ser la empleada, con ligeras modificaciones, hasta mediados del siglo XIX. En este momento se debieron realizar algunas alteraciones en el toque tradicional al introducirse el volteo de algunas campanas. A finales de esta centuria se inmovilizan todas las campanas, tocándose desde entonces exclusivamente a badajo.
Si quieren saber más sobre los toques de campana en el antiguo arzobispado Toledano puede consultar los siguientes artículos publicados en el blog: Los Sagrados Bronces: El uso litúrgico de las campanas en la Iglesia Católica (capítulo V) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html y Jerarquización litúrgica de los toques de campana https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/jerarquizacion-liturgica-de-los-toques.html


1- En este caso y los dos siguiente empleamos una denominación genérica de la forma de toque, para poder entenderla en conjunto.

martes, 30 de julio de 2019

INTRODUCCIÓN AL MUNDO DE LAS CAMPANAS. PARTE 2ª: EL GRAN INSTRUMENTO MUSICAL: LAS TORRES CAMPANARIO, LAS HERRAMIENTAS DE TOQUE Y OTROS OBJETOS


JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos
ROMERA SOTILLO, Álvaro

2. EL GRAN INSTRUMENTO MUSICAL: LAS TORRES CAMPANARIO, LAS HERRAMIENTAS DE TOQUE Y OTROS OBJETOS


    Por lo general se suele pensar que la campana es un instrumento musical en sí mismo, pero no es así: si bien es cierto que se trata de un objeto que al golpearlo produce un sonido, este no es percibido en todo su esplendor y significado si no se encuentra en una torre campanario.

    Para entender esto compararemos las campanas con la cuerda de una guitarra. Si se tensa una cuerda y se tira de ella, al soltarla su vibración producirá un sonido. Pero si esa cuerda es colocada convenientemente en una guitarra su sonido es potenciado por la caja de resonancia y su nota puede ser variada al presionar sobre ella en los trastes. Este símil nos sirve para entender que las campanas son una parte de un instrumento musical complejo y grande.

   El instrumento en sí es la torre campanario con las campanas y con todos los objetos y herramientas que facilitan su toque. Por desgracia estamos asistiendo a numerosas restauraciones (incluso de catedrales) que están obviando la función sonora de las torres campanario, eliminándose elementos del toque en aras de una mayor pureza arquitectónica, sin relacionar la existencia de todos estos objetos con aquel fin último con el que se levantó la torre: hacer sonar las campanas.

   Analizamos a continuación los principales elementos que componen el gran instrumento musical que es una torre campanario.

Durante siglos las torres campanarios han sido las construcciones más altas de ciudades y pueblos. Gracias a esta altura el sonido de las campanas era escuchado desde grandes distancias. En la imagen una vista de Toledo de 1880 con la desaparecida torre del Reloj, la torre de de la fachada y al fondo las torres de San Ildefonso. Foto: Casiano Alguacil/https://www.abc.es



     2.1. LA TORRE CAMPANARIO


    La finalidad principal que movió desde la edad media a construir altos campanario era colocar en ellas campanas y potenciar su sonido lo más lejos posible. Los campanarios son, por tanto, grandes cajas de resonancia a varios metros de altura.

    En España se da la peculiaridad de que las campanas suelen colocarse en los ventanales del campanario, de manera que se convierten además en un referente visual cargado de significado (En el resto de Europa las campanas suelen estar dentro de la torre, y son difícilmente visibles desde afuera). Una variación de las torres campanario son las conocidas como espadañas, un sencillo muro levantado generalmente a los pies de las iglesias y generalmente de poca altura, propio de conventos y pequeñas parroquias que no pudieron levantar una torre.


Palazuelos (Guadalajara) Campanario en forma de espadaña.

    Existen numerosos recursos arquitectónicos potenciadores del sonido. Uno de los más empleados en España es la colocación de muretes o antepechos en la parte baja de los ventanales. Estos no son unos quita miedos que evitan posibles caídas, sino que cumplen la función acústica de potenciar las notas más graves.

Romancos (Guadalajara). Antepechos de piedra en la parte baja de las troneras para potenciar las notas más bajas. 
    Si observamos los ventanales de los campanarios veremos que en la gran mayoría la campana está muy centrada, de forma que solo se encuentra abierto el espacio justo para que pueda girar. En algunas ocasiones, si el ventanal es muy alto la campana se colocará en la parte superior, como ocurre en algunos campanarios catedralicios o en numerosos campanarios catalanes. En otras ocasiones, si el grosor del muro lo permite, o si las campanas se encuentran en el interior, los ventanales suelen ser parcialmente cerrados (aproximadamente unos dos tercios de su apertura), como por ejemplo en la catedral de Valencia. En otros casos los ventanales sin campanas son completamente cegados.


Bujalaro (Guadalajara). Los ventanales sin campana se solían cergar parcial o completamente. 


     En el caso de las espadañas es muy frecuente encontrar un pequeño cuarto o habitación adosado a la parte trasera, que, además de cumplir con la misión de resguardar al campanero de las inclemencias meteorológicas durante los toques, cumple la función de mezclar, potenciar y dirigir el sonido de las campanas.


El Sotillo (Guadalajara). Iglesia típica con espadaña a los pies con cuarto adosado a su parte posterior.



Hontanares (Guadalajara). Interior del cuarto adosado a la espadaña.


   Quizás los campanarios valencianos son los que mayor número de potenciadores acústicos contienen. Aparte de los muretes inferiores, la sala suele estar cubierta por una bóveda baída que tiene la propiedad de mezclar el sonido de las campanas. Por su parte, la entrada a la sala de campanas suele realizarse a través de una trampilla enrasada con el suelo, de forma que al cerrar la trampilla no queda en la sala-campanario ninguna oquedad que disminuya el efecto de “caja de resonancia” de la torre.


Campanario del Real Colegio del Patriarca (Valencia). Sala de campanas cubierta con bóveda vaida y los "tiples" ubicados cerca del techo.


    La ubicación de las campanas está también muy estudiada. Los tiples, las campanas pequeñas, suelen estar colocados en el interior de la torre, en vigas pegadas a la bóveda para aprovechas las cualidades acústicas de ésta y garantizar mejor la expansión sonora de sus agudas voces.


      2.2. EL YUGO


     El yugo es el nombre genérico que recibe la sujeción de madera de la campana, aunque recibe diferentes denominaciones a nivel local. Existen dos tipos de yugos: los yugos fijos(que suelen ser una viga encastrada en la pared) y los yugos de movimiento (que cuentan con ejes para poder tocar la campana a balanceo o volteo).

Iglesia de San Dionisio (Jerez de la Frontera). A la izquierda campana de movimiento, a la derecha campana fija 


     Una de las principales peculiaridades de los yugos en España es que aparte de servir de sujeción a la campana, también la contrapesa durante los volteos. Debido a ello, aparte de contar con una gran viga de madera que sirve a la vez de sujeción y de eje, cuenta con una cabeza de madera que la contrapesa.


     2.3. EL BADAJO


     El badajo es la pieza percutora de la campana. Suelen ser de hierro forjado, aunque en algunas zonas (como Aragón, y la mitad norte de la corona de Castilla) suelen combinar la madera (la caña) y el hierro (bola y sujeción).

    La parte superior, por donde se “ata” a la campana, tiene forma de argolla o ancla. Tradicionalmente suelen atarse al asa de la campana con cuerdas o con badanas de cuero. En su parte inferior se encuentra la bola que golpea el badajo. El badajo debe estar colocado correctamente, puesto que un badajo mal atado puede romper una campana. La bola debe golpear exactamente en el vértice inferior donde se unen el pie y las paredes laterales. Si golpea bajo, o si lo hace unos centímetros por arriba la campana puede quebrarse.


Badajo con caña de madera.


Badajos de hierro.

Badajo golpleando en su punto.


    Como curiosidad, en algunas zonas (Valencia, Aragón) suele colocarse entre el badajo y el asa una pieza de madera para evitar que el badajo golpee de lado.


Badajo con "soquet", pieza de madera entre el badajo y la anilla.



     2.4. HERRAMIENTAS DE TOQUE


   En el campanario existen numerosas herramientas que permiten el toque manual de campanas. Las cuerdas son una de las principales herramientas de toque, bien para tocar con el badajo, bien para balancear o voltear la campana. En ocasiones existen argollas o arandelas en las paredes que servían para tensar las cuerdas durante los repiques o bien para sujetar las campanas. También podemos encontrar garruchas, a veces asociadas a complejas estructuras, que orientan las cuerdas hasta la parte baja de la torre y poder interpretar algunos toques sin necesidad de subir al campanario. En algunas torres donde las campanas se encuentra a cierta altura existen tarimas que proporcionan una mayor cercanía entre el campanero y el bronce.

 
Segovia, interior del campanario de la Catedral antes de su restauración. Aunque las campanas tienen yugos de hierro se conservan los antiguos de madera en el suelo. Se conservan los cerramientos inferiores, escaleras, tablados y demás objetos y elementos de la instalación tradicional. Foto: SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio; ALONSO PONGA, José Luis: Las campanas de las Catedrales de Castilla y León. Valladolid, 2002, p. 110, también publicada en http://campaners.com/php/campanar.php?numer=650

Segovia, interior de la torre de la Catedral después de su última restauración. Se han eliminado los cerramientos inferiores que potenciaban la acústica y las escaleras y tablados que permitían el toque de las campanas. Las campanas no fueron restauradas. Foto: http://www.elnortedecastilla.es/segovia/201704/18/catedral-segovia-aumenta-visitas-20170418231053.html


martes, 9 de julio de 2019

INTRODUCCIÓN AL MUNDO DE LAS CAMPANAS. PARTE 1ª: HISTORIA, FUNDICIÓN, BENDICIÓN Y OTROS TEMAS BÁSICOS


JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos; ROMERA SOTILLO, Álvaro

INTRODUCCIÓN

     En una serie de tres pequeños artículos mostramos una sencilla introducción al mundo de las campanas, centrándonos especialmente en la tradición del antiguo arzobispado toledano. Está especialmente pensado para aquellas personas que han llegado a este blog por casualidad o desconocen por completo este mundo.


1. HISTORIA, FUNDICIÓN Y USOS DE LA CAMPANA EN EL OCCIDENTE CRISTIANO


     En este primer apartado nos centramos en conocer algunos detalles históricos sobre el origen de las campanas y como empiezan a usarse en el cristianismo. Tratamos también a grandes rasgos el proceso de fundición de las campanas. A continuación explicaremos en qué consistía la bendición de las campanas, ritual imprescindible para poder ser usada y sin el cual la campana no podía ser tocada. Finalmente trataremos sobre los toques de campana y las diferentes formas de toque que existen.


1.1. HISTORIA DE LAS CAMPANAS



     Las campanas son un instrumento musical que aparece en el mundo Antiguo. Eran generalmente piezas de pequeño tamaño. En la Grecia antigua eran empleadas para avisar de la venta de pescado y en Roma para avisar de la apertura y cierre de los baños públicos. El precedente litúrgico más directo lo encontramos en el uso de trompetas tal y como aparece reflejado en varios versículos de la Biblia. Moisés hizo construir dos trompetas de plata para convocar al pueblo. Aparecen también en otros pasajes como la toma de Jericó, o la aparición de Dios a Moisés en el Monte Sinaí. La tradición se ha perpetuado en el uso del Shofar, un cuerno de cabra que se hace tocar en diversas festividades del calendario festivo judío. En el cristianismo comenzaron a usarse las campanas con uso litúrgico en torno al siglo V. Se atribuye a San Paulino de Nola (+431) la introducción de las campanas en la iglesia. Lo cierto es que esta leyenda tiene algo de realidad, y es que Nola es una ciudad situada en la zona de Campania, famosa por sus bronces, con cuyo nombre fueron bautizadas las campanas.

Campana del Abad Sansón, (930), MuseoArqueológico de Córdoba. Esta campana es una de las más antiguas conservadas en España. Foto: https://www.artencordoba.com


     Si quieres saber algo más sobre la historia de las campanas te recomendamos que visites esta entrada del blog ( https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html )


1.2. FUNDICIÓN DE LA CAMPANA



     La fundición tradicional de campanas arranca en la antigüedad y se ha perpetuado con pocas variantes hasta bien entrado el siglo XX. Hasta la industrialización de este oficio, los fundidores eran profesionales que viajaban de pueblo en pueblo para fundir campanas allí donde fueran requeridos. En España existen dos tradiciones de fundidores: por un lado los venidos de Francia e Italia, cuyo trabajo fue realizado principalmente en la corona de Aragón; por otro lado la tradición de familias cántabras oriundos de la comarca de la Transmiera, cuya zona de trabajo se centraba especialmente en la corona de Castilla.


     El proceso de fabricación es complejo. Al fundidor por lo general se le encargaba refundir una campana rota, cuyo sonido debía volver a recuperar. Para ello el maestro campanero manejaba tres variantes: el diseño del perfil, el diámetro de la boca y el grosor de las paredes. Todas estas variantes determinan tanto el peso como el sonido de la campana.


    Una vez que el maestro campanero trazaba el perfil interior y exterior de la campana, elabora unas piezas denominadas terrajas: unas tablas que, recortadas con el perfil interior y exterior de la campana servirán para tornear el molde que se empleará para la fundición de la campana.


     Después de elaborar las terrajas se hacía el horno para fundir el bronce -una aleación de cobre (80% aprox.) y estaño (20% aprox.)-. Junto al horno se prepara el foso de colada sonde se colocarán los moldes de forma que una vez fundido el metal y abierta la trampilla del horno, el metal líquido caiga por unos canales que lo conducen hasta la boca de los moldes.

Esquema de un horno tradicional de fundición. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318



     El molde tiene tres piezas: el macho, la camisa (o falsa campana) y la capa.
  • Para elaborar el macho se realiza primeramente una estructura de ladrillo refractario que dará solidez al conjunto. Una vez construida la estructura de ladrillo se coloca la terraja del interior de la campana en un eje y se comienza a tornear con barro. Para acelerar su secado se prende fuego en el interior de la estructura de ladrillo. Una vez terminada se da una capa de ceniza que permita posteriormente separar la segunda capa.

Elaboración del macho. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318

Elaboración del macho. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318

  • La segunda capa es la llamada camisa o falsa campana, pues una vez concluido el proceso de elaboración de los moldes, el espacio de esta segunda capa será rellenado con el metal fundido. Para fabricar esta segunda parte del molde se emplea una terraja con el perfil del exterior de la campana. El material empleado en esta segunda capa es un barro más fino, acabándose los remates, letras y decoración, en cera y sebo.


Elaboración de la camisa o falsa campana. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318

  • La tercera parte del molde es la llamada capa. Es realizada primero con barro fino, para poder registrar con detalle las inscripciones y los relieves. La parte exterior se realiza con barro más grueso reforzado con alambres y cáñamo.

    
    Una vez se han secado las tres piezas del molde se procede a levantar la camisa y a destruir la falsa campana. A continuación se procede a trasladar el macho a la fosa de colada, donde una vez colocado se rellena su interior de arena y se coloca el asa para enganchar el badajo. Seguidamente se coloca la capa sobre el macho y se colocan los moldes de las asas y los orificios de entrada de la colada y salida de gases. Se rellena toda la fosa con tierra bien prensada, para evitar que el molde reviente. Una vez rellenado el foso se hacen los canales de la colada, por donde fluirá el bronce líquido a más de 1000º C de temperatura. Teniendo todo esto preparado, se procede a abrir la compuerta del horno, permitiendo al bronce líquido rellenar el molde.

Foso de colada. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318


    Transcurrido un tiempo prudente para que se enfríe y solidifique el bronce, se desentierra el foso, se rompe la capa, se saca la campana y se rompe el macho. Tras limpieza de la campana ya está preparada para sonar.


     Esta descripción abreviada del proceso puede completarse con este pequeño documental que muestra la fundición de una campana siguiendo el método tradicional. https://www.youtube.com/watch?v=xAb58b7i03Q


1.3. PARTES DE LA CAMPANA



     Existen diferentes formas de denominar cada una de las partes de la campana. La que vamos a emplear aquí es la forma genérica.
  • Asas: También es llamada corona, son las asas de enganche al yugo. Su número es de tres (en sentido transversal al eje) para campanas de menos de 100-120 kg. En campanas de mayor tamaño se añaden dos pares de asas más a los laterales (siete en total).


Campana con tres asas.

Campanas romanas con siete asas, la del fondo de lado y la del primer plano de frente. 


  • Hombro: Es la parte superior de la campana, sobre la que se levantan las asas.
  • Tercio: Es la parte superior de la caída de la copa. Es una zona donde suele haber inscripciones.
  • Medio: La superficie central de la copa de la campana. En ella suele haber inscripciones en la parte que da al interior y una cruz en relieve en la parte que da al exterior.
  • Medio pie: Es la parte inicial de la parte baja de la campana.
  • Pie: Parte inferior de la copa. Entre el pie y el medio pie se genera una curvatura convexa donde deben golpear los martillos exteriores, pues es este el punto de mayor grosor del bronce y donde se genera su sonido.
  • Punto de golpe: pequeño vértice convexo en la parte inferior del interior de la campana donde se sitúa el punto de mayor grosor. Es el punto exacto donde debe golpear el badajo, de lo contrario la campana puede romperse.
  • Asa del badajo: Es la anilla situada en la parte superior del interior de la campana donde se ata el badajo.
  • Badajo: es el elemento percutor de la campana. Por lo general suele ser una pieza entera de hierro de forja, aunque en algunos lugares suele hacerse de madera la caña y de hierro la bola de golpe y la sujeción superior del badajo. La parte inferior del badajo tiene un orificio para poder enganchar una cuerda.
  • Yugo: el yugo es el armazón de madera sobre el que se fija la campana. Puede ser fijo, si no permite el movimiento de la campana, o bien de movimiento, si cuenta con unos ejes.


Partes de una campana (Campana "Gorda" de Lillo - Toledo-)
Badajo golpeando en su punto (Campana Grande de Matarrubia -Guadalajara-)

Badajo de hierro (Yunquera de Henares -Guadalajara-)
Badajo con caña de madera (Valfermoso de Tajuña -Guadalajara-).


1.4. SONORIDAD, ARMONIZACIÓN Y AFINACIÓN DE CAMPANAS



    Como ya hemos comentado al hablar de la fundición de campanas, los maestros fundidores jugaban con con tres variables que determinaban la sonoridad del bronce: el diseño del perfil, el grosor de las paredes de la campana y el diámetro de la boca.

    En cuanto al diseño del perfil debemos reseñar que, si bien en España existe una interesante variedad de perfiles a grandes rasgos estos pueden agruparse en dos tipos: el esquilón y la romana.
  • El esquilón es el habitual en las campanas occidentales, caracterizado por hombros estrechos, perfil alargado y ligeramente curvada.
  • La romana en cambio es de hombros anchos y caída recta, con un aspecto mucho más robusto y abombado (de hecho eran conocidas antiguamente como “campanas redondas”). Esta última tipología solo aparece en la mitad norte de la corona castellana. A diferencia de los esquilones, su sonido es ronco y menos vibrante.

La Cabrera (Guadalajara), campana romana y esquilón

     Esta es la división habitual, sin embargo parece ser que había más tipos de diseños, con los cuales se enriquecían el timbre de los conjuntos de campanas. Antonio de Biedma1 en su tratado de fundir campanas (1630) describe el diseño de varios tipos de campanas: francesa, esquilón, cimbalillo, entretalle... Por ejemplo, existe una tipología empleada solo en Andalucía, conocida como “campanas de Pasión”, cuya peculiaridad era la presencia de unos orificios en el tercio del esquilón, que acortaban su sonido. Estas campanas de Pasión eran tocadas en la Cuaresma y algunos momentos de Semana Santa.


Campana de Pasión de la iglesia de San Lorenzo (Sevilla)


    La sonoridad de los conjuntos de campanas en España suele basarse en un principio de armonización, es decir, que el sonido de cada campana guarde cierta coherencia sonora con el resto de bronces. Una peculiaridad intencionadamente buscada son las diferenciaciones tímbricas, como por ejemplo ocurre con las campanas romanas, cuyo timbre contrasta con los esquilones y campanillos que suelen acompañarlas.

    Otra forma de sonoridad es el de las campanas afinadas, cuyos primeros pasos se dieron en el siglo XVI en los Países Bajos. Antes de explicar este proceso debemos reseñar que el sonido de una campana es la suma de muchas notas parciales que se generan a diferentes alturas de las paredes de la campana. Los fundidores de los Países Bajos descubrieron que creando un diseño adecuado y quitando unos milímetros en determinados puntos del interior de la campana se pueden afinar todos estos parciales. El resultado de esta técnica son conjuntos completamente afinados que como consecuencia evolucionará a otra formas de toque, de los cuales hablaremos más adelante.


Proceso de afinación de una campana (www.camaners.com)


  Los conjuntos de campanas armonizadas se organizan de diferente forma que los conjuntos de campanas afinadas. En el centro y norte de Europa, donde los conjuntos de campanas están perfectamente afinados, se conoce la nota exacta que produce cada campana, siendo frecuente que el “apodo” por el que se conoce a la campana de forma coloquial sea el nombre de la nota musical que posee.

   En España en cambio en muy raras ocasiones se sabe la nota (es algo irrelevante, no importa dentro de un conjunto de campanas armonizado) y son conocidas y organizadas según su puesto dentro del conjunto, sin ninguna referencia objetiva de carácter universal. Por ejemplo, la “grande” de una campanario parroquial lo es porque cumple esa función en su torre, pero objetivamente es pequeña en comparación con una campana de catedral.

   Una forma habitual organizar las campanas en España es dividirlas en campanas grandes, medianas y pequeñas. En Castilla, por ejemplo, los campanarios suelen organizarse de mayor a menor en campanas (romanas o esquilonadas), esquilones y campanillos (también llamados cimbalillos, esquilas, esquilines, pascualejas o campanos). Además, la forma común de agruparlas es por parejas, una macho (la grande) y una hembra (la pequeña) cuyo sonido a veces puede presentar menos de medio tono de diferencia; de forma que este esquema por pareja da como resultado conjuntos con dos campanas, dos esquilones o dos campanillos. Por ejemplo, es muy común en pueblos castellanos que las torres tengan dos campanas, la grande (o gorda) y la pequeña (o chica) acompañadas de uno o dos campanillos (grande y pequeño).


Iglesia de San Bartolome de Atinza (Guadalajara). Esta fotografía muestra la composición habitual de campanarios rurales: dos campanas, la Gorda y la Chica (en este caso romanas), un campanillo y otro de señales en el tejado del presbiterio para coordinar la liturgia con los toques. Foto de CAMARILLO HIERRO, Tomás/ www. cefihgu.es.



1.5. BENDICIÓN


    Antes de subir las campanas a la torre era imprescindible la bendición del bronce. Bendición que en muchas ocasiones es conocida como bautizo, pues se le impone el nombre de un santo. A veces se habla de consagración, pues se ungía el bronce con Crisma, del mismo modo que se consagraban los cálices o los templos.

    Los primeros datos que se tienen sobre las bendiciones datan del siglo VIII. En la liturgia visigoda existía la bendición de bronces. Finalmente, en el Ritual Romano del Concilio de Trento (1545-1563) se fijó para todo el orbe católico la bendición solemne de campanas, la cual era potestad del obispo ordinario de la Diócesis. La bendición consistía en una serie de oraciones en las que se lavaba, se ungía con óleo de enfermos y con Crisma y finalmente se incensaba con un gran brasero la campana, de forma que el humo envolviera todo el bronce. En 1892 se fijó una nueva bendición para campanas destinadas a usos civiles, y en 1902 una forma simplificada para campanas destinadas a uso religioso. Después del Concilio Vaticano II se redactó una nueva forma de bendición más simplificada aun que las anteriores.

    La bendición era muy importante, pues sin ella el obispo podía prohibir que una campana tocase. En ella se le imponía a la campana el nombre de un santo, al que se le encomendaba su intercesión. En la gran mayoría de campanas antiguas suele aparecer del siguiente modo: Sancta María (por ejemplo) ora pro nobis. Es decir, Santa María ruega por nosotros. El nombre del santo que se le imponía solía estar en relación a los santos de devoción de la parroquia, reservando generalmente el titular de la iglesia o el patrón para la campana más grande. No solía tampoco faltar alguna campana a Santa Bárbara, abogada de las tormentas y de los campaneros. El nombre del santo con el que se bautizaba a la campana era generalmente con el que era conocida. Aunque en otras ocasiones solía denominarse por su tamaño o por motes circunstanciales a su historia, su uso o su sonido: la Gorda, la chica, el campanillo, el esquilón, el aguijón, la golondrina, pascualeja, la rota etc.


Ceremonia de bendición de las campanas de las Escuelas Pías de Valencia (años 40-50)


   Por tanto vemos que la campana es un instrumento que podría considerarse de intercesión, en el sentido de que en virtud de la bendición con su sonido se pedía la intercesión del santo al que se dedicaba el bronce. Este sentido de trascendencia fue poco a poco perdiéndose, limitándose a partir del siglo XIX a dedicar la campana a uno u otro santo. El nombre del santo ya no era acompañado del ora pro nobis sino del “Dedicada a”.

   Si quieres saber más sobre la bendición de las campanas le recomendamos que lea el capítulo III del artículo de este blog Los sagrados bronces: el uso litúrgico de las campanas en la Iglesia Católica http://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html


1.6. TOQUES

   Como ya hemos escrito líneas arriba, las campanas empezaron a usarse en la Iglesia en torno al siglo V ó VI. En un principio parece que se empleaban para avisar del rezo de las horas canónicas y para oficios fúnebres. Desde entonces el repertorio de toques empezó a aumentar y hacerse mucho más completo y variado. Entre los siglos XVI y XVIII el lenguaje de campanas adquiere su mayor complejidad. Es en este periodo cuando se redactan las principales reglas de toque (denominadas también consuetas), una especie de instrucciones que indicaban cuándo y qué se debía tocar en cada momento. El repertorio de toques era amplio y complejo, lleno de matices. Una parroquia normal podía tener cerca de una veintena de toques, mientras que una catedral podía llegar a tener un centenar. En el siglo XIX se inicia una fase de declive y pérdida, llegando hasta nuestros días el último eslabón de campaneros tradicionales, que aprendieron de sus antecesores tan digno y elevado oficio.


Repique en Quintanilla de la Viñas (Burgos) Foto: http://www.jccanalda.es
Simeón Millán repicando en la Basílica del Pilar de Zaragoza (1940), foto: http://campaners.com
Volteo de campanas en Sedano (Burgos). Foto: https://www.verpueblos.com

    Hay una glosa medieval que condensa a la perfección el uso de las campanas y la finalidad de los toques: “Laudo Deum Verum, plebem voco, congrego clerum, defunctos ploro, ninmbum fugo, festaque decoro” (Alabo al Dios verdadero, llamo al pueblo, reúno al clero, lloro a los difuntos, ahuyento a las nubes tempestuosas, doy lustre a las fiestas). En torno a estos seis enunciados se organizan los toques de campana: alabar a Dios con los diferentes toques de oración (las tres Ave María, Ánimas, Viático, Elevación del Cuerpo y Sangre de Cristo durante la Misa); congregar al clero (rezo de las Horas Canónicas); llamar al pueblo (Misas, Concejo, hacendera, arrebato), llorar a los muertos (toques de muerto, clamores, dobles, entierros, Misas de novenario, Misas de Aniversario etc); tocar contra las tormentas (en esta faceta “intercesora” había también toques de exorcismo o de buen parto).


   Si quieres saber más sobre los toques le recomendamos que lea el capítulo V del artículo de este blog Los sagrados bronces: el uso litúrgico de las campanas en la Iglesia Católica http://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html


   Hasta ahora estamos entendiendo que las campanas sirven para realizar una serie de toques manuales que contienen un significado; sin embargo, no es el único uso que han tenido, existen también las campanas de reloj y los carillones. Los relojes mecánicos empiezan a difundirse por Europa en torno al siglo XIV. Los carillones son unos instrumentos musicales que consisten en uno teclado que golpea campanas, cada una de ellas perfectamente afinada en una nota, de forma que pueden interpretarse melodías musicales. Los carillones surgieron en los Países Bajos entre los siglos XVI y XVII y se utilizan tradicionalmente para interpretar melodías mientras se encuentran abiertos los mercados. En España esta tipología de conjunto de campanas apenas tuvo presencia hasta el siglo XX. Hasta entonces sólo existían dos “órganos de campanas”, uno en el Escorial y otro en el palacio de Aranjuez, mandados ambos construir por Felipe II.


Carillón del Escorial. Foto: https://www.aytosanlorenzo.es


Anna Maria Reverté, carillonista de la Gerenalitat. Foto: http://blog.ghatapartments.com/

    La diferencia entre las campanas de toques “litúrgicos” y las campanas del reloj es que las primeras marcan un tiempo jerarquizado y con significado enmarcado dentro de la creencia religiosa, mientras que los toques de reloj señalan una división exacta del tiempo que carece de significado.

Catedral de Toledo en 1887. Las campanas "litúrgicas" y las del reloj se encontraban en dos torres diferentes, así como el campanillo de señales con el que se avisaba desde el coro del inicio y fin de algunos toques. foto: https://toledoolvidado.blogspot.com



1- Fundidor afincado en Écija (Sevilla).