martes, 2 de julio de 2019

EL CAMPANARIO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN BARTOLOMÉ APÓSTOL DE MATARRUBIA (GUADALAJARA)

Álvaro Romera Sotillo


1. La torre campanario de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé Apóstol de Matarrubia



La Iglesia Parroquial de San Bartolomé Apóstol es un templo de una sola nave cuya construcción se inició en el siglo XVI. Aunque muy modificada posteriormente, conserva una interesante puerta renacentista en el muro del mediodía. En 1820 un pavoroso incendio arruinó el templo e hizo desaparecer el artesonado con el que se cubría. En el siglo XIX se levantó la actual bóveda de medio cañón con lunetos que cubre el cuerpo del templo, y muy probablemente la actual torre campanario, levantada sobre un muro a los pies del templo de unos dos metros y medio de espesor. La fachada occidental está realizada en mampostería, al igual que el resto del templo. A partir de la cornisa la obra cambia a sillería de caliza, rematando con la torre campanario, de peculiar diseño. Consta de cinco ventanales, dos hacia el occidente, otros dos al oriente y uno al sur. En el lado norte se encuentra la puerta de acceso. Se sube al campanario a través de una escalera de caracol de piedra que parte del coro.  Existe un reloj de sol tallado en uno de los contrafuertes del lado sur con una inscripción indicando el autor y el año: “Mathias Sanchez, año de 1743”.










2. Las campanas


La torre cuenta con un interesante conjunto compuesto por dos campanas y un campanillo. La campana grande es romana, de perfil también llamado castellano. El campanillo es de 1779, mientras que las campanas fueron fundidas en el mismo año (1906) en Sigüenza por Apolinar Colina y compañía. La familia Colina asentó en Sigüenza un taller de fundición de campanas que funcionó hasta aproximadamente los años sesenta del pasado siglo. Las dos campanas penden de los ventanales del lado occidental, mientras que que el campanillo cuelga en uno de los ventanales de la cara este. Como desconocemos el nombre popular de las campanas, las hemos denominado de menor a mayor de forma genérica como campanillo (1), campana pequeña (2) y campana grande (3). El campanillo presenta una invocación a Cristo y a la Virgen María. La grande está dedicada a San Bartolomé, titular del templo parroquial. 



     2.1. Jesús, María (1), campanillo 



















Diámetro:    45       Altura del bronce:        41,5            Borde:       4
Peso aproximado:       50 kg
Año: 1779
Descripción: Campana interesante con dos orificios de bala que parecen no afectar demasiado a su sonido. La epigrafía se localiza en el centro. En el tercio se concentras todas las epigrafías: “YHS # MARIA # ORA # PRONOBIS # ANO # 1779 #”. Es decir, Jesús y María rogad por nosotros. La campana se encuentra mal orientada, mostrando hacia el interior la cruz sobre calvario.
Tercio:
Dos cordones/
“YHS # MARIA # ORA # PRONOBIS # ANO # 1779 #”/
dos cordones
Medio:
(00) Cruz sobre calvario
Medio pie:
Tres cordones
Observaciones: 
En la parte inferior del brazo tiene dos garruchas que servían para orientar las cuerdas de las dos campanas hacia el coro.


     2.2. Campana (2), campana pequeña











Diámetro:    67,5      Altura del bronce:        59,5           Borde:       7
Peso aproximado:       150 kg
Fundidor: Apolinar COLINA Y COMPAÑÍA (Sigüenza)
Año: 1906
Descripción: Campana interesante salida de los talleres de unos de una de las sagas de fundidores más activa en Guadalajara desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Aunque carece de nombre, y su inscripción se limita a una sencilla línea informando de su lugar de fundición y año, su hechura similar a la campana grande. Presenta en su exterior un orificio de bala que no parece afectar a su sonido. Solo presenta una inscripción situada en el Medio Pie del interior: “SE FUNDIO EN SIGÜENZA AÑO 1906”. Es llamativo que no esté dedicada a ningún santo, así como que no aparezcan los nombres del fundidor, del cura y del Alcalde del momento, que sí aparecen en la campana grande. Todo apunta a que al ser hecha esta y la grande a la vez, se decidiese suprimir inscripciones en esta puesto que quedaba claro que ambas fueron fundidas a la vez y por el mismo autor. 
Tercio:
Tres cordones
Medio:
(00) Cruz sobre calvario
Medio pie:
Cenefa decorativa (06) “SE FUNDIO EN SIGÜENZA AÑO 1906”/
dos cordones finos/
dos cordones gruesos/
Pie:
Siete cordones
 

      2.3. San Bartolomé  (3), campana grande


























Diámetro:    94,5      Altura del bronce:        75           Borde:       7,5
Peso aproximado:       350 kg
Fundidor: Apolinar COLINA Y COMPAÑÍA (Sigüenza)
Año: 1906
Descripción:
Campana interesante salida de los talleres de unos de una de las sagas de fundidores más activa en Guadalajara desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Presenta un perfil decorado con numerosos cordones, como es habitual en campanas de esta época de los Colina. Como es normal en las parroquias, al ser la campana grande se encuentra dedicada al titular del templo, San Bartolomé.  Las inscripciones se concentran en el tercio y en un cartucho de la parte interior del medio. En el tercio la dedicación de la campana “DEDICADA A S BARTOLOME APOSTOL PATRONO DE ESTA PARROQUIA”. En el Medio, en un cartucho: “SE FUNDIO EN SIGUENZA/ POR APOLINAR COLINA Y COMPA/ ÑIA SIENDO PARROCO D JUAN ANTO/ NIO CORTES Y CAPELLAN DON CONS/ TANTINO SANCHEZ ALCALDE D JUAN/ GARCIA SINDICO D MANUEL SERRANO/ REGIDORES D ATANASIO GONZALEZ/ Y D EUSTAQUI ESTEBAN AÑO 1906”.
Hombro:
Tres cordones
Tercio:
Dos cordones gruesos/
Dos cordones finos/
Cordón grueso/
dos cordones finos/
“DEDICADA A S BARTOLOME APOSTOL PATRONO DE ESTA PARROQUIA”/
Cenefa decorativa
Medio:
(00) Cruz sobre calvario
(06) En cartucho: “SE FUNDIO EN SIGUENZA/ POR APOLINAR COLINA Y COMPA/ ÑIA SIENDO PARROCO D JUAN ANTO/ NIO CORTES Y CAPELLAN DON CONS/ TANTINO SANCHEZ ALCALDE D JUAN/ GARCIA SINDICO D MANUEL SERRANO/ REGIDORES D ATANASIO GONZALEZ/ Y D EUSTAQUI ESTEBAN AÑO 1906”
Medio pie:
Cordón grueso/
Dos cordones gruesos/
Dos cordones gruesos/
Pie:
Cuatro cordones finos/
Cordón grueso
Observaciones:
El brazo derecho del yugo presenta en su extremo unos desgastes acanalados. Estos son similares a los de algunos yugos de la Alcarria que eran volteados con cuerdas, como si fuera un cigüeñal, pasando una cuerda por encima del brazo y tirando de los dos cabos.

     2.4. Yugos


Caemos en un error si pensamos que la campana, por sí sola, es un instrumento musical. Al contrario, es una parte, la más importante de un instrumento musical. El instrumento en sí lo forman varios elementos: la torre campanario, que actúa como una gran caja de resonancia amplifica y proyecta el sonido; los yugos, de los que cuelgan los bronces; los badajos. Pero aún hay más elementos que permiten el toque, como las cuerdas, las garruchas y otros muchos que no aparecen en esta torre, como pueden ser tarimas, argollas etc. 

Los yugos son piezas de tanto interés patrimonial como las campanas. En este campanario se conservan tres yugos tradicionales de madera. Muestran diferentes hechuras: el del campanillo parece haber sido realizado por un artesano local, mientras que los yugos de las campanas parecen haber salido de los talleres de Apolinar Colina de Sigüenza. 

Los dos yugos de las campanas mayores poseen un sistema de contrapeso habitual en el centro de la península consistente en realzar el bronce por encima del eje de giro, de forma que parte del peso de la campana sirve como contrapeso. Para realzar la campana por encima del eje el centro del brazo presenta una escotadura que permite empotrar la corona y parte de los hombros. Por otro lado, los ejes presentan una escuadra en sus extremos que levantan el conjunto y rebajan el eje de rotación varios centímetros por debajo del brazo. En cambio, el campanillo presenta ejes rectos y el brazo solo presenta un pequeño ahuecamiento que cobija parte de las asas de la campana. Al ser un bronce de pequeñas dimensiones no hace falta recurrir a este sistema de contrapeso.

Campana grande. Eje acodado y palanca de balanceo.

Campana pequeña. Campana empotrada en el brazo.

Campanillo, detalle del eje recto

La campana grande cuenta además con una palanca curvada hacia abajo que sirve para balancear la campana sin necesidad de empujar el bronce con las manos (que apaga su sonido). Todos los herrajes son originales, realizados en forja. El sistema de anclaje de los ejes y las campanas se realiza a través de palomillas.

Campana pequeña, detalle de las palomillas de sujeción de la campana
Campana grande, detalle de la palomilla de sujeción del eje derecho



3. La tradición campanera toledana: campanas y yugos


Hasta el año 1955 Matarrubia perteneció al arzobispado de Toledo. En España existen varias tradiciones campaneras que vienen a coincidir con la geografía eclesiástica española hasta mediados del siglo XIX, siendo Toledo la diócesis más grande de España, sede Primada y sede Metropolitana de su provincia eclesiástica. Su territorio se extendía por las actuales provincias de Toledo, Madrid, parte de Guadalajara, Ciudad Real, parte de Albacete, de Extremadura y algunas zonas del norte de Granada y Jaén. Cuando hablamos de tradición hablamos de unas formas propias basadas en la morfología de las campanas, de los yugos (y otros como las torres campanario y elementos de la instalación). Por tradición entendemos también una forma concreta de interpretar toques compartida por las parroquias de un mismo territorio diocesano. En cada obispado existía un patrón más o menos común a la hora de interpretar los toques y jerarquizarlos según las festividades. 

El arzobispado toledano se encuadra dentro de la tradición sonora castellana, en la que como peculiaridad encontramos las campanas denominadas “romanas”, de aspecto abombado y sonido ronco. Por lo general los campanarios parroquiales suelen estar compuestos por dos campanas (macho y hembra, generalmente romanas) y uno o dos campanillos, de tamaño considerablemente menor para buscar un contraste tímbrico. 

Los yugos incide de forma determinante en el toque (repique, medio vuelo o vuelo) así como en su sonoridad. En España existen numerosas formas de yugos, siendo el toledano una de sus tipologías más características. Las partes básicas de los yugos toledanos son las siguientes:


  • Brazo: Es la pieza principal del yugo. Es una viga de gran tamaño en la que se engancha la campana. Permite además su movimiento gracias a los ejes. 

  • Ejes: Son unas piezas de hierro colocadas a ambos extremos de los brazos, insertas en unas acanaladuras efectuadas en su parte inferior. Se ubican de tal modo que no entran en contacto con el bronce pues podría transmitir la vibración al muro. Tradicionalmente suelen asentarse en unas zapatas de madera empotradas en los laterales de los ventanales. En ocasiones, para evitar un desgaste excesivo de la madera, el eje asienta sobre una pieza de bronce inserto en la zapata.
  • Cabeza: Es el contrapeso de la campana. Está compuesto por una pieza de madera. A veces por dos. Suele ser de pequeño tamaño, estrecho y con perfiles moldurados en los laterales superiores.


Junto a estas piezas principales existen otras secundarias. La sujeción de la campana se realiza a través de unos herrajes cogidos con palomillas o tornillos en una pieza de madera colocada sobre la cabeza en sentido transversal. Suelen presentar también una palanca, generalmente curvada hacia arriba y rematada en un ojal o aro donde atar una cuerda. Este elemento permite balancear la campana e incluso frenarla cuando la campana se encuentra arriba empleando como tope la cabeza. Abundan los herrajes en forma de arco en los frentes del brazo para mantener su estabilidad, así como abrazaderas en sus extremos para reforzar la sujeción de los ejes.

El equilibrado de este tipo de yugo es bastante interesante. A diferencia de otras tipologías que ponen completamente la campana por debajo del eje de rotación (como la tipología Valenciana, Aragonesa, Catalana...) el yugo toledano levanta por encima del eje el bronce con el fin de emplear parte del mismo como contrapeso. Para ello recurre a dos elementos: los ejes acodados (en forma de L) y la escotadura de la parte inferior del brazo para empotrar a mayor altura el bronce. Esto tiene un efecto sonoro directo, puesto que el eje de rotación se encuentra a un cuarto o a un tercio de altura del bronce, o incluso a la mitad de la campana. El volteo de estos yugos genera un ritmo diferente al de los yugos de ejes rectos. Si un yugo valenciano en volteo genera un ritmo ternario con dos golpes y un silencio, el toledano viene a generar dos golpes y un silencio equiparable a los dos golpes. 

Yugo toledano. En rojo el eje de rotación
Yugo valenciano. En rojo el eje de rotación



El aspecto de estos yugos es más bien pequeño y achatado. Existen unas proporciones básicas que suelen cumplirse en esta tipología, que demuestran su consolidación y  conocimiento más o menos generalizado de las mismas, puesto que los yugos eran realizados por carpinteros locales. La altura total del brazo y la cabeza viene a ser la de la copa de la campana. La altura de la cabeza y el brazo suele ser la misma, la mitad de la altura total. La escotadura inferior suele tener un cuarto de la altura total.

No sabemos las razones concretas que propiciaron esta tipología de yugo, lo que está claro es que presenta ciertas ventajas en ventanales de poca altura. Así mismo ofrece un control bastante preciso y permite pararla invertida sin mucho esfuerzo.

Proporciones frecuentes del yugo toledano


Todas estas consideraciones en torno a la tradición toledana son también patrimonio material e inmaterial. Una restauración, si debe ser considerada como tal, debe tener en cuenta estas premisas, de lo contrario una intervención que no se encamine a recuperar estos valores podría considerarse destrucción patrimonial. Desgraciadamente la mayoría de las empresas suelen realizar yugos siguiendo patrones preestablecidos, y en muy pocas ocasiones se restauran o sustituyen por copias, siendo piezas de un alto valor patrimonial. 

Es conveniente mencionar la tipología característica del antiguo obispado de Sigüenza, de gran personalidad y belleza. La principal característica de estos yugos es la cabeza de gran tamaño, de dos piezas y generalmente en forma de champiñón. Las proporciones son variadas, en algunos casos coinciden con las toledanas, en otros casos la cabeza suele tener mayor altura. Suelen tener también empotrada la corona, y a veces los hombros. Pueden tener ejes acodados, aunque a veces carecen de ellos. Esta tipología fue la empleada habitualmente por los Colina, siendo llamativo que en el caso de Matarrubia elabora dos yugos siguiendo las características toledanas. 

La Cabrera (cerca de Sigüenza), con sus yugos tradicionales

Yugo conservado en la iglesia de Santiago de Sigüenza.

Anuncio publicitario de la Casa Colina en los años veinte.

4. Propuestas en una hipotética restauración


A continuación enumeramos una serie de puntos a seguir en una hipotética restauración


  • Redes anti aves: La torre ha sido restaurada recientemente de forma muy acertada, aunque podrían realizarse algunas mejores que permitirían el volteo de las campanas, actualmente imposibilitado por las redes anti aves colocadas en la parte exterior de los ventanales. El sistema que proponemos es sustituir los anclajes fijos de las redes por un sistema de persiana similar al que se encuentra en la torre de la cercana localidad de Yunquera de Henares, de forma que las redes son levantadas con cuerdas antes de voltear las campanas. De este modo las campanas y la torre queda protegida de las palomas y el efecto perjudicial de la palomina, y a la vez permite el volteo en los días de fiesta. 

Yunquera de Henares (Guadalajara). Red antiaves con sistema de elevación
Yunquera de Henares (Guadalajara). Red antiaves con sistema de elevación

  • Campanas: Las campanas se encuentran en buen estado de conservación. El campanillo y la pequeña tienen orificios de bala que no parecen afectar a su sonido. Por este motivo, y por el valor histórico de los mismos, se desaconseja el rellenado de los orificios, siguiendo la misma técnica que para la soldadura de campanas. Las badanas de cuero de los badajos deberían ser sustituidas por otras nuevas o por cuerdas, colocando también un cable de acero de protección que sujete el badajo en caso de que falle la badana o la cuerda. Este cable debe pasar por el ojal de la punta, y colocarse de forma adecuada para que no golpee la campana (Ilustración 16).

     
Campana grande (Yunquera de Henares). Detalle del badajo sujeto con un cable de acero.

  • Yugos: Los yugos presentan un estado de conservación bastante bueno. Debería evaluarse el estado de conservación de la parte exterior, que no parece muy diferente del interior, y ser restaurados convenientemente, rellenando con madera o masillas las grietas (ilustración 17). Lamentablemente muy pocas empresas tratan los yugos como bienes culturales susceptibles de ser restaurados. Por desgracia, las empresas suelen sustituir los yugos tradicionales por otros siguiendo un catálogo propio, sin respetar las formas y el perfil tradicionales de los yugos de forma que se echan a perder los yugos antiguos. Todos los herrajes deberán conservarse. Si alguno de ellos hiciera peligrar la seguridad del conjunto se sustituirá por otro igual. En cuanto a las zapatas de la pared, debería evaluarse la posibilidad de ser sustituidas por unos rodamientos industriales.
Restauración de un yugo tradicional



  • Mecanización: En cuanto a la mecanización, se recomienda exclusivamente el martillo eléctrico, puesto que el volteo tradicionalmente solo se efectuaba tradicionalmente unas pocas veces al año. De este modo se evita también abusar de este toque y se garantiza la solemnidad requerida en las festividades más importantes de la parroquia, como son el Cristo, San Bartolomé, el Corpus o Resurrección. La ausencia de motores obliga a voltear de forma manual. La mecanización deberá ser compatible con el toque manual.                                                                                                                                                                                                El programa de toques deberá basarse en los tradicionales del pueblos y si se han perdido intentar copiar los de poblaciones vecinas. Los toques del antiguo arzobispado toledano suelen tener un esquema similar. Los toques litúrgicos suelen tener un patrón común: Misas de diario dos o tres toques sencillos, avisando si es primero, segundo o tercero con un número de campanadas al realizar la serie de campanadas; Para la Misa de Domingos se añade un repique antes del primer toque; En las Misas de fiesta suele seguir el mismo esquema que en los domingos, aunque puede haber alguna variante, como un repique más elaborado, o repique combinado con alguna campana a medio vuelo; En días de Fiestas importantes para la localidad, como las patronales, las del titular de la parroquia, el Corpus o Resurrección se volteaban las campanas. En cuanto a los toques fúnebres, el anuncio de un difunto solía realizarse por medio de las “campanadas de Muerto” consistentes en una serie de campanadas pausadas con la Grande. Su número indicaba el sexo del finado. Para el fallecimiento de niños se solía interpretar un repique “de Gloria”. Para entierros y misas de difuntos se solían tocar clamores. A lo largo del día se tocaban diferentes toques de oración. El rezo de las tres ave Marías (el Ángelus) se tocaba al amanecer, al mediodía y al anochecer. Solía ser un toque basado en nueve campanadas de tres en tres con la campana grande (una por cada Ave María). A continuación se hacía un sencillo repique, o bien se tocaba una campana a medio vuelo. Una hora después de tocarse el toque de “oraciones” (que es como se solía llamar al último Ave María) se tocaba a Ánimas siguiendo un esquema similar. Esta sencilla enumeración puede enriquecer los toques de la localidad para poder elaborar una programación acorde con la tradición.

miércoles, 3 de abril de 2019

EL CAMPANARIO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN MARTÍN OBISPO DE LILLO (TOLEDO)

      ROMERA SOTILLO, Álvaro



1. Introducción


Las campanas forman parte de la tradición cultual cristiana desde aproximadamente los siglos V y VI. El primer uso que se les dio en el cristianismo era avisar del rezo de las diferentes horas canónicas. También parece que eran empleadas en los entierros. Poco a poco las campanas fueron enriqueciendo su uso dando lugar a numerosos toques que acompañaban y marcaban la vida cotidiana y festiva de las comunidades. Entre los siglos XVI y XVIII las campanas adquieren su momento de mayor complejidad “lingüística”, decayendo desde entonces su uso debido a múltiples causas, entre las que se encuentra la progresiva descristianización de la sociedad. 

Las campanas han sido objetos importantes en la cristiandad, especialmente en los pueblos, que se han identificado con ellas de forma íntima. En su solemne bendición recibían el nombre de un santo de especial devoción en la población, al cual se pedía su intercesión. Hasta el siglo XIX en todas aparece el nombre del santo seguido del ora pro nobis (ruega por nosotros), por ejemplo, Sancta María ora pro nobis. Sin embargo, en raras ocasiones son conocidas con su nombre “de pila”. Son más frecuentes los cariñosos (a veces no tanto) apodos: la “Gorda”, la “Chica”, el “Campanillo”, la “Esquilona”, la “cascarrá”, “de nublos”, la “Golondrina”...

Es por tanto la campana un instrumento musical al servicio del culto, reservado para tal fin a través de una solemne bendición (en ocasiones se hablaba de consagración) en la que el bronce era lavado, ungido con santo Óleo y con Crisma (de ahí su consideración de consagración) e incensado. A esta ceremonia se la conocía también como  el “bautizo” de la campana. Aparte de su uso estrictamente religioso, las campanas eran también empleadas para usos comunitarios como pueden ser los toques de perdidos, fuego, sacar el ganado, avisar de la hora de entrada al colegio, etc.

El toque de campanas ha sido uno de los más importantes y sencillos medios de comunicación social, que por desgracia, se encuentra en vía de extinción. La despoblación, el desarraigo, la increencia, la pérdida del oficio de campanero y su sustitución por sistemas mecánicos de toque son las causas que están detrás de su progresiva desaparición. 

Afortunadamente desde hace ya unos años se está tomando mayor concienciación para tratar de conservar, e incluso potenciar y proteger el toque manual de campanas. Desde los años ochenta se vienen inventariando campanas y registrando toques manuales. Actualmente se encuentra en trámite la declaración del toque manual de campanas como representativo del Patrimonio Cultural Inmaterial español. 



2. La torre campanario de la Iglesia Parroquial de San Martín Obispo de Lillo 


La torre campanario de la Iglesia Parroquial de San Martín Obispo de Lillo es una construcción levantada entre los siglos XV y XVI, al igual que el cuerpo principal del templo. La torre campanario se encuentra adosada a la cabecera de la nave del Evangelio. Es de planta cuadrada, compuesta por un cuerpo prismático que se eleva aproximadamente hasta la altura de la cumbrera del tejado. Sobre este cuerpo principal se levantan dos cuerpos horadados por ocho ventanales cada uno de ellos (dos ventanales por cara). En el cuerpo superior se localizan las campanas litúrgicas. Cierra el conjunto un chapitel barroco de plomo y pizarra, en cuyo cuerpo principal pende la campana del reloj. La fábrica de la torre es de piedra, con algunas hileras de ladrillo en el cuerpo principal. La torre presenta ciertos elementos propios de la arquitectura mudéjar: el interior del cuerpo principal se encuentra macizado por una torre interior, de forma que las escaleras de subida transcurren entre la “torre exterior” y la “torre interior” hasta más o menos la altura del alero del templo, lugar donde se encuentra la primera de las salas. Desde esta primera sala se sube al primer cuerpo de ventanas de la torre, y desde este, a través de una escalera de madera, al segundo cuerpo.  En la parte alta de este segundo cuerpo se encuentra el cuarto con la maquinaria del reloj, sin uso y en estado de abandono desde hace ya bastantes años. Sobre la “torre interior” se levanta un pilar que sube hasta la altura de la cornisa del cuerpo de campanas, y sustenta tanto los pisos de los cuerpos superiores como el chapitel. La iglesia está declarada Bien de Interés Cultural desde el 26 de noviembre de 1991.

Ilustración 1. Iglesia parroquial de San Martín obispo de Lillo



3. Las campanas


La torre cuenta con un total de cuatro campanas: tres “litúrgicas”, es decir, destinadas al toque manual, y una cuarta a dar las horas del reloj. Podemos decir que constituyen dos grupos de campanas, separadas incluso físicamente: las “litúrgicas” en el último cuerpo del campanario y la del reloj en el chapitel. Estos dos conjuntos miden el tiempo de forma diametralmente opuesta: la del reloj mide una división exacta del tiempo y carente de significado; las “litúrgicas” jerarquizan el tiempo y el espacio a través de toques manuales (en origen, aunque ahora estén mecanizadas) con un significado enmarcado dentro de la creencia religiosa. El conjunto de campanas “litúrgicas” está compuesto por dos campanas pequeñas, que vamos a denominar de forma genérica campanillo pequeño (1) y campanillo grande (2), puesto que no están dedicadas a ningún santo ni sabemos cual es su denominación tradicional. La campana grande (3), como suele ser habitual, está dedicada al titular del templo, San Martín. Hablaremos también de los yugos de madera conservados en la torre, uno entero, que es en el que actualmente cuelga la campana grande y otro parcialmente conservado, que se encuentra encastrado en una de las ventanas del último cuerpo del campanario.

Ilustración 2: Disposición actual de las campanas 


     3.1. Campana (1), campanillo pequeño



Localización: Campanario
Diámetro: 40      Altura del bronce:  35                 Borde: 4
Peso aproximado: 60 kg aprox.
Fundidor: CARESA S.L. (Valladolid)
Año: 2006
Descripción:
Campana industrial con escasas inscripciones. En la parte del exterior, en el tercio la indicación del año de fundición: “AÑO 2006”. Su ubicación es un tanto extraña, porque las inscripciones, por breves que sean, se suelen colocar hacia el interior.  En el medio la marca del fundidor de Caresa, y en la parte exterior un Cristo crucificado. Inexplicablemente fue fundida con siete asas, solución propia de campanas de más de 100 kg. 
Tercio:
Cordón/
(00)“AÑO 2006”/
Dos cordones
Medio:
(00) Cristo Crucificado
(06) Marca del fundidor (“CARESA”)
Medio pie:
Tres cordones

     3.2. Campana (2), campanillo grande



Localización: Campanario
Diámetro:  50,5     Altura del bronce:  38,5                 Borde: 6
Peso aproximado: 80 kg aprox.
Fundidor: PORTILLA, Hermanos (SANTANDER)
Año: 1976
Descripción:
Campana interesante dotada de un yugo de madera posiblemente realizado por los propios fundidores. Aunque tiene ejes el sistema de sujeción de los mismos impide su movimiento. Presenta una escueta inscripción en el medio repartida entre el sello de Fábrica (“PORTILLA HNOS CTRA / -en una campana PORTILLA-/ SANTANDER (ESPAÑA)”) y bajo éste la fecha de fundición “AÑO 1976”.
Hombro:
2 cordones
Tercio:
Dos cordones
Medio:
(06) Sello de Fábrica: “PORTILLA HNOS CTRA / -en una campana PORTILLA-/ SANTANDER (ESPAÑA)”/
“AÑO 1976”/
tres cordones
Pie:
Dos cordones

    3.3. Campana (3), San Martín, campana grande



Localización: 
Campanario
Diámetro:  98     Altura del bronce:  80                 Borde: 6
Peso aproximado: 550 kg aprox.
Fundidor: 
Año: 1771
Descripción:
Interesante campana dieciochesca. Como es habitual en este tipo de campanas la inscripción se concentra en el tercio y en un cartucho coronado por una cruz en el medio. En el Tercio la inscripción es una invocación a la Sagrada Familia y a San Martín, titular de la parroquia: “# # # # # IHS # MARIA # Y # IOSEPH # SAᴎTE MARTIᴎE # OAR # PROᴎOBIS”. La letra se encuentra invertida, como es habitual en campanas antiguas, aparte de otros errores como “sante” en vez de “sancte”, “oar” en lugar de ora. 

En el cartucho se encuentra la otra inscripción, que como es habitual hace alusión al párroco, al mayordomo de fábrica y al año en que se fundió: “SE HIÇO ESTA/ CAMPANA SI/ ENDO CVRA D/ IVAN ALFON/ SO GARIDO Y M/ AIORDOMO D/ BASILIO DE P (letra al revés)/ VENCA ANO/ D # E 17 # 71”. Es decir, se hizo esta campana siendo Cura D. Juan Alfonso Garrido y Mayordomo D. Basilio de Puenca. Año de 1771. En el Medio, en el lado opuesto al cartucho se encuentra la cruz sobre un calvario. La campana se encuentra mal orientada, la cruz, que debería estar al exterior, se encuentra en el lado del interior de la torre, y las inscripciones en el lado exterior.
Tercio:
Dos cordones/
“# # # # # IHS # MARIA # Y # IOSEPH # SAᴎTE MARTIᴎE # OAR # PROᴎOBIS”/
Dos cordones
Medio:
(06) Cruz con calvario
(00) Cartucho coronado con una cruz: “SE HIÇO ESTA/ CAMPANA SI/ ENDO CVRA D/ IVAN ALFON/ SO GARIDO Y M/ AIORDOMO D/ BASILIO DE P (letra al revés)/ VENCA ANO/ D # E 17 # 71”/
Tres cordones
Pie:
Cordón


     3.4. Campana (A), campana del reloj




Localización: 
Chapitel
Diámetro:  81     Altura del bronce:  68                Borde: 7,5
Peso aproximado:  300 kg aprox.
Año: 1575
Descripción:
Interesante campana renacentista. La inscripción se concentra en el Tercio y en el travesaño de la cruz del Medio. En mayúscula humanista aparece en primer lugar una jaculatoria en latín: “# IHS MARIA A FVLGURE ET TEMPESTATE  LIBERANOS DOMINE”. A Continuación el año de fundición en castellano “# AÑO DE M # D # LXXV”. Es decir, Jesús María líbranos, oh Señor, de los rayos y de las tempestades, año de 1575. En el travesaño de la cruz aparece una breve oración, “TE DEVM LAVDAMUS”, primer verso del himno Te Deum ( A Ti, oh Dios, te alabamos). 
Hombro:
Cordón
Tercio:
Tres cordones/
“# IHS MARIA A FVLGURE ET TEMPESTATE  LIBERANOS DOMINE # AÑO DE M # D # LXXV”/
dos cordones
Medio:
(06) Capilla con San Miguel/
Tres cordones/
(00) Cruz con calvario. En travesaño de la cruz “TE DEVM LAVDAMUS”
Medio pie:
Tres cordones

     3.5. Yugos


Las campanas son una parte muy importante del instrumento musical que es la torre campanario, pero no son el instrumento en sí mismo. Esto lo comprenderemos mejor si comparamos una torre campanario con una guitarra: si se toca una cuerda tensada sobre una mesa la cuerda suena, pero si se ata en el puente de una guitarra, se pasa por la cejuela, se ata en el clavijero y se aprieta la clavija, al pulsarla su sonido es potenciado por la caja de resonancia. El instrumento es por tanto un conjunto de elementos, no las cuerdas.  Esta comparación nos sirve para entender que las campanas son como las cuerdas de una guitarra y la torre, los yugos, los badajos y otros elementos secundarios como las cuerdas, las tarimas y las garruchas vienen a ser cada una de las piezas de la guitarra. Es por ello que dedicamos un pequeño apartado para escribir sobre los yugos, unas piezas básicas para el toque. Los ejemplares de madera conservados en la torre son piezas de gran interés patrimonial, tanto como la campana grande y la del reloj. El primero de ellos, conservado entero, es el correspondiente a la campana grande. Este yugo resulta un tanto pequeño en comparación con la campana. Consta de un brazo, cuyos extremos se encuentran encastrados en la pared unos 15 cm. Sobre el brazo la cabeza, compuesta por tres piezas de madera. La sujeción del bronce se realiza a través de unos abarcones sujetos con cuñas en su parte superior. Tiene ejes de hierro insertos en unas acanaladuras efectuadas en la parte inferior del brazo. Como viene siendo normal en el arzobispado estos ejes no eran rectos, sino con forma de L para realzar la campana por encima del eje de giro. En uno de los ventanales del lado norte se conserva el brazo de un yugo, que por su tamaño bien pudo ser el que originalmente tenía la campana grande. Al igual que el anterior, se encuentra encastrado unos 15 cm. a cada lado. Presenta una importante escotadura en su parte inferior para realzar el bronce y emplearlo como contrapeso. Conserva así mismo ejes de metal, que al igual que en el anterior debían tener también un acodamiento para realzar la campana. 

Ilustración 3: Brazo actualmente vacío, que parece haber pertenecido a la campana grande.

Ilustración 4: Yugo actual de la campana grande, debió pertenecer a una campana de menor tamaño que la actual.


4. Diversas consideraciones en torno a la composición original del campanario y su hipotética restauración


     4.1. La tradición campanera toledana: campanas y yugos


La Península Ibérica posee una tradición campanera propia, con características que la diferencian del resto de Europa. La primera y más evidente es la composición de yugos altos, con sus cabezas a modo de potentes contrapesos, que con poco esfuerzo permiten balancear o voltear la campana. Aparte de esta característica, compartida en la gran mayoría del territorio, existen tradiciones locales, que vienen a coincidir con la geografía eclesiástica española hasta mediados del siglo XIX, siendo Toledo (aparte de la Sede Primada), la diócesis más grande de España, y sede metropolitana de su provincia eclesiástica. La tradición en buena medida se encuentra definida por la morfología de las campanas y de los yugos. El arzobispado toledano se encuadra dentro de la tradición sonora castellana, que, a diferencia de la Corona aragonesa (mucho más cercana a la francesa y centro-europea) busca una diferenciación tímbrica entre los bronces, de ahí que hayan pervivido perfiles de campanas tan arcaicos como el de las denominadas comúnmente romanas, de forma abombada. Si bien es cierto que esta tipología es muy común en la mitad norte, en Toledo se conservan algunos ejemplares. Si en los campanarios del centro de Europa se busca la afinación de las campanas, y se funden conjuntos de numerosos bronces (para poder interpretar melodías), en España se opta por la expresión y un número más reducido, salvo en catedrales y colegiatas o templos de cierta importancia. Por lo general en una parroquia lo más frecuente es encontrar dos campanas grandes y dos pequeñas.

El otro elemento definitorio de la morfología es el yugo, que además incide de forma determinante en el toque (repique, medio vuelo o vuelo) así como en su sonoridad. En España existen numerosas formas de yugos, siendo el toledano una de sus tipologías más características, cuya extensión viene a abarcar el antiguo arzobispado, es decir, Toledo, Madrid, parte de Guadalajara, Ciudad Real, parte de Albacete, de Extremadura y algunas zonas del norte de Granada y Jaén. No obstante esta tipología tiene también resonancias en otros obispados de su antigua provincia eclesiástica como Cuenca, Segovia, Valladolid, Cartagena, etc.

Como ya hemos comentado al inicio de este apartado, el yugo adquiere un gran desarrollo en altura en la tradición hispánica, de forma que su cabeza sirve como contrapeso de la campana para poder ser oscilada o volteada. Siguiendo una evolución cronológica de las formas de toque entendemos que la más sencilla y elemental sería tirar del badajo, bien como un toque (campanadas seguidas), un repique (toque coordinado y rítmico de al menos dos campanas) y doble (toque lento de al menos dos campanas para oficios fúnebres). Después vendría el balanceo de la campana, siendo necesaria la construcción de al menos un brazo con ejes que permitieran la oscilación. En un tercer momento se le incluyó la cabeza al yugo y se le aumentó el contrapeso para poder ser tocada “a pino” (como se dice en la documentación antigua), es decir, balancear la campana hasta pararla invertida. En un momento posterior apareció el volteo continuado, que por lo poco que se sabe, debió surgir en Sevilla a mediados del XVI, y de ahí pasó al levante, extendiéndose por buena parte del territorio hispano. En Toledo no se sabe exactamente cuando se empezaron a voltear las campanas, lo cierto es que a finales del XVIII ya hay escritos del Cardenal Lorenzana que hablan del volteo en las parroquias de la diócesis. En cambio la Catedral, y ciertos templos importantes (como colegiatas o parroquias de cierto prestigio) o bien lo rechazaron o lo incorporaron tardíamente (siglo XIX ó XX). En la seo toledana parece que se empezaron a voltear las campanas, y de forma algo limitada, a mediados del siglo XIX. 

Las partes básicas de los yugos toledanos son las siguientes:

  • Brazo: Es la pieza principal del yugo. Es una viga de gran tamaño en la que se engancha la campana. Permite además su movimiento gracias a los ejes. 
  • Ejes: son unas piezas de hierro colocadas a ambos extremos de los brazos, insertas en unas acanaladuras efectuadas en su parte inferior. Se ubican de tal modo que no entran en contacto con el bronce pues podría transmitir la vibración al muro. Tradicionalmente suelen asentarse en unas zapatas de madera empotradas en los laterales de los ventanales. En ocasiones, para evitar un desgaste excesivo de la madera, el eje asienta sobre una pieza de bronce empotrado en la zapata.
  • Cabeza: es el contrapeso de la campana. Suele estar compuesto por una o dos piezas de madera. Suele ser de pequeño tamaño, estrecho y con perfiles moldurados en los laterales superiores.


Junto a estas piezas principales existen otras secundarias. La sujeción de la campana se realiza a través de unos herrajes cogidos con palomillas o tornillos en una pieza de madera colocada sobre la cabeza en sentido transversal. Suelen presentar también una palanca, generalmente curvada hacia arriba y rematada en un ojal o aro donde atar una cuerda. Este elemento permite balancear la campana e incluso frenarla cuando la campana se encuentra arriba empleando como tope la cabeza. Abundan los herrajes en forma de arco en los frentes del brazo para mantener su estabilidad, así como abrazaderas en sus extremos para reforzar la sujeción de los ejes.

El equilibrado de este tipo de yugo es bastante interesante. A diferencia de otras tipologías que ponen completamente la campana por debajo del eje de rotación (como la tipología Valenciana, Aragonesa, Catalana...) el yugo toledano levanta por encima del eje el bronce con el fin de emplear parte del mismo como contrapeso. Para ello recurre a dos elementos: los ejes acodados (en forma de L) y la escotadura de la parte inferior del brazo para empotrar a mayor altura el bronce. Esto tiene un efecto sonoro directo, puesto que el eje de rotación se encuentra a un cuarto o a un tercio de altura del bronce, o incluso a la mitad de la campana. El volteo de estos yugos genera un ritmo diferente al de los yugos de ejes rectos. Si un yugo valenciano en volteo genera un ritmo ternario con dos golpes y un silencio, el toledano viene a generar dos golpes y un silencio equiparable a los dos golpes. Es por ello también, que la oscilación de una campana con yugo toledano, genera una consecución de golpes mucho más seguidos que el de ejes rectos. 

El aspecto de estos yugos es más bien pequeño y achatado. Existen unas proporciones básicas que suelen cumplirse en esta tipología (ver Ilustración 5), que demuestran su consolidación y  conocimiento más o menos generalizado de las mismas, puesto que los yugos eran realizados por carpinteros locales. La altura total del brazo y la cabeza viene a ser la de la copa de la campana. La altura de la cabeza y el brazo suele ser la misma, la mitad de la altura total. La escotadura inferior suele tener un cuarto de la altura total.

Ilustración 5: Proporciones habituales en los yugos toledanos.

No sabemos las razones concretas que propiciaron esta tipología de yugo, lo que está claro es que presenta ciertas ventajas en ventanales de poca altura. Así mismo ofrece un control bastante preciso y permite pararla invertida sin mucho esfuerzo.

Por desgracia con la pérdida de los oficios tradicionales se han perdido todas estas peculiaridades y normas no escritas que debían ser en origen de conocimiento más o menos común entre los campaneros y carpinteros locales. 

Todas estas consideraciones en torno a la tradición toledana, son también patrimonio material e inmaterial (recordemos que está en trámite la declaración del toque manual de campanas como patrimonio inmaterial español). Una restauración, si debe ser considerada como tal, debe tener en cuenta estas premisas, de lo contrario una intervención que no se encamine a recuperar estos valores podría considerarse destrucción patrimonial. 


Ilustración 6: Diferencia de equilibrado campana de yugo valenciano (arriba) y yugo toledano (abajo).



     4.2. La disposición original de las campanas


La disposición actual de las campanas “litúrgicas” parece no ser la original del conjunto. La principal evidencia es arquitectónica: los ventanales no están diseñados para acoger campanas, puesto que resultan bajos y estrechos, y carecen de los habituales carriles para introducir los ejes de las campanas, o al menos agujeros para insertar las zapatas que sostienen los ejes. Los yugos de madera se encuentran empotrados e inmovilizados, pero su diseño y elementos (como los ejes o el agujero para la palanca de balanceo) demuestran que originalmente estaban destinados para ocupar un espacio de mayor anchura y para el movimiento. Como ya hemos apuntado antes, el yugo actualmente vacío pudo ser el original de la campana grande, puesto que las proporciones del mismo encajan con las de la campana. El yugo del que actualmente cuelga la campana grande debió pertenecer a otra campana, cuyo tamaño debió ser similar a la del reloj (no podemos confirmarlo, pero sospechamos que la del reloj pudo haber sido una campana litúrgica). Por tanto, hay pruebas materiales que evidencian la existencia de dos campanas grandes, una de ellas la actual campana grande bajo la advocación de San Martín y otra, que pudo haber sido la del reloj (no podemos confirmarlo), cuyos yugos se conservan todavía. Si los actuales campanillos son fruto de una continuada refundición a lo largo de la historia, entendemos también que existieron una pareja de campanillos cuyo timbre se contraponía al de las campanas grandes. 

El interior del campanario actualmente se encuentra muy alterado, con algunas  intervenciones no muy lejanas en el tiempo, pero todavía quedan restos de vigas sobre las que, por la distancia que existe entre ellas, pudieron montar originalmente los yugos de ambas campanas grandes. Todas estas evidencias nos ayudan a entender la composición original del conjunto, formado por dos campanas grandes en el interior y dos pequeñas en los ventanales. Como ya hemos dicho más arriba, este tipo de conjuntos es el habitual en las parroquias toledanas. La disposición de campanas en el interior no es extraña en torres mudéjares. En la propia ciudad de Toledo existen torres que disponen sus bronces en el interior y en el exterior, como por ejemplo las iglesia de Santiago del Arrabal, San Román o Santo Tomé, por citar algunas. 

     4.3. Propuestas en una hipotética restauración


Proponemos a continuación las bases a seguir en una hipotética restauración, cuya finalidad es potenciar y recuperar los valores patrimoniales y tradicionales del conjunto de campanas. Planteamos dos propuestas: una primera sencilla, y una segunda más compleja y costosa (pero quizás más interesante y deseable). 

       4.3.1. Primera propuesta de restauración 

La primera consistiría básicamente en conservar la disposición actual de campanas, restaurar el yugo de la grande y sustituir los yugos actuales de los campanillos por otros nuevos siguiendo la tipología toledana. En la restauración del yugo de la campana Grande, se deberán reutilizar todas las piezas originales, sustituyendo exclusivamente aquellas que hagan peligrar la seguridad del conjunto. Si el estado de conservación desaconseja el uso de alguna pieza de madera, ésta deberá ser sustituida por una copia basada en el diseño de la original. Los yugos de las campanas pequeñas deberán ser sustituidos por otros siguiendo los patrones toledanos. Las tres campanas se dotarán de martillos eléctricos (en el lado izquierdo) y los toques programados deberán basarse en los tradicionales. La mecanización deberá realizarse de tal modo que no impida el toque manual. Desaconsejamos la instalación de motores de volteo, puesto que este toque se reducía tradicionalmente a cuatro o cinco veces al año, y su colocación puede dar lugar a abusos que restan solemnidad y su carácter excepcional, deshaciendo la tradicional jerarquización festiva. Aconsejamos que en estos días importantes se voltee a mano. Solamente recomendamos la mecanización del volteo en campanas pequeñas que tradicionalmente se han tocado a diario (para avisar de confesiones, Misa primera u otros sencillos avisos de este tipo).

       4.3.2. Segunda propuesta de restauración

La segunda es más compleja, pues consistiría en la recuperación original del campanario, tal como se ha planteado más arriba. Por ello se trasladará la campana Grande al interior del campanario y se montará sobre el brazo actualmente vacío que se encuentra en uno de los ventanales de la cara norte. Si por falta de conservación se desaconseja su uso deberá ser sustituido por una copia exacta del perfil. Se le colocará un contrapeso siguiendo las características propias de los yugos toledanos. El sistema de sujeción debe ser por tornillos. Se le dotará además de una palanca de balanceo en el lugar donde se situaba esta pieza. Debe contar también con ejes acodados, acordes con el tamaño del conjunto.  Como no podemos asegurar a ciencia cierta que la campana del reloj formara parte del conjunto de campanas litúrgicas, se deberá realizar una campana nueva que haga pareja con la Grande, de un tamaño similar al de la del reloj, a la que se le colocará el yugo que actualmente tiene la campana Grande (o bien una copia si se desaconseja su uso) con las mismas condiciones y características (palanca balanceo, ejes acodados) expuestas líneas arriba. Sería conveniente conservar los herrajes de sujeción originales pero añadiendo en su parte superior unos tornillos de sujeción. Las campanas pequeñas se dejarán en los ventanales que actualmente ocupan, cambiando sus yugos tal y como ha quedado expuesto en la primera propuesta de restauración. En cuanto a la mecanización de los toques, sugerimos lo mismo que en la primera propuesta, martillos eléctricos en todas sin motores de volteo. La ubicación que proponemos es que la campana Grande se asiente en sendas vigas de madera en el lateral del lado oeste de la torre, mientras que su pareja se ubique en el lateral sur, respetando de este modo la caseta del reloj. 

Ilustración 7: Propuesta de nueva disposición de campanas
Ilustración 8: Recreación de una nueva campana pequeña, del tamaño de la campana del reloj, con el actual yugo de la campana grande.
Ilustración 9: Recreación de la campana grande con el brazo conservado en la torre y una cabeza siguiendo las líneas del brazo.

       4.3.3. El reloj y su campana

La disposición que proponemos en la segunda propuesta es respetuosa con el emplazamiento de la caseta del reloj, que junto con la maquinaria deberán ser restauradas, pues son también bienes patrimoniales de interés. Dentro de todo el patrimonio relativo a las campanas, el de relojes mecánicos es el más vulnerable de todos, puesto que la tendencia generalizada es sustituir la maquinaria por un ordenador, que a la postre, da casi más problemas que un reloj mecánico, cuya vida útil es mucho más larga. Por desgracia el destino de muchas de estas maquinarias es un cuarto almacén de la iglesia, del ayuntamiento, de una persona interesada por la historia local o sencillamente la chatarrería. Son muchas las maquinarias que han desaparecido, algunas de ellas históricas, del siglo XVIII o anteriores. Por tanto, proponemos la restauración del cuarto del reloj, de modo que sea lo más hermético posible, para evitar que las inclemencias meteorológicas y la temperatura ambiental afecten a su funcionamiento La maquinaria deberá ser convenientemente limpiada. Aquellas piezas cuyo deterioro impidan el correcto funcionamiento serán sustituidas por copias. Las ruedas de subida de los pesos pueden ser conectadas a un elevador accionado por un ordenador. Actualmente existen ordenadores conectados a relojes mecánicos que aparte de elevar las pesas corrigen posibles desajustes horarios. Deberá también recuperarse el martillo del reloj activado de forma mecánica. 

Ilustración 10: Reloj mecánico conservado en su cuarto

Ilustración 11: Reloj mecánico restaurado y en uso