JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos; ROMERA SOTILLO, Álvaro
3.
LA TRADICIÓN TOLEDANA
Como
hemos podido entrever a lo largo de este artículo, el mundo de las
campanas es mucho más complejo de lo que puede parecer. Existen
diferentes tradiciones de toque en Europa, si bien la más
generalizada en Europa es el sistema lanzado,
en el
que la campana oscila y el badajo golpea la campana cuando esta se
encuentra en su punto más alto de oscilación. Aparte de este
sistema existe el change
ringing
inglés, y otras tradiciones, como las existentes en Italia, de gran
variedad y capacidad expresiva. Sin embargo podemos decir que, a
grandes rasgos, a nivel europeo hay dos formas, o mejor dos
concepciones del toque de campanas: por un lado la tradición del
centro y del norte de Europa, basada en toques melódicos (con
campanas perfectamente afinadas) y por otro lado la zona sur
(Portugal, España, Italia) donde se busca la expresividad.
Publicidad del fundidor francés FARNIER, en el que se ven campanas con el sistema lanzado: yugo sin contrapeso y badajo de gran tamaño. Foto: http://www.clocherobecourt.com |
En el sistema lanzado las campanas se balancean hasta que el badajo, de gran peso, golpea en el lado superior. Foto: https://www.notredamedeparis.fr/la-cathedrale/linterieur/cloches-et-bourdons/ordre-de-sonnerie-des-cloches-de-notre-dame/ |
Campanas con el sistema Change ringing |
3.1.
LA
TRADICIÓN HISPÁNICA
Analizamos
ahora las características de los toques en España. Las principales
características de la tradición española son las siguientes:
- El empleo de yugos de gran contrapeso, que pueden adquirir en ocasiones una gran altura.
- Toques con significado basado en ritmos y no en melodías. El toque de campanas en España nunca se ha desvinculado del hecho religioso. Incluso los toques estrictamente civiles pueden considerarse religiosos en tanto que forman parte de un código que rige, acompaña y protege a la comunidad como pueblo de Dios. En las antípodas del concepto hispano se encuentran los carillones, que se originaron en los Países Bajos en torno al siglo XVI, cuya única función es interpretar melodías o canciones: su sonido carece de significado.
Salas Altas (Huesca). Foto: http://www.radiquero.com/especiales/campanas-y-campaneros-en-salas-altas/ |
- Desinterés por la afinación de campanas. En relación a las formas de toque, en España se buscaba la expresividad, no la melodía. En esta línea sonora se entiende mejor el interés por buscar una diferenciación de timbre entre campanas, como ya hemos dicho al hablar de la armonización y la afinación.
- Desarrollo de un gran número de técnicas de toque. Es probable que España, a través de sus variedades locales, sea uno de los países que más técnicas de toque ha desarrollado, en aras de enriquecer el lenguaje sonoro. En general, dentro de la tradición hispánica se distinguen varias formas de tocar en movimiento una campana:
- Balanceo muy bajo1. Consiste en tirar de la cuerda de forma que el badajo pegue solo en un lado. En documentos antiguos se le suele llamar “tocar a pico”. En otros lugares es conocido como “media vuelta floja”. Esta forma permitía además realizar series de toques con un número de campanadas concreto.
- Balanceo bajo. Consiste en mover la campana hasta que aproximadamente alcanza la horizontal. Esta forma de toque suele asociarse a toques fúnebres o bien a toques ordinarios.
- Balanceo alto. La campana alcanza la vertical. En documentos antiguos esta forma se denomina “tocar a pino”. En ocasiones el campanero la para dejándola con la copa hacia arriba. Esta forma de toque le permite tener un control absoluto del movimiento de la campana y realizar combinaciones rítmicas, bien balanceando el resto de campanas, bien repicándolas.
- Volteo. La campana gira de forma continua en el mismo sentido. Este toque es de creación española, aunque también existe en algunas localidades del sur de Francia, Portugal y en Hispanoamérica. Entendemos que se trata de una evolución del balanceo alto. Existen dos formas de voltear: con cuerda (enrollando y desenrollando una o varias cuerdas en los brazos) y a mano (impulsando con las manos sobre el yugo o el bronce). Desconocemos en qué momento se empezaron a voltear las campanas, aunque se piensa que no debe ser anterior al siglo XVI.
- Toques con badajo. Todos las técnicas de toque vistas hasta ahora se realizan moviendo la campana sobre su eje, pero la forma más sencilla y primaria es mover el badajo. En el centro de España se distinguen varias formas.
- Tocar. Tirar del badajo de una campana dando un número concreto de campanadas.
- Repicar. Es el toque rítmico y vivo de dos o más campanas. Es propio de toques festivos.
- Doblar. A veces se dice clamorear. Es tocar dos o más campanas con un ritmo más o menos pausado. Es propio de toques fúnebres. En algunas ocasiones se denomina doblar al balanceo de campanas.
En el volteo de campanas a veces se usa el peso del cuerpo para arrancar o frenar las campanas. Salas Altas (Huesca). Foto: http://www.radiquero.com/especiales/campanas-y-campaneros-en-salas-altas/ |
Dentro
de estas características principales, podemos hablar de varias
tradiciones. Existen tantas formas de toque como catedrales han
existido en España hasta mediados del siglo XIX (tomamos esta
referencia temporal porque desde entonces los toques han ido
degradándose notablemente). Cada catedral creaba una forma de tocar
que era copiada por las parroquias de su jurisdicción. No obstante,
podemos hablar de tradiciones más amplias, como la aragonesa, la
catalana, la valenciana, la castellana, la toledana, la sevillana,
etc. más o menos aglutinadas siguiendo la geografía eclesiástica
de las archidiócesis hasta mediados del XIX, es decir, de diócesis
aglutinadas en torno a una sede metropolitana que las representaba.
Ahora nos puede parecer extraña esta división geográfica, ya
inexistente, puesto que todas las divisiones territoriales han
cambiado mucho desde entonces, especialmente con la creación de las
comunidades autónomas.
Mapa eclesiástico que muestra la distribución de las provincias eclesiásticas españolas. Esta división es más o menos coincidente con las diferentes tradiciones campaneras españolas. |
Mapa en el que se muestran, de forma aproximada, las diferentes formas de yugos. |
Si bien es cierto que existían unas pautas comunes en las parroquias de cada obispado, también es cierto que las catedrales se reservaban ciertas formas que las distinguían frente al resto de templos. Era notorio, y así ha quedado reflejado incluso en algunos escritos, que las catedrales tenían un toque más distinguido, podríamos decir más solemne y grave, acorde con la dignidad que este primer tempo de la diócesis ostentaba. En Cataluña, por ejemplo, las catedrales no repicaban, y si lo hacían era de forma muy excepcional (2 ó 3 veces al año), en Granada algún autor señaló la distinción y diferencia de los toques de la Catedral frente a las parroquias. De este modo podríamos hablar de un doble nivel, uno más solemne y propio de catedrales, y otro más popular, basado principalmente en repiques y volteos, propio de parroquias. En algunas ocasiones las peculiaridades de las catedrales eran copiadas por algunas colegiatas y parroquias.
Vista de Toledo. El nivel superior de la catedral no solo se advertía en la monumentalidad de su construcción, sino también en la forma de tocar. |
3.2.
LA TRADICIÓN TOLEDANA
Antes
de hablar sobre la tradición toledana, debemos situar el área
geográfica a la que nos referimos, pues tratamos una antigua
demarcación territorial hoy inexistente.
Toledo
era sede de un obispado metropolitano, es decir, era la cabeza de una
provincia eclesiástica compuesta por varios obispados. Hasta
mediados del siglo XIX los territorios de la diócesis toledana
estaba integrados aproximadamente por las actuales provincias de
Toledo, Madrid, el tercio occidental de Guadalajara, parte de Ciudad
Real, parte de Albacete y Cuenca y algunos puntos de Extremadura y el
norte de Andalucía. En esta amplia área geográfica se desarrolló
una tradición campanera propia, que a su vez está en conexión con
las de las otras sedes obispales de la provincia eclesiástica
toledana: Segovia, Valladolid, Burgo de Osma, Sigüenza, Cuenca,
Cartagena, Córdoba, Jaen y otros territorios pertenecientes a
órdenes militares como el Priorato de Uclés o los territorios de la
Orden de Calatrava y la Orden de Santiago en la Mancha.
Detalle de la provincia eclesiástica de Toledo. |
Antes
de entrar a tratar el particular de este enunciado, nos detenemos
para exponer una pequeña disquisición. Cuando hablamos de tradición
lo hacemos en una doble vertiente, material e inmaterial. Material en
cuanto a la forma de las campanas y los yugos, herramientas que
determinan el toque; y por otro lado los toques, como un elemento
inmaterial, pero estrechamente vinculado a la vertiente material. Por
tanto, por tradición entendemos esta doble faceta, la material y la
inmaterial.
3.2.1.
Campanas y yugos en la tradición toledana
En
cuanto a lo formal, la tradición toledana se caracteriza por el uso
de un determinado tipo de campanas y yugos. Las campanas del
arzobispado toledano se encuadran dentro de la tradición sonora
castellana, que, a diferencia de la Corona aragonesa (mucho más
cercana a la francesa y centro-europea) busca una diferenciación
tímbrica entre los bronces, de ahí que hayan pervivido perfiles de
campanas tan arcaicos como el de las denominadas comúnmente romanas,
de forma abombada. Si bien es cierto que esta tipología es muy común
en la mitad norte, fueron abundantes este tipo de bronces en la parte
de Guadalajara perteneciente al arzobispado, y no es extraño
encontrarlos también en las actuales provincias de Toledo y Madrid.
Si en los campanarios del centro de Europa se busca la afinación de
las campanas, y se funden conjuntos de numerosos bronces (para poder
interpretar melodías), en España se opta por la expresión y un
número más reducido (salvo en catedrales y colegiatas o templos de
cierta importancia). Por lo general Las parroquias toledanas suelen
contar en sus campanarios con dos campanas grandes y dos pequeñas
(campanillos).
Ajofrín (Toledo). Detalle del campanario, al fondo asoman dos yugos de sendas campanas y en primer plano un campanillo. Foto: http://realdesanvicentepuebloconencanto.blogspot.com/2014/03/ajofrin-toledo-guia-de-lugres-que-debes.html |
El
otro elemento definitorio de la morfología es el yugo, que además
incide de forma determinante en el toque (repique, medio vuelo o
vuelo) así como en su sonoridad. En España existen numerosas formas
de yugos, siendo el toledano una de sus tipologías más
características, cuya extensión viene a abarcar el antiguo
arzobispado. No obstante esta tipología tiene también resonancias
en otros obispados de su antigua provincia eclesiástica.
Las
partes básicas de los yugos toledanos son las siguientes:
- Brazo: Es la pieza principal del yugo. Es una viga de gran tamaño en la que se engancha la campana. Permite además su movimiento gracias a los ejes.
- Ejes: son unas piezas de hierro colocadas a ambos extremos de los brazos, insertas en unas acanaladuras efectuadas en su parte inferior. Se ubican de tal modo que no entran en contacto con el bronce pues podría transmitir la vibración al muro. Tradicionalmente suelen asentarse en unas zapatas de madera empotradas en los laterales de los ventanales. En ocasiones, para evitar un desgaste excesivo de la madera, el eje asienta sobre una pieza de bronce empotrado en la zapata.
- Cabeza: es el contrapeso de la campana. Suele estar compuesto por una o dos piezas de madera. Suele ser de pequeño tamaño, estrecho y con perfiles moldurados en los laterales superiores.
Junto a estas piezas principales existen otras secundarias. La sujeción de la campana se realiza a través de unos herrajes cogidos con palomillas o tornillos en una pieza de madera colocada sobre la cabeza en sentido transversal.
Suelen
presentar también una palanca, generalmente curvada hacia arriba y
rematada en un ojal o aro donde atar una cuerda. Este elemento
permite balancear la campana e incluso frenarla cuando la campana se
encuentra arriba empleando como tope la cabeza.
Abundan
los herrajes en forma de arco en los frentes del brazo para mantener
su estabilidad, así como abrazaderas en sus extremos para reforzar
la sujeción de los ejes.
El
equilibrado de este tipo de yugo es bastante interesante. A
diferencia de otras tipologías que ponen completamente la campana
por debajo del eje de rotación (como la tipología Valenciana,
Aragonesa, Catalana...) el yugo toledano levanta por encima del eje
el bronce con el fin de emplear parte del mismo como contrapeso. Para
ello se recurre a dos elementos: los ejes acodados (en forma de L) y
la escotadura de la parte inferior del brazo para empotrar a mayor
altura el bronce. Esto tiene un efecto sonoro directo, puesto que el
eje de rotación se encuentra a un cuarto o a un tercio de altura del
bronce, o incluso a la mitad de la campana. El volteo de estos yugos
genera un ritmo diferente al de los yugos de ejes rectos. Si un yugo
valenciano en volteo genera un ritmo ternario con dos golpes y un
silencio, el toledano viene a generar dos golpes y un silencio
equiparable a los dos golpes. Es por ello también, que la oscilación
de una campana con yugo toledano, genera una consecución de golpes
mucho más seguidos que el de ejes rectos.
Comparativa yugo valenciano con yugo toledano. |
El
aspecto de estos yugos es más bien pequeño y achatado. Existen unas
proporciones básicas que suelen cumplirse en esta tipología, lo que
demuestra la existencia de un patrón de construcción conocido y más
o menos generalizado dentro del territorio de la diócesis.: la
altura total del brazo y la cabeza viene a ser la de la copa de la
campana; la altura de la cabeza y el brazo suele ser la misma (la
mitad de la altura total); la escotadura inferior suele tener un
cuarto de la altura total.
Croquis de las proporciones aproximada que generalmente se empleaban en la construcción de yugos toledanos. |
Si
quieres saber más sobre los yugos toledanos te invitamos a que leas
los siguientes artículos publicados en este blog: El
yugo “toledano” (1ª parte)
https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/el-yugo-toledano-1-parte.html
, El
yugo “toledano” (2ª parte)
https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/el-yugo-toledano-2-parte.html
, Informe del campanario y campanas de Gerindote (Toledo) (epígrafes
4.1. y 4.2.)
https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/informe-del-campanario-y-campanas-de.html
y Los
Sagrados Bronces: El uso litúrgico de las campanas en la Iglesia
Católica (capítulo
VI)
https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html
3.2.2.
El toque de campanas en el antiguo arzobispado de Toledo
Al
referirnos a la tradición hispánica hemos dicho que existen
diferentes tradiciones de toque mas o menos circunscribibles a cada
obispado.
Este
patrón común debió gestarse de diferentes modos. Por un lado es
probable que los visitadores eclesiásticos (que supervisaban el
correcto funcionamiento de las parroquias) pudieran haber sido uno de
los factores que propiciara cierta uniformidad. Además existían
ciertas normas dictaminadas por la autoridad eclesiástica a través
de las constituciones sinodales que determinaban la forma de
interpretar ciertos toques en las parroquias de la diócesis. Así
mismo, otro factor de configuración de toques eran las
circunstancias locales (que debían ser entendidas por todos los
vecinos de un pueblo) y la destreza del campanero.
En
las parroquias el encargado de tocar las campanas era el campanero,
que podía o no simultanear el oficio de sacristán. En algunas
parroquias o templos de mayores posibilidades y actividad cultual el
oficio de campanero requería una exclusividad casi absoluta.
En muchas parroquias era el sacristán ejercía también de campanero. |
Los
toques principales son los destinados a convocar a los oficios
religiosos, especialmente las Misas. El toque variaba según la
fiesta del día: había toques de diario (día ferial), de domingo y
de fiesta. Solían tener como base de su ejecución la técnica
denominada “repique”, esto es, tañer las campanas (generalmente
dos campanas de timbres diferentes) con el badajo de forma rítmica y
más o menos rápida, guardándose para los días de fiesta una
ejecución más variada y adornada con cambios de ritmos. Dentro de
las fiestas solían sobresalir los toques ejecutados para el Domingo
de Resurrección, Corpus Christi y los patrones o titulares de la
parroquia, siendo frecuente que estos días las campanas se tocasen a
volteo. Con estos mismos toques también se llamaba a las
correspondientes Vísperas del día en cuestión y se acompañaban
las procesiones (caso de haberlas).
Repique de campanas |
Volteo de campana |
El
toque podía variar según el tiempo litúrgico. En muchos pueblos se
han documentado toques de Adviento y Cuaresma, cuyo gravedad
sustituía los alegres repiques en tiempos penitenciales.
Los
toques de oración diaria marcaban los momento principales de la
jornada: las tres Ave Marías (amanecer, mediodía y anochecer) y
Ánimas (una hora después del último toque de Ave María).
Los
toques fúnebres tenían diferentes momentos: el que anunciaba la
muerte de una persona (llamado “las campanadas”, “las
campanadas de muerto”, “Agonía” o “tránsito”), entierro
(llamados generalmente clamores o dobles) y las Misas de difuntos.
Otro toque que se ha grabado a fuego en la memoria de los que peinan
canas es el toque de Ánimas la madrugada de todos los fieles
difuntos.
Estos
son los toques principales de una parroquia, a los que se sumaban
otros menores (sermón, confesión, señal de cofradía -para misas
de difuntos-, viático, Alzar, bodas, bautizos etc) o de carácter
civil (arrebato, hacendera, contribución, quintos etc). En total una
parroquia normal solía tener entre unos quince y treinta toques
diferentes.
Los
toques de la Catedral eran diferentes y mucho más complejos que los
de las parroquias. Otro tanto ocurría en colegiatas y algunas
parroquias que contaban con cabildo y que, al igual que el templo
Primado, rezaban la Liturgia de las Horas. Aquí el número de toque
aumentaba considerablemente, puesto que las campanas debían tocar a
todas las horas (Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas, Completas, y
Maitines) y a la Misa Conventual (a la que debía asistir el
cabildo).
El coro es el corazón espiritual de las catedrales. En él los canónigos rezaban las Horas, anunciadas con sus respectivos toques de campana. |
Las
horas menores (Prima, Sexta, Nona, Completas) solían tocarse con un
toque sencillo y más o menos común. Las Horas Mayores (Tercia -no
es mayor pero se considera como tal porque después de ella se
celebraba la Misa Conventual-, Vísperas, Maitines) se tocaban con
mayor elaboración y variaban según la clase del día.
En
la Catedral de Toledo, por ejemplo, existían cuatro clases
distinguidas por el número de clérigos con capas pluviales que
dirigían el canto del cabildo en el coro: Fiestas de dos capas
(ferias y dominicas), fiestas de cuatro capas, fiestas de seis capas
sin procesión y fiestas de seis capas con procesión.
A
diferencia de las parroquias, cuyos toques se basaban principalmente
en el repique, los toques de la catedral se fundamentaban en el toque
“a pino” de una, varias campanas, acompañadas del toque a badajo
de las tres campanas mayores, que por su tamaño permanecen fijas.
Esta forma de toque permitía una de las principales peculiaridades
de la sede primada, el toque individual de las campanas, de forma
similar a la primera parte del toque de “solén” de Yepes
(Toledo).
Todo apunta a que ciertos templos parroquiales y algunas colegiatas
por una cuestión de prestigio trataron de imitar los toques de la
sede metropolitana. Tal es el caso del citado toque de Yepes, único
vestigio de lo que fueron los famosos “claustros” o “turnos”
de campanas de la Primada.
Toque de "Solén" de Yepes, único vestigio de lo que debieron ser los famosos y apreciados "coros" o "turnos" de campanas de la Catedral Primada. |
Lo
que es evidente es que había una diferencia clara entre el toque de
la catedral, alabado por su armoniosidad y mesura, en contraste con
los repiques y volteos de las parroquias. Como ya hemos comentado más
arriba el volteo aparece en España en torno al siglo XVI, pero en el
arzobispado de Toledo no se sabe exactamente cuándo se introduce, lo
cierto es que a finales del XVIII ya hay escritos del Cardenal
Lorenzana que hablan del volteo en las parroquias de la diócesis. En
cambio, la Catedral, y ciertos templos importantes (como colegiatas o
parroquias de cierto prestigio) o bien lo rechazaron o lo
incorporaron tardíamente (siglo XIX ó XX). En la sede toledana
parece que se empezaron a voltear las campanas, y de forma algo
limitada, a mediados del siglo XIX.
Por
desgracia sabemos muy poco del toque manual de la catedral de Toledo,
que fue signo de distinción del templo primado. Se conserva una
regla de toques en el ceremonial de Rincón (1591), que ha debido ser
la empleada, con ligeras modificaciones, hasta mediados del siglo
XIX. En este momento se debieron realizar algunas alteraciones en el
toque tradicional al introducirse el volteo de algunas campanas. A
finales de esta centuria se inmovilizan todas las campanas, tocándose
desde entonces exclusivamente a badajo.
Si
quieren saber más sobre los toques de campana en el antiguo
arzobispado Toledano puede consultar los siguientes artículos
publicados en el blog: Los
Sagrados Bronces: El uso litúrgico de las campanas en la Iglesia
Católica (capítulo
V)
https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html
y Jerarquización
litúrgica de los toques de campana
https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/jerarquizacion-liturgica-de-los-toques.html
1-
En este caso y los dos siguiente
empleamos una denominación genérica de la forma de toque, para
poder entenderla en conjunto.
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