miércoles, 16 de enero de 2019

INFORME DEL CAMPANARIO Y CAMPANAS DE GERINDOTE (TOLEDO)

JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos



1 INTRODUCCIÓN


En Junio de 2017 la comisión de cultura del Senado aprobaba la declaración del toque tradicional manual de campanas como BICI (Bien de Interés Cultural Inmaterial). Y es que el sonido de las campanas, en palabras del Doctor Llop I Bayo (campanero mayor de la Catedral de Valencia) “es invariable a lo largo del tiempo, lo que nos permite reconstruir los paisajes sonoros de nuestros municipios y transportar nuestra imaginación a tiempos pretéritos”. Así mismo, desde diferentes organizaciones como Hispania Nostra, se está promoviendo la protección del toque manual de campanas por parte de la UNESCO mediante la figura de Bien de Interés Cultural, con las consecuencias positivas que ello conlleva.

El sonido de las campanas ha marcado desde tiempos inmemoriales el día a día de la sociedad, especialmente en los pequeños municipios, y sus formas y sonidos han sido consideradas desde siempre una seña de identidad de cada pueblo. Tanto es así que es habitual encontrar nombres propios para cada campana, lo que permitía identificarlas.

Su sonido no es solo empleado como una señal para transmitir un mensaje a la comunidad, si no que al estar consagradas como instrumento litúrgico, su “voz” constituye un sonido hecho oración. Es por ello que en el momento de fundición e instalación de una nueva campana, esta es “bautizada” mediante diversas oraciones y la aspersión con agua bendita, consagrándose a la advocación de alguna devoción que tenga el pueblo que va recibir el nuevo instrumento.

Sus sonidos tan solo dejaban de oírse entre el periodo comprendido entre el canto del Gloria del Jueves Santo y el canto del Gloria de la Vigilia Pascual, momento en que el sonido vibrante de los bronces era sustituido por el golpeteo seco de los martillos de madera de la matraca, simbolizando que durante el periodo que permaneció Nuestro Señor en el sepulcro nadie salvo el madero de la cruz dio testimonio de él. Así, el sonido de las campanas ha formado parte de la vida de nuestros pueblos, y representa el primer medio de comunicación social de la humanidad, pues transmitían un mismo mensaje que llegaba de forma simultánea a un gran número de personas.

2 CAMPANARIO DE GERINDOTE


La torre de la iglesia parroquial de San Mateo de Gerindote posee un juego de campanas propio de la tradición toledana: pocas piezas con toques diversificados. En concreto posee 3 campanas (en los vanos Sur, Oeste y Norte) quedando por tanto un vano (el vano Este) sin ocupar (Imagen 1).

El estado del campanario es bastante bueno en general, con ausencia de excrementos de paloma, y un suelo de nueva planta en buenas condiciones. Se puede apreciar que ha sufrido una reforma no hace muchos años, lo que se traduce en un buen estado en general de la sala de campanas.

Por el contrario dicha reforma ha supuesto una alteración de la disposición y estructura original de la sala de campanas.

Se puede apreciar como el suelo de la sala ha sido elevado en torno a metro y medio sobre el suelo original del campanario, justo hasta la altura de los antepechos de los vanos de las campanas (Imagen 2). Esto ha obligado a subir las campanas en torno a medio metro sobre su altura original, para evitar que quedasen a escasos centímetros del nuevo suelo (Imagen 3). Para dar más seguridad a la sala se han dispuesto unas barandillas metálicas sobre los antiguos antepechos del campanario. Así mismo parece que hubo una habitación superior en la torre cuyo suelo ha sido eliminado.



Toda esta alteración en conjunto, así como el optar por un suelo cerámico en lugar de la madera que originariamente tendría, ha alterado considerablemente el componente sonoro original de la torre, potenciando los agudos y empobreciendo los graves.

Así mismo, al elevarse las campanas sobre su altura original, se ha dificultado su volteo, tanto por la instalación de las barandillas metálicas como por el riesgo de roce de la campana con la cenefa de ladrillos que adorna el arco del vano.




3 CAMPANAS DE GERINDOTE


A continuación se detallan las características de cada una de las piezas que conforman el campanario.

      3.1 Campana 1

Diámetro: 90 cm.

Peso aproximado del bronce: 420 kg.

Año de fundición: 1899.

Dedicación de la campana: San Mateo.

Otras inscripciones: consta el fundidor (Linares) y el donante de la pieza (Don Daniel, cura propio).
Yugo: Yugo de madera, de estilo toledano con ejes acodados. 7 abarcones sujetan la campana al yugo: 3 por delante, 3 por detrás y 1 atravesando el interior del yugo en la parte central. Posee palanca de volteo. Cojinetes de madera sin rodamientos, de instalación original.

Toques actuales: repique mediante electromazo interior.

Otras observaciones: buena pieza del conjunto. El yugo se encuentra en buen estado de conservación, por lo que en caso de restauración debe ser conservado, sustituyendo en él solo los elementos que puedan poner en peligro la seguridad, tales como los ejes, que deben hacerse nuevos e instalarlos con rodamientos para permitir la oscilación o volteo de la campana. El badajo es original de la campana.



      3.2 Campana 2


Diámetro: 95 cm.

Peso aproximado del bronce: 500 kg.

Año de fundición: 1961.

Dedicación de la campana: Sagrado Corazón.

Otras inscripciones: consta el fundidor (José Luís Quintana) y el párroco del momento (Don Lucio Fernández Ludeña).

Yugo: Yugo de madera, con ejes rectos. Posee numerosos refuerzos de hierro forjado, posiblemente por el temor de los fundidores a que la campana partiera el yugo dado su estado de conservación. 7 abarcones sujetan la campana al yugo: 3 por delante, 3 por detrás y 1 atravesando el interior del yugo en la parte central. Cojinetes de madera sin rodamientos, de instalación original.

Toques actuales: repique mediante electromazo interior.

Otras observaciones: buena pieza del conjunto. El yugo se encuentra en mal estado de conservación, por lo que en caso de restauración debe ser sustituido. Además consideramos que este yugo perteneció a otra campana más antigua posiblemente perdida durante la guerra civil. Es un yugo singular, que en caso de restauración de las campanas ha de ser conservado en la parroquia al tratarse de un modelo poco frecuente en la diócesis toledana. No presenta la forma típica de los yugos de dicha diócesis. Sus ejes rectos, en lugar de acodados posiblemente fueron sustituidos al instalarse nuevamente la campana. El badajo es original de la campana.



        3.3 Campana 3


Diámetro: 60 cm.

Peso aproximado del bronce: 100 kg.

Año de fundición: 1958.

Dedicación de la campana: Santísimo Cristo de la Fe.

Otras inscripciones: consta el fundidor (José Luís Quintana) así como la donante de la campana y el párroco del momento, cuyos nombres nos ha sido imposible transcribir debido a la suciedad que presentaban incrustadas las letras.

Yugo: Yugo de madera de estilo toledano con ejes acodados. Posee un refuerzo semicircular de hierro forjado. Posee palanca de volteo. Cojinetes de madera sin rodamientos, de instalación original.

Toques actuales: repique mediante electromazo.

Observaciones: El yugo se encuentra en buen estado de conservación, pero no es el original de la campana, como lo atestigua la caja de rebaje adecuada para una campana de 6 asas en lugar de 2, como las que tiene la actual. En algún momento de su historia debió estar teñido de añil, como fue frecuente en algunas iglesias del centro de España. Aun así dado que es un buen yugo y del estilo propio de la diócesis de Toledo puede ser conservado en caso de restauración sustituyendo en él los elementos que puedan ser mejorados, tales como los ejes, con rodamientos.



4 CONSIDERACIONES FRENTE A UNA RESTAURACIÓN DEL CAMPANARIO


Debido al desconocimiento general sobre el tema, en buena parte suscitado por la ausencia de campaneros (que han sido sustituidos en los últimos años por autómatas eléctricos), a continuación se expone una pequeña guía de consideraciones y exigencias que deben cumplirse ante una eventual restauración o intervención del campanario, con el fin de evitar la destrucción de patrimonio material (piezas de bronce, yugos y estética de la torre) e inmaterial (imposibilidad de ejecutar los toques tradicionales del campanario).

En primer lugar se exponen unas nociones básicas sobre las campanas de la Archidiócesis de Toledo, seguido de recomendaciones particularizadas para el campanario de Gerindote.

        4.1 LAS CAMPANAS EN LA ARCHIDIÓCESIS DE TOLEDO


La morfología de las campanas, esto es, su aspecto externo, varía según la provincia eclesiástica en que nos encontremos. Esta morfología viene determinada en su mayor parte por la forma que presente el yugo que sujeta la campana.

Esta morfología del yugo determina también de forma decisiva el tipo de toque que se puede realizar con la campana (repique, medio vuelo o volteo) y el sonido que genera la misma (especialmente en los volteos y medios vuelos).

El yugo no es ni más ni menos que el contrapeso que tienen las campanas para poder ser osciladas.
Se piensa que este tipo de toque (el paso del repique con cuerda al volteo u oscilación) surgió a finales de la Edad Media en el sur peninsular (archidiócesis sevillana) extendiéndose después al levante y centro peninsular. En el sur y el levante este tipo de toque se adquirió en la forma de volteo de la campana, lo que genera un ritmo ternario (2 golpes y un silencio) en cada vuelta completa. Por su parte en el centro peninsular, especialmente en la provincia eclesiástica de Toledo (la actual Castilla-La Mancha, Madrid y sur de Castilla y León) el toque de campana en movimiento evolucionó a dos variantes: el volteo como en el sur y levante y el medio vuelo. Si el volteo genera un ritmo ternario (dos golpes y silencio) el medio vuelo genera un ritmo binario de dos golpes consecutivos rítmicos.

Para poner en práctica estos toques surgió el denominado yugo “toledano” que a continuación pasamos a describir.

         4.2 EL YUGO TOLEDANO


Se denomina yugo toledano a una morfología de yugo propia del centro peninsular surgida en la archidiócesis de Toledo.

De forma general un yugo se compone de las siguientes partes (Imagen 4):

  • Eje: Los ejes son dos piezas de hierro insertas en acanaladuras realizadas en la parte inferior de cada lado del brazo, de forma que no entren en contacto con el bronce e impidan la transmisión de la vibración al muro. Sujetan la campana a la torre y suelen asentarse sobre unos cojinetes que tradicionalmente eran de madera, estando estos empotrados en la pared de la torre.

  • Brazo: El brazo es la pieza de madera donde se sitúa el eje de giro. Esta pieza es la principal de todo el conjunto, pues lleva fijada en el los ejes.

  • Cabeza: es la parte superior del yugo y sirve en buena medida de contrapeso. Su tamaño y forma son muy variables.


Adicionalmente los yugos pueden poseer una palanca inserta en el brazo para oscilar o voltear la campana. En el caso de Toledo, todos los yugos originales poseen esta palanca que permitía a los campaneros manejar las campanas durante los toques.

El tipo de yugo determina el contrapeso que posee la campana. En el caso de los yugos toledanos se trata de yugos relativamente pequeños para el tamaño de la campana, que contrapesan poco por sí mismos y se sirven de parte de la campana para que ella misma sirva de contrapeso. Para conseguir que parte de la campana contrapese el yugo se desarrollaron ejes acodados, en forma de “L”, que son típicos de la diócesis toledana (Imagen 5).




      Además de presentar los ejes acodados, el yugo toledano tiene rebajado el brazo, de forma que la campana queda embutida dentro de esta pieza del yugo, lo que otorga mayor robustez al conjunto.
La cabeza suele ser en general estrecha y estilizada, otorgando esbeltez al conjunto, y más que para contrapesar sirve para manejar la campana en los volteos junto con la palanca.

     Los abarcones que sujetan la campana suelen estar fijados mediante tornillos a una pieza de madera más pequeña dispuesta transversalmente a la cabeza en la parte superior.

       Así mismo, estos yugos suelen tener refuerzos metálicos semicirculares en el brazo para prevenir que la madera del yugo se raje por el peso de la campana o por secarse demasiado la madera.

     Este tipo de yugo permite un control muy preciso de la pieza durante los volteos, permitiendo tocarla a volteo completo y dejando la campana invertida boca arriba sin mucho esfuerzo.

      Así mismo permite reducir las dimensiones del vano del campanario para instalar la campana, al estar situado la linea de giro dentro del perfil de la propia campana (Imagen 6).

       Esta línea de giro no representa el punto exacto en que queda el 50% del peso por encima de ella y el 50% por debajo: de ser así, con un simple impulso la campana podría pasar bastante tiempo volteando sin volver a impulsarla. 



      En realidad representa el punto en que la descompensación de peso entre la parte inferior y superior es mas o menos del 20-25 % del peso a favor de la parte inferior. Esta descompensación es la que permite precisamente dejar parada boca arriba la campana sin mucho esfuerzo, y es la que otorga al volteo de las campanas de estilo toledanas 2 golpes más rápidos y alegres que las valencianas. El ritmo sería así más parecido a 2 golpes y dos silencios que a 2 golpes y silencio como es el caso de las campanas de estilo valencianas (Imagen 7).

       El yugo de estilo toledano además permite una oscilación de la campana sin que esta llegue a dar la vuelta completa, generándose un ritmo binario alegre. En el caso de los yugos valencianos, esta oscilación se usa para dar los toques de muerto, ya que el elevado contrapeso de sus yugos hace que el ritmo de este toque sea muy lento y suene a “campanadas” de difunto.

      Además del modelo de yugo toledano propuesto en el esquema, existe otro, menos frecuente y más arcaico, que sirve solo para oscilar las campanas sin que den la vuelta completa al presentar aun más descompensación en el contrapesado (Imagen 8).

      Esta segunda tipología de yugo aparece sobre todo en las campanas situadas en espadañas en lugar de campanarios, y que se tocan oscilando en medio vuelo.



       Todos estos motivos serían mas que suficientes para argumentar a favor de conservar este tipo de yugo en las iglesias en las que ya estaba presente. A ello se suma la alteración estética que supone su sustitución, modificando notablemente la imagen del campanario.


4.3 PROPUESTAS FRENTE A UNA EVENTUAL RESTAURACIÓN DEL CAMPANARIO DE GERINDOTE


1º En caso de una restauración/intervención integral en el campanario y sobre todas sus campanas considerense los siguientes puntos:

  • En primer lugar, restaurense los yugos. En la medida de lo posible conservense los originales en las piezas, sustituyendo en ellos las partes deterioradas que puedan suponer un riesgo para la seguridad. Especialmente creemos que pueden ser conservados los de las campanas 1 y 3. Exceptuamos en este punto el yugo de la campana 2, que no es original y no guarda la estética del campanario. Aun así este yugo debe conservarse en las dependencias de la parroquia dada su singularidad. Si se procede a sustituir los yugos por otros nuevos tomense siempre las siguientes indicaciones:
    • Sutituir los yugos de cada campana por otro nuevo de idéntica forma, tamaño y peso al original.



    • De no ser posible la opción 1 óptese por tomar uno de los yugos de la torre (recomendamos el de la campana 1) como modelo de yugo o bien el modelo adjuntado en este informe, y haganse nuevos según dicho patrón con el tamaño apropiado para cada una de las piezas.
    • Todos los yugos han de contar con ejes acodados en los que se deben instalar cojinetes nuevos con rodamientos que permitan la oscilación o volteo de las campanas.
    • Todos los yugos deben contar con una palanca de volteo.
        Téngase especial cuidado en este punto de los yugos. Generalmente las empresas de fundición de campanas les darán unos modelos estándares de yugos que no suelen corresponder al estilo toledano. Incluso si les presentan algún yugo indicandole que es toledano, fijense en las características anteriormente expuestas: si no tiene ejes acodados y cabeza estrecha NO ES UN YUGO TOLEDANO.



       Exijan pues siempre a la empresa que les haga yugos a medida de sus campanas. Quizá eleve un poco el precio de la restauración, pero conservarán el patrimonio intacto para las siguientes generaciones.

  • En segundo lugar, restaurense los piezas de bronce. Todas las piezas han de ser limpiadas de excrementos de palomas.
  • En tercer lugar, restaurense los badajos. Es recomendable que los actuales badajos, ya oxidados y algo deformados, sean sustituidos por otros nuevos de las mismas dimensiones y peso, de una sola pieza de hierro de forja. Este punto es importante ya que una alteración en el peso o la forma del badajo acarrea una alteración en el sonido de la campana al tañer. Recomendamos también que el asa del badajo sea de tipo ancla (como la que actualmente presentan) que asegura unos volteos más eficientes. La intervención corresponde a la empresa de campanas Rivera. Supuestamente el yugo instalado corresponde a un modelo toledano. Es notable la alteración estética del conjunto y la alteración en la forma de tocar la campana. Así mismo a la hora de asir los badajos al asa badajera es recomendable que se haga por medio de cuerdas de material sintético en lugar de correas de cuero, que termina por picarse si no se tiene un mantenimiento adecuado, lo que puede ocasionar el desprendimiento del badajo. Así mismo desaconsejamos fijarlos con abrazaderas de hierro como está actualmente fijado el de la campana 2, ya que el roce puede desgastar el asa badajera y ocasionar un desprendimiento del badajo. En los badajos exijase siempre a la empresa fabricante que les instale sistema de seguridad anticaidas, mediante cableado de acero.


  • Como recomendación general desaconsejamos la instalación de motores electricos para el volteo de campanas. Debido a que este toque se haría con excepcionalidad (fiestas patronales, corpus y domingo de resurrección) aconsejamos que se promueva para estos días el toque manual. La instalación de estos motores promoverá con el tiempo el empleo del volteo para casi cualquier ocasión, quitandole solemnidad y singularidad a ese toque. Así mismo dificultará que en un futuro el volteo pueda ser manual.

  • Respecto al vano Este, que actualmente se encuentra vacío, se puede o bien fundir una nueva campana o hacer una matraca (como originalmente presentaba la torre en dicho vano). En caso de fundir una nueva campana recomendamos que tenga un tono grave (existen demasiados agudos en la torre) y un diámetro de 45 cm para que empareje con la actual número 3. Así mismo, en caso de hacerse una matraca para el campanario, estaría mejor situada en el techo del mismo, donde se encontraría protegida del agua y el viento, evitándose así su deterioro.
  • Por utlimo disponganse los electromazos exteriormente a la campana de forma que permitan su volteo. Para esto además se ha de rebajar la altura de las barandillas metálicas o incluso eliminarlas.


EL YUGO "TOLEDANO" (2ª PARTE)

NOTA PREVIA: Este artículo fue publicado el 26 de septiembre de 2017 en el blog hermano Miscelánea de Arte Sacro . Las ilustraciones continúan la numeración del artículo anterior




ROMERA SOTILLO, Álvaro




6. El yugo “toledano” en la antigua archidiócesis Primada

Las características y proporciones de esta tipología debieron establecerse en los yugos de la catedral Primada, siendo posteriormente copiadas por el resto de iglesias y conventos de su jurisdicción. Su difusión debió tener lugar a través de dos vías. Por un lado, la emulación de la catedral toledana por parte del resto de iglesias de su jurisdicción. Por otro, la vía institucional, bien a través de la figura del Visitador, encargado de la inspección periódica de un partido eclesiástico, o bien a través de diferentes normativas diocesanas (1).

Ilustración 33: Mapa eclesiástico de todas las Diócesis de España y adyacentes (detalle). Madrid (1853). En color amarillo, aparece el amplio territorio de la antigua provincia eclesiástica de Toledo. Fuente: http://bibliotecavirtualdefensa.es
Aunque con el gentilicio “toledano” definimos un tipo de yugo con unas características concretas que se extendió en la antigua archidiócesis toledana, debemos ampliar el campo de estudio a toda la provincia eclesiástica, donde aparecen yugos de la misma tipología o con soluciones similares mezcladas con otras propias de regiones colindantes, donde de forma paralela se desarrollaron otros modelos muy bien definidos. 

La configuración del arzobispado toledano y su provincia eclesiástica ha variado a lo largo de los siglos. Entre el siglo XVI y mediados del siglo XIX abarcaba aproximadamente las actuales provincias de Toledo, parte de Madrid y Ciudad Real y el tercio occidental de Guadalajara, y algunas zonas de Cuenca, de Albacete, de Extremadura oriental y de la zona norte de Andalucía. La provincia eclesiástica toledana estaba compuesta por los obispados de Valladolid, Segovia, Burgo de Osma, Sigüenza, Cuenca, Córdoba, Jaen y Cartagena. Esta división, tan diferente a la actual, debemos tenerla muy presente, pues hasta el siglo XIX la distribución territorial eclesiástica fue un cauce de relación entre territorios muy importante. Desde entonces, las diferentes diócesis y provincias eclesiásticas han ido modificándose hasta alcanzar su configuración actual, que se adapta a la división territorial de comunidades autónomas y provincias. 

Dicho esto, debemos tomar también ciertas reservas. No podemos caer en el error de circunscribir en exclusividad esta tipología a un área geográfica concreta, pues las soluciones constructivas son diversas y en muchos casos coincidentes a pesar de su lejanía geográfica. Del mismo modo, tampoco podemos encorsetar y aplicar a rajatabla las características ya explicadas sobre esta tipología, máxime si tenemos en cuenta que buena parte de los yugos tradicionales eran realizados por carpinteros y herreros locales. 

Las normas generales ya comentadas se materializan de diferentes formas en función del conocimiento de los diferentes artesanos locales y las materias primas.  No obstante, ya en el siglo XVI existe el oficio de “enejador” (2), es decir, de poner en eje las campanas, especializado en la fabricación de yugos. Es posible que este oficio sirviese para sentar unas pautas generales y unas proporciones que posteriormente fueron difundidas e imitadas. En el siglo XIX, o quizás un siglo antes, aparecen talleres semiestables que abastecen las necesidades de los pueblos del entorno, aunque en muchas ocasiones son también requeridos para poblaciones muy distantes. De estos talleres salieron yugos más o menos seriados con unas siluetas perfectamente reconocibles.

Como ya hemos comentado más arriba, los yugos del campanario catedralicio de Toledo marcaron las pautas de esta tipología. El conjunto está compuesto por dos címbalos (de tres asas), uno en el tejado de la nave central (para coordinar los toques con las celebraciones litúrgicas) y otro, que estaba situado en la terraza superior de la torre, empleado para llamar a coro; ocho campanas de movimiento en los ventanales del cuerpo inferior del campanario, y tres fijas, dos de ellas en el cuerpo superior y la grande, la famosa campana “Gorda”, la más grande y pesada de toda España, en el centro del cuerpo inferior junto a las ocho de movimiento. El tamaño y peso total del conjunto es abrumador. La campana más pequeña (sin contar los címbalos), pesa una tonelada y es más grande que muchas campanas mayores de otras catedrales. Todo ello tiene una explicación simbólica para subrayar la importancia de la catedral de la sede Primada. 

Los yugos de las campanas de la catedral de Toledo presentan una serie de peculiaridades que refuerzan la excepcionalidad de este conjunto y que no fueron, en general, imitadas por el resto de iglesias: un único eje que cruza de lado a lado y que en alguna de ellas atraviesa el asa central de la campana; los tirantes de sujeción de las campanas se fijan mediante cuñas de madera (característica propia de los yugos medievales, pero que en ocasiones se ha mantenido hasta nuestros días, especialmente en áreas rurales); las palancas de hierro (desaparecidas a principios del siglo XX) estaban curvadas hacia abajo (su anilla casi caía por debajo de la propia campana), y ancladas en la parte inferior de los brazos y no en el centro del brazo, como suele ser habitual. 

En el eje Toledo-Madrid se encuentran los yugos que mantienen un tipología más “pura” , con las  proporciones y elementos arriba explicados (ver Ilustraciones 1, 5, 14 19, 22, 23, 26, 34, 35, 36, 37). Se repite con frecuencia, sobre todo en ciudades como Madrid, un tipo de yugo con unas formas muy definidas, con perfiles de gola en la parte superior del brazo, el remate del contrapeso y en la pieza superior del cabezal. 

Ilustración 34: Campana "Vieja", iglesia de San Julián, Santa Olalla (Toledo). Fuente: http://cofradiajesusdemedinaceli.blogspot.com.es

Ilustración 35: Campana de la iglesia de Santiago del Arrabal, Toledo. Foto: Pau SARRIÓ ANDRÉS / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 36: Campanas de la Colegiata de Torrijos. Foto: David Miguel Rubio / Fuente: http://realdesanvicentepuebloconencanto.blogspot.com.es/
Ilustración 37: Campana de la iglesia de San Andrés (Madrid). Foto: Luis BALDÓ BLANCO / Fuente: http://campaners.com
En ocasiones, podemos encontrar yugos de esta tipología en poblaciones fuera del área geográfica estudiada. Por ejemplo, encontramos yugos madrileños en la iglesia del Cristo de Jalón de Granja de San Pedro, en el municipio zaragozano de Monreal de Ariza fechados en 1859 y realizados en unos talleres situados en la plaza de las Salesas, que Álvaro Muñoz y Llop i Bayo atribuyen al fundidor Cosme Alonso (3) (ver Ilustración 38). 

Ilustración 38: Campana San Rafael de la Iglesia del Santo Cristo de Jalón de Granja de San Pedro (Zaragoza). Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ; Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Pero como venimos diciendo, no siempre nos encontramos con yugos que mantengan a rajatabla las proporciones ya mencionadas. Existen interesantes conjuntos que varían las medidas y las proporciones, como los yugos de las campanas grandes de Torrelaguna (Madrid) (ver Ilustración 39), o el antiguo yugo de la campana Gorda de la parroquia de Ajalvir (ver Ilustración 19). Los primeros con brazos relativamente bajos y alto contrapeso, el segundo con un alto brazo y un contrapeso muy pequeño.

Ilustración 38: Campana grande, Torrelaguna (Madrid). Foto: Luis BALDÓ BLANCO / Fuente: http://campaners.com
La parte occidental de Guadalajara perteneció hasta 1955 al arzobispado de Toledo. A pesar de la lejanía, el modelo toledano estaba muy implantado en la zona. Hasta el año 2013 la campana “del Montón” de Torija ha conservado el yugo de madera de nogal realizado en 1951 por el carpintero local (ver Ilustración 27). Éste seguía fielmente las proporciones y características del yugo “toledano”. Aunque la destrucción generalizada de la guerra civil hizo desaparecer la gran mayoría de campanas e instalaciones tradicionales, se conservan interesantes yugos que demuestran su filiación toledana (ver Ilustraciones 4, 15, 25 y 40)

Ilustración 40: Campana de la Concatedral de Guadalajara 1923-1936. Foto: Tomás CAMARILLO HIERRO / Fuente: http://www.cefihgu.es/

En la capital de esta provincia conocemos la existencia, al menos desde el siglo XIX (es probable que incluso antes), de un taller de fundición de campanas más o menos estable del que también pudieron salir yugos seriados. Este taller de fundición está asociado, al menos desde las primeras décadas del XIX, a la saga de los “Corral”, fundidores de origen cántabro. A mediados, y sobre todo a finales de esta misma centuria, aparecen dos apellidos asociados a la citada saga, los “Quintana” y los “Colina”. Éstos trabajaron intensamente en esta provincia y en otras vecinas hasta los años sesenta-ochenta del siglo XX. De estos talleres pudieron salir yugos seriados como los de Valfermoso de Tajuña (Ilustración 25) y Romanones (Ilustración 41). Éstos, por su hechura y estado de conservación, debieron ser realizados en el siglo XX. Presentan unas características fácilmente identificables: son extremadamente achatados, de escaso contrapeso; pequeño cajeado para la corona en la parte inferior del brazo; pequeños ejes acodados, y ausencia de palanca.

Ilustración 41: Yugo arrumbado en el campanario de la iglesia parroquial de Romanones (Guadalajara). 

Parece que en el siglo XVIII ya debía haber modelos seriados a juzgar por los yugos conservados en Centenera4 (Ilustración 43) y el pueblo molinés de Tartanedo (a 140 kilómetros de distancia del primero) -Ilustración 42-. 

Ilustración 42: Fotograma del volteo de una campana. Tartanedo (Guadalajara). Fuente: https://www.youtube.com/
Ilustración 43: Campana grande de Centenera (Guadalajara). 
En la zona sur del arzobispado, en Ciudad Real, esta tipología se mantuvo viva hasta bien entrado el siglo XX. La ilustración 44 muestra la subida de una campana a la nueva torre de la iglesia de Campo de Calatrava, inaugurada en 1962. Uno de los presentes en la fotografía es el carretero local -Julián Vela-  autor del yugo. Como podemos ver mantiene las proporciones y los elementos característicos de este tipo de yugos. 

Ilustración 44: Subida de una campana en Campo de Calatrava (1962). Entre los retratados aparece Julián Vela, autor de del yugo. Fuente: http://www.entredosamores.es/


7. El yugo “toledano” en la provincia eclesiástica de Toledo

Las formas toledanas tuvieron también su repercusión en los diferentes obispados que integraban la antigua provincia eclesiástica hasta 1851, aunque combinadas con otros elementos y planteamientos propios de las tradiciones del entorno. 

En una fotografía del libro Las campanas de las catedrales de Castilla y León (5) puede verse el interior del campanario de la catedral de Segovia antes de su última restauración. En ella aparecen tirados por el suelo del campanario los antiguos yugos de madera. Uno de ellos, de pequeño tamaño y situado en primer plano, muestra el perfil característico de los yugos “toledanos” (ilustración 45). En el campanario de la Santísima Trinidad de la misma ciudad, una de sus campanas conservaba hasta hace poco un yugo que mantenía perfectamente las proporciones y características del tipo “toledano”. Contaba además con una pieza de madera suplementaria en su parte superior y otros interesantes elementos propios de la tradición castellano-leonesa como son los pares de listones de sujeción en los extremos de los frentes o las grapas sujetando los tirantes. Es de lamentar que en una reciente intervención el yugo (que en apariencia presentaba un aspecto bastante sólido) haya sido sustituido sin tener en cuenta estos elementos. 

Ilustración 45: Interior del campanario de la Catedral de Segovia antes de su última restauración. En el suelo se conservaban tirados los antiguos yugos de madera. Foto: SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio; ALONSO PONGA, José Luis: Las campanas de las Catedrales de Castilla y León. Valladolid, 2002, p. 110, también publicada en http://campaners.com
Ilustración 46: Campana de la iglesia de la Trinidad de Segovia (antes de su reparación). Fuente: http://campanasquintana.es

Una situación muy parecida encontramos en Valladolid. En la iglesia de Santiago de la capital pucelana se conserva una campana con un gran yugo trazado según las proporciones toledanas.  

Ilustración 47: Campana grande de la iglesia de Santiago (Valladolid). Foto: Daniel SANZ PLATERO / Fuente:http://campaners.com
En los antiguos obispados de Osma y de Sigüenza, cuya antigua extensión abarcaba aproximadamente la provincia de Soria, parte de Burgos, y el centro y este de Guadalajara, se dio una peculiar tipología de yugo de gran personalidad (6). Ésta consiste en yugos compuestos de un brazo de menor altura que el toledano, de sección más o menos cuadrada y rectos, con una pequeña escotadura en su parte inferior para recibir las asas. Este ahuecado en pocas ocasiones llega a cubrir el hombro. El contrapeso, de mayor altura que el toledano, se compone de tres piezas, siendo la segunda de gran volumen. La tercera pieza es el pequeño cabezal de sujeción de los tirantes. A veces los yugos carecen de esta pieza y la sujeción se realiza con cuñas. Este tipo presenta un sinuoso diseño de siluetas bulbosas acompañadas de labores de talla con motivos decorativos dieciochescos de carácter popular. El esquema general se aproxima más al cuadrado que al piramidal o de cruz griega de los toledanos. Son piezas realmente interesantes, en ocasiones más que las propias campanas, por la cuidada labor de talla y la belleza de sus formas (Ilustraciones 48-51).

Del taller seguntino regentado por la familia Colinas a finales del siglo XIX y primeras décadas del  XX, salieron multitud de yugos seriados que difundieron la tipología característica de esta diócesis más allá del obispado (Ilustraciones 52-54). 

Ilustración 48: Campana mayor de la parroquia del Espino (Soria). Fuente: http://campaners.com
Ilustración 49: Melena de la campana María de San Millán de la Concatedral de Soria. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ; Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 50: Yugo de la campana Asunción y San Pedro de la catedral de Burgo de Osma. Uno de los yugos posiblemente más bellos e interesantes de toda España. Foto: Manuel LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 51: Campanas de Balbacil (Guadalajara)
Ilustración 52: Campana del Reloj (1893), con yugo construido por "los Colinas" de Sigüenza. Ateca (Zaragoza). Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ; Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 53: Publicidad de la casa Colina, establecida en Sigüenza. Fuente: http://campaners.com
Ilustración 54: El Obispo de Madrid bendiciendo las nuevas campanas de la iglesia de Bellas Vistas de Madrid el uno de marzo de 1918. Los yugos son de la casa Colina de Sigüenza. Foto: José ZEGRI / Fuente: http://abcfoto.abc.es

Junto al desarrollo de la tipología seguntina, la estrictamente “toledana” también tuvo su repercusión. En una fotografía de la guerra civil puede verse la silueta de la campana Grande de la catedral de Sigüenza. En la toma puede apreciarse el imponente yugo del bronce, que destaca por el volumen de su alto brazo y el pequeño cabezal rematado en sendas volutas. 

Ilustración 55: Campanario sur de la catedral de Sigüenza después de los bombardeos. En rojo la campana grande con su antiguo yugo de madera. Fuente: http://guadalajara1936-39guerracivil.blogspot.com.es
En el antiguo obispado de Cuenca la tipología toledana debió tener también mucho calado. Las pocas fotografías que se conservan de la desaparecida torre del Giraldo de la catedral nos muestran campanas con yugos muy similares a los de la vecina Toledo (Ilustraciones 56 y 57). En Requena, ciudad que hoy pertenece a la Comunidad Valenciana pero que antiguamente fue conquense en lo religioso y lo político, se conservan algunos yugos “toledanos” (Ilustración 58).

Ilustración 56: Campanas pequeñas de la desaparecida torre "del Giraldo" de la catedral de Cuenca. Los yugos siguen similares patrones que los toledanos. Fuente: http://www.elblogdecuencavila.com/
Ilustración 57: Restos de la torre del Giraldo de la catedral de Cuenca tras su hundimiento en 1902. Las dos campanas romanas montan en yugos similares a los toledanos. Fuente: http://photoinvestigacionchema.blogspot.com.es
Ilustración 58: Campana "Concepta" de la iglesia de Santa María de Requena. El yugo mantiene las propociones y los elementos propios de un yugo toledano. Foto: Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com


Al igual que ocurrió en muchos aspectos culturales, los territorios castellanos sirvieron como referente para la implantación de la nueva cultura cristiana en los antiguos reinos musulmanes del sur. El conjunto de campanas de la catedral de Toledo (campanas grandes fijas, y el resto de movimiento) sirvió de modelo para configurar los conjuntos de las catedrales meridionales de la antigua provincia eclesiástica toledana (Cartagena, Córdoba y Jaén).  Las soluciones empleadas para contrapesar las campanas toman también como referente el modelo toledano.

En la antigua diócesis de Cartagena (abarcaba gran parte de Albacete y Murcia) la tipología toledana debió ser bastante empleada, como muestra el yugo de Alpera -Ilustración 59- o de Cenizate -Ilustración 6-,ambos en la provincia de Albacete. Son frecuentes, sobre todo en Murcia, los yugos con contrapesos más altos con esquema en cruz, semejantes a los empleadas en Andalucía Oriental (Iustraciones 60-63).

Ilustración 59: Campana "Santa Marina" de Alpera (Albacete) con su yugo, del siglo XVIII. Fuente: http://www.alpera.es/
Ilustración 60: Campana "María de las Angustias", Parroquia del Salvador de Caravaca de la Cruz (Murcia). Foto: Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 61: Campana "Gorda" del campanario de la Trinidad de Alcaraz (Albacete). Foto: Eliseo MARTÍNEZ ROIG / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 62: Campana "Santa Bárbara Mayor", Catedral de Murcia. Yugo antes de la restauración. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 63: Campana "Santa Bárbara Mayor", Catedral de Murcia. Yugo antes de la restauración. Detalle del eje acodado y reforzado. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO/ Fuente: http://campaners.com
En los obispados andaluces de Córdoba y Jaen las características y elementos de la tipología toledana (brazos altos, campana empotrada, ejes acodados) se mantienen más o menos vigentes, combinados con elementos propios de Andalucía como son los contrapesos altos, estrechos y de perfil muy decorado. Encontramos yugos con un planteamiento cercano al toledano en la campana San Pedro de la Catedral de Córdoba (Ilustración 64) o en los antiguos yugos del campanario de la parroquia Mayor de Santiago de Montilla (Ilustración 67). Presentan algunas peculiaridades como la ausencia de ejes acodados o los brazos más bien bajos y de sección cuadrada. En la Catedral de Jaen se conservaba hasta el año 2007 una campana del siglo XVIII con su yugo. Éste tenía un brazo de ejes acodados y reforzados con cajeado central que empotraba la campana hasta los hombros. En los frentes sendos herrajes en forma de arco reforzaban el yugo. Su esbelto contrapeso evidenciaba su filiación andaluza (Ilustraciones 65 y 66). 

Ilustración 64: Campana "de Santiago", Parroquia Mayor del Señor Santiago, Montilla (Córdoba). Foto: Ruquer / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 65: Campana "San Pedro", Catedral de Córdoba. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 66: Campana del siglo XVIII, Catedral de Jaén. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 67: Campana del siglo XVIII. Detalle del eje acodado. Catedral de Jaén. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Similar esquema presentan los yugos de las catedrales de la Andalucía Oriental aglutinados en torno a la sede metropolitana de Granada, de la cual dependían las sedes de Guadix y Almería. La sede de Málaga, aunque perteneciente a la provincia eclesiástica sevillana, participa de las mismas características de la antigua provincia granadina.

El campanario de la catedral de Granada, calificado por Álvaro Muñoz y Llop i Bayo (7) como una “cápsula del tiempo” por conservar íntegra su instalación tradicional, es directamente deudor del modelo de yugo “toledano”. Los yugos de los “esquilones” (pequeñas campanas situadas en la parte baja de los ventanales grandes) mantienen los elementos y proporciones del modelo toledano en todos sus aspectos (Ilustración 68). El resto de campanas mantiene ciertos elementos, pero alterando levemente el esquema piramidal y achatado con el contrapeso alto y estrecho habitual en Andalucía (Ilustración 69). La forma de los ejes acodados presentan una peculiaridad local. Éstos no hacen un ángulo recto que nace en el extremo del brazo, sino que salen en diagonal unos centímetros antes de llegar al extremo (Ilustración 72). Una extensión de esta pieza continúa en la acanaladura hasta el extremo del brazo, donde es recogida por una abrazadera. Los yugos de la Catedral de Málaga conservaban una forma similar a la granadina; sin embargo, carecían de palanca en el brazo. La existencia de unas asas en los extremos superiores de los yugos nos hacen sospechar que eran empleadas para balancearlas (con un campanero subido encima) o para agarrar el yugo cuando éste pasaba por abajo (Ilustración 71).

Ilustración 68: Esquilón de los Reyes Católicos, Catedral de Granada. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 69: Campana "Concepción" o "la Espinaquera", Catedral de Granada. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 70: Campana "San Ciricao y Santa Paula", Catedral de Málaga. Yugo original ante de la restauración del año 2005. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
Ilustración 71: Antiguos yugos antes de la restauración de 2005. Catedral de Málaga. Foto: Mari Carmen ÁLVARO MUÑOZ y Francesc LLOP i BAYO / Fuente: http://campaners.com
El modelo toledano aparece también de forma excepcional en la Andalucía occidental, en el antiguo reino de Sevilla. En la ilustración 72 podemos ver el yugo de una campana de la iglesia de Santiago de Jerez de la Frontera (Cádiz) con las proporciones y elementos propios de los yugos toledanos. Resulta interesante la presencia de esta tipología en una ciudad en la que estaba muy extendida la tipología de yugo sevillano, que presenta unas características muy concretas. 

Ilustración 72: Campana de la Iglesia de Santiago de Jerez de la Frontera (Cádiz). Foto: Saulo RUIZ MORENO / Fuente: https://es.pinterest.com/



8. Restauración y protección

Restaurar es devolver un objeto a un estado o estimación que antes tenía; por tanto, el primer paso para poder restaurar es conocer la situación previa que se pretende recuperar. Aquellas intervenciones que no se plantean esta meta no pueden ser llamadas restauraciones sino reparaciones (aunque en ocasiones podría hablarse de destrucciones, más que de reparaciones).

El yugo no es un objeto accesorio o secundario, al contrario, es un elemento imprescindible para la operatividad de la campana. Por tanto, empleando las palabras de Llop i Bayo, la restauración de campanas se debe basar “en un concepto amplio del patrimonio: la campana por sí sola no es nada, ya que, como sabemos, sus accesorios modifican el sonido, el timbre y la potencia de su voz. Y precisamente aquellos accesorios hechos de madera y a veces de piedra, y con los herrajes de hierro forjado, forman parte íntima del bronce: la campana y el yugo deben ser considerados una misma cosa ya que al modificar el segundo, el primero pierde voz y belleza” (8). Debemos entender el campanario, (con sus instalaciones tradicionales, la altura de las campanas, los yugos y el propio bronce) como un gran instrumento musical. Por tanto, la restauración de yugos se inserta dentro de un plan de restauración cuyo objetivo es la recuperación de la sonoridad tradicional de todo el conjunto. Este plan comprendería: la restauración o reposición de los yugos, la recuperación de la forma y elementos tradicionales de las salas, y el trabajo con las empresas instaladoras o fabricantes de mecanismos de toque para que las instalaciones mecánicas gestionadas por microprocesadores actúen del mismo modo que lo hace un campanero y sin impedir además el toque manual (9). Como podemos imaginar, nos enfrentamos a una labor de recuperación muy compleja con una vertiente material (campanas, yugos, instalaciones) y otra inmaterial (el toque de campanas) íntimamente ligadas. El primer paso que se debe realizar para poder llevar a cabo la restauración es la documentación de campanas, yugos e instalaciones. Pero por delante de éstos, resulta más apremiante la documentación en vídeo de los toques manuales tradicionales, pues los ejecutantes y receptores son cada vez menos.

La recuperación de la sonoridad tradicional, propia de un mundo antiguo ya desaparecido que era amante de la diferencia, es una labor complicada. Los campaneros tradicionales y los oficios artesanales vinculados a la fabricación de campanas y yugos prácticamente han desaparecido. Desde los años sesenta las empresas instaladoras sustituyeron los antiguos yugos de madera por otros seriados de hierro. Cada empresa imponía la forma de toque que mejor le parecía. Algunas optaron por el volteo como única forma, otras se limitaron a colocar martillos eléctricos cuyas intervenciones resultaban más económicas. Esto supuso una destrucción patrimonial de proporciones asombrosas, llevándose por delante formas y tradiciones ancestrales. 

Concretando este fenómeno en el área geográfica correspondiente al presente trabajo (Castilla- la Mancha principalmente), la implantación de mecanismos automáticos pasó como una apisonadora por lo mucho o poco que quedaba de la tradición local, convirtiendo el volteo (cuyo uso, no generalizado, era bastante restringido) en la única forma de toque y olvidando en muchos casos otras formas como el balanceo o el repique. De hecho, actualmente, cuando surgen iniciativas para recuperar el toque de campana, se suele tomar como referencia lo más conocido y espectacular, el volteo, sin prestar atención a la tradición de la localidad, que seguramente contenía toques mucho más variados, ricos y expresivos. Resulta lamentablemente elocuente la noticia de la sustitución del yugo de la campana grande de Alpera (Albacete) (10), intervención que tuvo lugar en un templo catalogado como BIC (11). En esta “reparación” se sustituyó un impresionante yugo “toledano” -Iustración 59- labrado primorosamente en una sola pieza en madera de carrasca en perfecto estado de conservación y con cerca de trescientos años, por otro de hierro. En las noticias publicadas sobre esta intervención, se anunciaba que el cambio del yugo iba a permitir el volteo, forma de toque ajena a la localidad, pues hasta entonces las campanas solo balanceaban, como era normal en la gran mayoría de localidades “toledanas”. Esta noticia da prueba del nivel de olvido y desconocimiento de la tradición local al que se ha llegado en los territorios antiguamente “toledanos”, donde el balanceo alto, por su armoniosidad y gravedad, era el específico de las fiestas. Éste, además, se combinaba con el repique de una o varias campanas, tomando como base rítmica el movimiento armonioso del balanceo. 

La solución para garantizar la conservación de este patrimonio pasa por varias vías de actuación, vigentes desde hace años en algunos territorios como la Comunidad Valenciana. 

Una de ellas es la aplicación de criterios propios de la restauración, así como la normalización de este tipo de intervenciones. Antes de empezar a trabajar, el primer paso de una restauración debe ser  determinar qué es lo que se debe hacer y qué valores son los que se han de recuperar. Las líneas de actuación deben estar fijadas en un informe de restauración previo, redactado por profesionales que conozcan este campo patrimonial. Por desgracia, todavía queda mucho que trabajar en este aspecto. A nivel general se entiende que antes de intervenir en un retablo o un tapiz es imprescindible un informe de restauración, pero no ocurre lo mismo con las campanas.   

Gracias a la labor que desde los años noventa se ha llevado a cabo en la Comunidad Valenciana, la instalación de yugos de madera se ha extendido por todo el territorio nacional. El hecho de que la mayoría de las empresas de este sector sean valencianas y de que alguna de ellas solo instalen yugos de madera, ha favorecido la difusión de esta opción frente a los yugos de hierro; no obstante, a día de hoy se siguen instalando estos últimos, incluso en campanas históricas, lo cual hace peligrar seriamente su conservación. 

Con frecuencia, la estrategia empleada en muchas intervenciones que se realizan sobre conjuntos que cuentan con yugos de madera es sustituir directamente el antiguo por otro nuevo y en el mejor de los casos “museaizar” el antiguo. Esta estrategia es empleada con frecuencia en la mayoría de los bienes patrimoniales de carácter etnológico; sin embargo, siempre que el estado de conservación del yugo no lo desaconseje, la opción óptima pasaría por mantener “vivo” el yugo y restaurarlo aplicando los mismos criterios y técnicas que si se tratara de un bien mueble de madera como puede ser un retablo, insertando piezas de madera o resina sintéticas en las partes dañadas. En el caso de que el yugo fuera irrecuperable, debería ser sustituido por otro nuevo que mantuviera el mismo diseño y perfil del antiguo. El nuevo yugo debería conservar los herrajes del anterior poniendo como límite la integridad y seguridad del bronce. La conservación de yugos toledanos va más allá de la conservación patrimonial, etnológica o estética, pues la mayoría están realizados en grandes piezas madera de olmo (en ocasiones de más de medio metro de altura), especie desgraciadamente extinta por la grafiosis.

Por desgracia la cadena entre los antiguos artesanos (carpinteros y herreros) y los actuales constructores de yugos se ha roto. Esta ruptura supone la pérdida de todos los conocimientos prácticos acumulados a lo largo de los siglos. Varias generaciones median entre los últimos constructores artesanos y los actuales instaladores, que desde la ingeniería tratan de solucionar desde cero problemas que se habían resuelto satisfactoriamente con técnicas tradicionales. Un hito en la recuperación de los yugos tradicionales (valencianos) fue la restauración de los conjuntos de Cheste y Vilafamés, cuya intervención fue precedida de un interesante estudio sobre las proporciones y características formales de los yugos valencianos (12). Es en este punto donde radica uno de los principales problemas: por lo general, el diseño de los nuevos yugos de madera poco tiene que ver con la tipología local. En el caso “toledano”, se suele recurrir a perfiles que se parecen a los originales pero suprimiendo los ejes acodados, haciendo los brazos rectos por la parte inferior o aumentando el contrapeso para que el motor pueda voltear la campana con mayor facilidad. En otros casos directamente se recurre a tipologías ya conocidas, como la valenciana, cuya operatividad es ampliamente satisfactoria. Estas restauraciones no pueden ser consideradas como tales, puesto que no están recuperando las características propias del yugo que sustituyen (Ilustraciones 73-75). 

Ilustración 73: El "Campanón" de Tarazona de la Mancha (Albacete) con su yugo antiguo. Fuente: http://campaners.com
Ilustración 74: El "Campanón" de Tarazona de la Mancha. En 2012 se sustituyó su primitivo yugo por uno de tipo valenciano que permite voltear el bronce. Foto: Francisco GÓMEZ JIMÉNEZ / Fuente: http://campaners.com

En estos últimos años se han realizado intervenciones bastante más afortunadas que las anteriores, las cuales han planteado la recuperación de yugos de tipología, basándose en el diseño de los yugos antiguos o tomando como referencia otros conservados en pueblos del entorno. Sirvan de ejemplo las restauraciones que se levaron a cabo en Orgaz (Toledo) en 2009 -Ilustración 76- o en Valdesaz (Guadalajara) en 2013 -Ilustración 77-, en las que se planteó la recuperación de la tipología original tomando como referencia yugos de localidades vecinas. Por desgracia estos dos ejemplos, y algunos pocos más, son iniciativas aisladas y minoritarias. 

Ilustración 75: Campanario de Berninches (Guadalajara). A la izquierda campana original, romana con yugo toledano. En torno a 2009 se fundió la campana de la derecha, que fue dotada de un yugo que se asemeja al valenciano.
Ilustración 76: Una de las nuevas campanas de Orgaz con su nuevo yugo inspirado en el perfil tradicional toledano. Fuente: https://www.ayto-orgaz.es
Ilustración 77: Campana "Grande", Valdesaz (Guadalajara). En la restauración llevada a cabo entre 2012 y 2013 se repusieron los yugos de madera siguiendo el diseño tradicional. 
Las empresas instaladoras son en ocasiones reticentes a construir yugos de tipo toledano porque podrían presentar una serie de inconvenientes que pueden generar problemas de conservación. Uno de ellos, ya lo hemos comentado, la posibilidad de que la madera se hienda cuando los brazos están muy recortados y no hay continuidad en la fibra. Otro problema son los ejes acodados, que requieren un mantenimiento constante para evitar que se desequilibre la campana, y además, pueden llegar a causar la rotura de los badajos cuando se abusa del volteo. Sin embargo, estos argumentos no son escusa para no seguir realizando esta tipología, puesto que parten de la premisa de que todo yugo debe tener una configuración y disposición apta para volteo, obviando que esta forma de toque no se daba necesariamente en todas partes y, cuando se daba, se limitaba a ocasiones puntuales. 

La mejor manera de normalizar y proteger este patrimonio debe implicar también a las instituciones. En este aspecto la Comunidad Valenciana ha sido modélica: promoviendo e incluso financiando el inventario de las campanas de la región. Desde el año 1987 se han propuesto nuevos modelos de restauración basados en la recuperación sonora y de los toques y, en la medida de lo posible, la recuperación manual. Asimismo, se veló por garantizar que se cumplieran criterios de restauración en las intervenciones de campanas, recuperando los yugos de estilo valenciano. Esta Comunidad ha sido también pionera en la protección del patrimonio inmaterial. En 2010 fue declarado Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial y Religioso la procesión del Corpus Christi de Valencia, incluyendo como uno de los actores secundarios a los campaneros de la Catedral (13). En 2013 un nuevo decreto declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial los toques manuales de campanas de la Iglesia de la Asunción de Albaida, el campanar de la Vila de Castellón de la Plana, la Catedral de Segorbe y la Catedral de Valencia (14). Los pasos seguidos en esta Comunidad son un ejemplo que debería ser imitado en el resto de autonomías. En el caso del área geográfica tratada en este artículo, todavía queda mucho por hacer en este aspecto. Es aún muy necesario seguir inventariando: a día de hoy son muy pocos los campanarios documentados. 

Aparte de la vía institucional, existe otra vía de actuación, que es la de la divulgación, orientada a la puesta en valor de las campanas y sus toques, de forma que la comunidad vuelva a hacerlas suyas y a reconocerlas como parte de su cultura e identidad. Debe también incentivarse la recuperación manual de las campanas e integrarse como un hecho social y patrimonial más. Los medios para la recuperación pasan también por fomentar las asociaciones culturales con estos fines. En 2013 se fundó la Asociación de de Campaneros de Castilla-la Mancha (15) cuyo objetivo es velar, potenciar y defender el patrimonio campanero de esta comunidad autónoma. Existen también algunos grupos de personas reunidos con fines similares a nivel local, que han promovido la recuperación de conjuntos y la recuperación de toques, como es el caso antes citado de Orgaz (Toledo). 


NOTAS

- En el caso toledano esta vía no ha sido estudiada, sin embargo son conocidas algunas normas dictadas en otras diócesis, como la de Valencia, que en un apéndice de las Constituciones Sinodales de 1631, da indicaciones sobre las torres campanario, las campanas e incluso sobre los yugos. Sobre el yugo se dice que “ha de ser bien proporcionado, de manera que por demasiado grande y pesado, no tenga decantada la canpana, ni la haga bolver demasiadamente aprisa, quando se tañere a buelo, porque con la velocidad de las vueltas la lengua no asienta, sino que el golpe hiere muy de paso en la canpana y asi suena muy poco. Tanpoco ha de ser el yugo tan pequeño y ligero, que aun con gran fuerza sea trabajoso, y dificultoso el bandearla y boltearla. […] Los encaxes y asientos de los exes de las canpanas no esten corno en el ayre salidas de los maderos, o pilares, que tuvieren en medio las dichas canpanas, corno se ve en algunas partes; porque con su peso y continuo movimiento sera facil saltar, y caer la canpana, ronperse ella, y si fuere grande hundir alguno, o algunos de los suelos de la torre. Por esto han de ser los dichos asientos y encaxes, encorportados, o cavados en los maderos, o pilares dichos.” BENLLOCH POVEDA, Antonio (Ed.): "Advertencias para los edificios y fabricas de los Tenplos y para las diversas cosas que en ellos sirven al culto divino y otros ministerios". Apéndice del Sínodo Diocesano del arzobispo ALIAGA, València (1631). Universidad Politécnica de Valencia, Facultad de Teología de San Vicente Ferrer. Valencia, 1995. Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=1361 (consulta 01/08/ 2017).

- Existen referencias documentales de la catedral de Toledo datadas en el siglo XVI del pago al enejador Melchor de la Plaza por diversas reparaciones en los yugos de las campanas. En 1573 la Obra y Fábrica de la catedral de Toledo creó el oficio de “enejador”, el cual mensualmente debía revisar las instalaciones y efectuar todas las reparaciones que fueran precisas para el correcto funcionamiento de las campanas. Cobraba un sueldo anual de 24.000 maravedís. Cfr. ALONSO MORALES, Mercedes,Campanas de la catedral de Toledo. Campana gorda, Aranjuez, 2005, pp.129-130. Este oficio aparece también en estos mismos años en otras zonas de Castilla. Cfr. ALONSO PONGA, José Luis; SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio, La campana. Patrimonio sonoro y lenguaje tradicional, Madrid, 1997, p. 48.

- ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc: “Iglesia del Cristo del Jalón de Granja de San Pedro. Monreal de Ariza (Aragón)”, en http://campaners.com/php/campanar.php?numer=7118 (consultado 02/08/2017).

4 - Aunque es un tema pendiente de estudio, todo apunta a que en Guadalajara existió un taller estable de campanas que abastecía a pueblos de la actual provincia. Todavía es conocido el emplazamiento de este antiguo “corral de campanas”. Hay datos fehacientes que demuestran la existencia de un taller más o menos estable regentado por los Corrales en el siglo XIX, pero su existencia posiblemente sea anterior. Según la tradición oral de Centenera, sus campanas, (del siglo XVIII) fueron fundidas en Guadalajara y dada su proximidad con la ciudad trasladadas en carros. 

5 - SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio; ALONSO PONGA, José Luis: Las campanas de las Catedrales de Castilla y León. Valladolid, 2002, p. 110.

6 - En la zona de Soria, al igual que en buena parte de Castilla y León, los yugos son llamados “melenas”.

7 - ÁLVARO MUÑOZ, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc: “Catedral de la Encarnación. Granada (Andalucía)”. Enhttp://campaners.com/php/campanar.php?numer=223 (consulta 02/08/2017).

8 - LLOP i BAYO, Francesc: “Nuestras campanas (8). Contrapesos de madera (2)”, Iglesia de Valencia, Valencia, 1991. Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=1023 (consulta 28/07/2017).

9 - LLOP i BAYO, Francesc: "Un patrimonio para una comunidad: estrategia para la protección social del Patrimonio Inmaterial",Patrimonio Cultural de España, 0 (2009), pp. 133-144.

10 - Descuelgan dos de las campanas de Santa María de Alpera para restaurarlas. (7 de noviembre de 2014). La tribuna de Albacete. Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=6644 (consulta 03/08/2017).

11 - Cfr. LLOP i BAYO, Francesc: “La “restauración” de las campanas de Alpera: una triple destrucción patrimonial” (16 de diciembre de 2014). En http://campaners.com/php/textos.php?text=6685 (consulta 03/08/2017).

12 - BARRERA, Albert: “Jous de fusta per a campanes manuals i motoritzades. Problemàtica i solucions tècniques de les instal·lacions de Cheste i Vilafamés”, Campaners,1993 (6). Disponible en http://campaners.com/php/textos.php?text=1478(consulta 17/08/ 2017).

13 - Decreto 92/2010, de 28 de mayo, del Consell, por el que se declara bien de interés cultural inmaterial la Solemnidad del Corpus Christi en la ciudad de Valencia. Disponible en http://www.campaners.com/pdf/pdf154.pdf (consulta 18/08/2017).

14 - Decreto 111/2013, de 2 de agosto, del Consell, por el que se declara bien de interés cultural inmaterial los toques manuales de campanas en la Iglesia Parroquial de la Asunción de Ntra. Sra. de Albaida, en el campanar de la Vila de Castellón de la Plana, en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Santa María de la Asunción de Segorbe y en la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María de Valencia. Disponible en http://www.campaners.com/php/textos.php?text=5942 (consulta 18/08/2017).

15 - http://campanerosclm.com/