domingo, 22 de marzo de 2020

EL TOQUE DE ÁNGELUS O DE AVEMARIAS EN EL ANTIGUO ARZOBISPADO DE TOLEDO

JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos; ROMERA SOTILLO, Álvaro





PREFACIO

Dada la situación extraordinaria que estamos viviendo actualmente a consecuencia de la pandemia de coronavirus de Whuan que estamos sufriendo, se ha puesto en marcha, desde distintos niveles eclesiásticos, una iniciativa que invita a hacer sonar las campanas de nuestros templos para acompañar la oración que el pueblo eleva en estos momentos hacia Dios.

Una de esas iniciativas, promovida por la Conferencia Episcopal Española (CEE), tiene como objetivo hacer sonar las campanas a la hora del Ángelus, es decir, a las 12 del medio día, para pedir por esta situación de necesidad que vivimos, uniéndonos con la oración que Su Santidad ha preparado especialmente para ella.

Por otro lado, el toque de Ángelus, también conocido como de Avemarias es quizá uno de los toques que mejor conservado ha llegado hasta nosotros. Originalmente se ejecutaba al amanecer, al medio día y al anochecer, y era una invitación al rezo de los fieles de 3 avemarías, a las cuales estaba concedida una indulgencia.




MOTIVACIÓN

Debido a que, en los últimos años se ha producido un olvido del uso litúrgico reglamentado de los Sagrados Bronces, nos vemos en la tesitura de que, las campanas, se hacen sonar en cada lugar a gusto y conveniencia del párroco particular de cada iglesia o del sacristán correspondiente. Atrás quedan los tiempos en los cuales la reglamentación del toque de campanas era objeto de primorosa ordenación por parte de los obispados y arzobispados, que unificaban en su territorio el lenguaje de sus bronces, de forma que era fácilmente legible por cualquier miembro de su grey en cualquier lugar del territorio de la diócesis.

Sería interesante, en este sentido, unificar esta propuesta de toque que se hace desde la CEE a las diócesis y parroquias, pudiéndose adoptar en cada una de ellas el toque original que como tal existía ya reglado desde antaño.


JUSTIFICACIÓN

El toque de Ángelus es uno de los que mejor conservados ha llegado hasta nosotros, y, además, de una forma bastante unificada en los que serían los antiguos territorios del arzobispado toledano, es decir, las actuales provincias de Toledo, Madrid, Guadalajara, Cuenca y Ciudad Real. Posiblemente sea esto debido a los insistentes avisos y recomendaciones que, desde la seda primada, se hacían al respecto en los sínodos que convocaron los diferentes arzobispos. Como muestra de ello, traemos a estas letras una transcripción de las Constituciones Sinodales del Cardenal Portocarrero del año 1682, en las cuales se explicita la forma en que se ha de dar la señal de ángelus:

“Que los Sacristanes tañan al Ave María, al anochecer […], al amanecer y al medio día […]: concédase indulgencia a los que a estas horas rezaren”

(Libro I, Título IV, Constitución III)




Como podemos apreciar, el rezo de estas tres Ave Marías, se hacia a primera hora de la mañana, a medio día y al caer la tarde. El toque de medio día fue el que dio a luz a lo que ahora conocemos como ángelus. Por su parte, los otros dos toques se siguieron manteniendo en general en los pueblos, y se conocieron como “oraciones de la mañana” o “buenos días”, al de por la mañana, y “oraciones de la tarde”, al toque de por la tarde.

Continuamos con la transcripción de esta constitución III:

“Cosa justa es que, en todas las iglesias, se taña de un mismo modo al Ave María; y que donde haya más de una iglesia comience este toque la Iglesia Matriz, o en su defecto la de más antigüedad, uniéndose después las restantes”

Como podemos ver, desde el arzobispado no solo daban orden de tañer para llamar a esas oraciones si no que, comprendiendo que las oraciones de los fieles y, por ende, el uso de la campana, formaban parte de una misma liturgia, se daban incluso instrucciones de cómo debía hacerse en aquellos lugares en que había más de una iglesia, para salvaguardar el orden y la armonía.

A continuación, da indicación expresa de cómo se ha de tocar:

“Ordenamos y mandamos que, de aquí en adelante, en cada una de las iglesias de este arzobispado, los sacristanes y campaneros, cada día […] tañan al Ave María dando nueve golpes de una campana grande, de tres en tres; y acabados los dichos nueve golpes tañan una campana a vuelo.”

Aunque no lo explicite, esta estructuración del toque encaja con la del rezo, los tres golpes por las tres jaculatorias y Ave Marías y la campana a vuelo por la oración final “Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros…” (Gratiaum tuam, quaesumus, Domini…). En alguna localidad esta segunda parte se la denomina “la plegaria” en alusión a la oración.

Y continúa exhortando al pueblo a unirse a esta oración:

“Amonestamos a todos los fieles del arzobispado a que, al tiempo de tocar dichas horas, recen […] las preces del Angelus Domini y las Ave Marías […]. Y porque con mayor fervor se muevan a continuar esta devoción, les concedemos [a los fieles] 40 días de indulgencia por cada vez que rezasen una de estas horas”


PROPUESTA

Tanto efecto debieron tener estas continuas amonestaciones del arzobispado en las parroquias, que, curiosamente, en la mayoría de pueblos de estos territorios que pertenecieron antaño al arzobispado primado, se ha seguido tañendo hasta hace no muchos años, o incluso sigue vigente, esta forma de tocar a las “Ave Marías”.

Por ello, proponemos que, en estos mismos territorios, se pueda implementar para esta circunstancia que se nos pide desde la CEE este modo de tocar, que es el propio de nuestra tierra. Sería interesante así mismo que no solo se llevara a cabo el toque de ángelus en estos momentos de epidemia, si no durante todo el año cristiano, para llamar a los fieles a unirse juntos en oración.

Pasamos a detallar cómo sería este toque de ángelus, para lo cual nos serviremos de una tabla en la que se indica el número de golpes de badajo de campana y qué campana usar:


NÚMERO DE GOLPES DE BADAJO
CAMPANA
COMENTARIOS
9 golpes de badajo en grupos de 3:
     3 golpes
     Unos segundos de espacio
     3 golpes
     Unos segundos de espacio
     3 golpes
Con la campana más grave (generalmente la más grande) del campanario

33 golpes seguidos


*Para esta secuencia se puede optar por usar una sola campana, o bien tañer 2 campanas de timbre distintos alternando una y otra (un repique)

**Otra posibilidad es emplear una campana pequeña a volteo, en cuyo caso no haremos caso del número de golpes, si no que estará tocando un tiempo prudencial

***La tercera posibilidad sería tañer una campana a medio vuelo, como indica Portocarrero; pero comprendemos que al no ser toques manuales es más difícil de implementar
Con una campana más aguda que la primera
Pese a que las constituciones de Portocarrero no especifican el número de estos golpes, elegimos 33 por ser un número muy simbólico dentro del cristianismo: la edad de Cristo

*Portocarrero menciona que se ha de tocar “a vuelo”. Entendemos por ese vuelo una campana tocada a medio bando, es decir, que oscila sin llegar a dar una vuelta completa (que sería un volteo)
3 golpes seguidos
Con la campana grave del principio
Portocarrero no lo especifica así, pero es costumbre extendida entre los campaneros y sacristanes el rematar los toques con esta señal, para indicar que el toque ha terminado. Dejamos la implantación de esta parte del toque a gusto del párroco, sacristán o campanero de cada parroquia.










































Sirvan de ejemplo estas grabaciones:

Yepes (Toledo), toque de la oración a la puesta del sol (www.campaners.com):



http://campaners.com/video/video999.mp4

Escalonilla (Toledo), toque del Ángelus (www.campaners.com):



http://campaners.com/video/video960.mp4

Horche (Guadalajara), toque del Ángelus (vídeo propio):

domingo, 27 de octubre de 2019

RELACIÓN DE TOQUES DE CAMPANA DE CANTALOJAS (GUADALAJARA)

Álvaro ROMERA SOTILLO






Toques recogidos el sábado 28 de septiembre de 2019 de Antonio Garrido, hijo del último sacristán de la parroquia de Cantalojas.




El conjunto consta de cuatro bronces: dos campanas (la grande y la pequeña) y dos campanillos (la grande y la pequeña -actualmente descolgada-).

Campana grande

Campana pequeña
Campanillo grande
Campanillo pequeño
De izquierda a derecha: campana pequeña, campanillo pequeño, campana grande.

  • Toque del Alba: Al amanecer, lo solía tocar su padre. Se tocaba desde abajo, la Grande a badajo, y la pequeña se balanceaba con una cuerda atada a la palanca del brazo. Tocaba tres toques pausados con la grande y una serie de campanadas (unas diez). A continuación comenzaba la pequeña a media vuelta. Cuando iba parando de la media vuelta, contestaba la gorda haciendo pin pan pin pan. Cuando dejaba de sonar se tañían tres toques a la grande y se daba por concluido. Este toque indicaba el inicio de la jornada a los que iban a vender carbón y a los pastores.
  • Toque del Mediodía: Se iniciaba con tres campanadas con la gorda. Después repique, primero un repiqueteo con la grande, luego con la pequeña y repique juntas. Lo solían tocar Antonio y sus hermanos. Se tocaba a mediodía solar, es decir, a la una antiguamente, hoy a las 14 de la tarde según el horario de verano. Se tomaba de referencia la sombra de la torre que se proyectaba en la segunda canal del tejado de la iglesia.
  • Toque de Oraciones: Se tocaba ya de noche. Era muy parecido al del Alba. Se tocaba también desde abajo. Se daban tres golpes pausados con la grande, a continuación una serie de campanadas (unas diez) y se comenzaba a balancear la pequeña. Cuando se dejaba de tirar de la palanca de la pequeña, ésta seguía balanceando y hasta que paraba se alternaba cada golpe con dos de la grande: pin pan pan pin pan pan pin pan pan. Cuando paraba la pequeña se daban tres golpes a la grande y se daba por finalizado el toque. El toque indicaba la hora de recogerse.
  • Rosario, novenas: Unas campanadas con la grande desde abajo con la grande.
  • Misa Diaria: tres señales desde abajo, con la grande, indicando si era primer, segundo o tercer toque. (un, dos o tres golpes al final).
  • Vísperas Domingos: se volteaba la campana pequeña y se repicaba la grande. Cuando dejaba de dar vueltas y se balanceaba se repicaba a ritmo con los golpes que daba, trararararan PAM trararararan PAM... así hasta que se paraba. Al terminar se hacía repique con las dos. Se tocaba a la hora de las Oraciones para indicar que el día siguiente era domingo. El toque de víspera sustituía al de oraciones.
  • Misa Domingos: Primer toque igual que el de la Víspera, los dos siguientes señales.
  • Víspera fiestas grandes: Comenzaba con el repique de la campana pequeña. Y seguido comenzaba a voltear la grande. Si subían sus hermanas se volteaban también los campanillos. Cuando estaban todas volteando se dejaba de repicar la pequeña y se comenzaba a voltear, de forma que estaban todas volteando. Al terminar se hacía repique con las campanas. Al igual que los domingos este toque se hacía en sustitución de las Oraciones. Este toque también se empleaba para las procesiones.
  • Misa Fiesta grande: igual que el anterior, empleando este toque como primer toque de Misa. Los dos toques siguientes eran señales.
  • Bautizos: Los bautizos se celebraban por la tarde y solo se hacía un toque. Si era un niño el bautizado se tocaba a media vuelta el campanillo grande, si era niña el pequeño. Si había dos bautizos los dos.
  • Toque víspera de difuntos: Tocaban las cuatro a clamor de forma pausada: primero la grande, luego el campanillo grande, luego la campana pequeña y seguido el campanillo pequeño. Empezaban al anochecer, paraban para ir a cenar y seguían después hasta las seis de la mañana. Tocaban desde uno de los “escansillos” que había en el interior de la torre. Tocaban a veces envueltos en mantas por el frío que hacía. Solían tocar cuatro personas, él, su hermano, su padre e Isabelo, un pastor que tenían contratado.
  • Clamor persona adulta: indicaba la muerte de una persona y se hacía con las campanas. Se daban tres golpes a la grande y se comenzaban a dar campanadas pausadas con las dos. Cuando se llevaban unos cinco minutos se daban tres golpes juntos con las dos campanas. Eso indicaba que se había dado un clamor. Pero el toque continuaba porque luego se daban dos clamores más. No se indicaba el sexo del finado, aunque es muy probable que por la forma de este toque, el número de clamores indicara el sexo del finado, seguramente uno más para indicar que era hombre.
  • Clamor niño: se hacía con los campanillos, lento pero había un momento en que se hacía un repiquete con una de ellas, tintintin y se continuaba.
  • Entierro: con las dos campanas, din dan din dan cuando traían al difunto a la iglesia. Se paraba cuando llegaba y luego cuando se lo llevaban al cementerio.
  • Perdidos: este toque se realizaba en algunas noches de invierno para orientar a algún vecino que por la nieve o el mal tiempo se había desorientado. Se volteaba la grande lentamente, para que el sonido llegase bien lejos.
  • Fuego: toque rápido de emergencia, se tocaba como un repique muy rápido y señalando la urgencia tantantantantantan.
  • Tintilinublo: No hay noticia de toques contra tormentas, pero se sabe que se sacaba la reliquia de la Vera Cruz a la puerta de la Iglesia cuando había tormenta.
En el siguiente vídeo pueden escucharse algunos de los toques aquí recogidos, interpretados por Antonio Garrido en el campanario de la Huerce (Guadalajara).



lunes, 5 de agosto de 2019

INTRODUCCIÓN AL MUNDO DE LAS CAMPANAS. PARTE 3ª: LA TRADICIÓN TOLEDANA


JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos; ROMERA SOTILLO, Álvaro


3. LA TRADICIÓN TOLEDANA



      Como hemos podido entrever a lo largo de este artículo, el mundo de las campanas es mucho más complejo de lo que puede parecer. Existen diferentes tradiciones de toque en Europa, si bien la más generalizada en Europa es el sistema lanzado, en el que la campana oscila y el badajo golpea la campana cuando esta se encuentra en su punto más alto de oscilación. Aparte de este sistema existe el change ringing inglés, y otras tradiciones, como las existentes en Italia, de gran variedad y capacidad expresiva. Sin embargo podemos decir que, a grandes rasgos, a nivel europeo hay dos formas, o mejor dos concepciones del toque de campanas: por un lado la tradición del centro y del norte de Europa, basada en toques melódicos (con campanas perfectamente afinadas) y por otro lado la zona sur (Portugal, España, Italia) donde se busca la expresividad.

Publicidad del fundidor francés FARNIER, en el que se ven campanas con el sistema lanzado: yugo sin contrapeso y badajo de gran tamaño. Foto: http://www.clocherobecourt.com

En el sistema lanzado las campanas se balancean hasta que el badajo, de gran peso, golpea en el lado superior. Foto: https://www.notredamedeparis.fr/la-cathedrale/linterieur/cloches-et-bourdons/ordre-de-sonnerie-des-cloches-de-notre-dame/
Campanas con el sistema Change ringing 



3.1. LA TRADICIÓN HISPÁNICA


    Analizamos ahora las características de los toques en España. Las principales características de la tradición española son las siguientes:


  • El empleo de yugos de gran contrapeso, que pueden adquirir en ocasiones una gran altura.


  • Toques con significado basado en ritmos y no en melodías. El toque de campanas en España nunca se ha desvinculado del hecho religioso. Incluso los toques estrictamente civiles pueden considerarse religiosos en tanto que forman parte de un código que rige, acompaña y protege a la comunidad como pueblo de Dios. En las antípodas del concepto hispano se encuentran los carillones, que se originaron en los Países Bajos en torno al siglo XVI, cuya única función es interpretar melodías o canciones: su sonido carece de significado.
Salas Altas (Huesca). Foto: http://www.radiquero.com/especiales/campanas-y-campaneros-en-salas-altas/

  • Desinterés por la afinación de campanas. En relación a las formas de toque, en España se buscaba la expresividad, no la melodía. En esta línea sonora se entiende mejor el interés por buscar una diferenciación de timbre entre campanas, como ya hemos dicho al hablar de la armonización y la afinación.

  • Desarrollo de un gran número de técnicas de toque. Es probable que España, a través de sus variedades locales, sea uno de los países que más técnicas de toque ha desarrollado, en aras de enriquecer el lenguaje sonoro. En general, dentro de la tradición hispánica se distinguen varias formas de tocar en movimiento una campana:

    • Balanceo muy bajo1. Consiste en tirar de la cuerda de forma que el badajo pegue solo en un lado. En documentos antiguos se le suele llamar “tocar a pico”. En otros lugares es conocido como “media vuelta floja”. Esta forma permitía además realizar series de toques con un número de campanadas concreto.

    • Balanceo bajo. Consiste en mover la campana hasta que aproximadamente alcanza la horizontal. Esta forma de toque suele asociarse a toques fúnebres o bien a toques ordinarios.

    • Balanceo alto. La campana alcanza la vertical. En documentos antiguos esta forma se denomina “tocar a pino”. En ocasiones el campanero la para dejándola con la copa hacia arriba. Esta forma de toque le permite tener un control absoluto del movimiento de la campana y realizar combinaciones rítmicas, bien balanceando el resto de campanas, bien repicándolas.


David Juárez repicando la campana del "reloj" mientra voltea (balancea) la "Gorda" hasta dejarla parada con la copa hacia arriba. Yepes, 1983 (Toledo). MUÑOZ ÁLVARO, Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com

    • Volteo. La campana gira de forma continua en el mismo sentido. Este toque es de creación española, aunque también existe en algunas localidades del sur de Francia, Portugal y en Hispanoamérica. Entendemos que se trata de una evolución del balanceo alto. Existen dos formas de voltear: con cuerda (enrollando y desenrollando una o varias cuerdas en los brazos) y a mano (impulsando con las manos sobre el yugo o el bronce). Desconocemos en qué momento se empezaron a voltear las campanas, aunque se piensa que no debe ser anterior al siglo XVI.
    • Toques con badajo. Todos las técnicas de toque vistas hasta ahora se realizan moviendo la campana sobre su eje, pero la forma más sencilla y primaria es mover el badajo. En el centro de España se distinguen varias formas.
      • Tocar. Tirar del badajo de una campana dando un número concreto de campanadas.
      • Repicar. Es el toque rítmico y vivo de dos o más campanas. Es propio de toques festivos.
      • Doblar. A veces se dice clamorear. Es tocar dos o más campanas con un ritmo más o menos pausado. Es propio de toques fúnebres. En algunas ocasiones se denomina doblar al balanceo de campanas. 
En el volteo de campanas a veces se usa el peso del cuerpo para arrancar o frenar las campanas. Salas Altas (Huesca). Foto: http://www.radiquero.com/especiales/campanas-y-campaneros-en-salas-altas/


     Dentro de estas características principales, podemos hablar de varias tradiciones. Existen tantas formas de toque como catedrales han existido en España hasta mediados del siglo XIX (tomamos esta referencia temporal porque desde entonces los toques han ido degradándose notablemente). Cada catedral creaba una forma de tocar que era copiada por las parroquias de su jurisdicción. No obstante, podemos hablar de tradiciones más amplias, como la aragonesa, la catalana, la valenciana, la castellana, la toledana, la sevillana, etc. más o menos aglutinadas siguiendo la geografía eclesiástica de las archidiócesis hasta mediados del XIX, es decir, de diócesis aglutinadas en torno a una sede metropolitana que las representaba. Ahora nos puede parecer extraña esta división geográfica, ya inexistente, puesto que todas las divisiones territoriales han cambiado mucho desde entonces, especialmente con la creación de las comunidades autónomas.

Mapa eclesiástico que muestra la distribución de las provincias eclesiásticas españolas. Esta división es más o menos coincidente con las diferentes tradiciones campaneras españolas. 


Mapa en el que se muestran, de forma aproximada, las diferentes formas de yugos.


    Si bien es cierto que existían unas pautas comunes en las parroquias de cada obispado, también es cierto que las catedrales se reservaban ciertas formas que las distinguían frente al resto de templos. Era notorio, y así ha quedado reflejado incluso en algunos escritos, que las catedrales tenían un toque más distinguido, podríamos decir más solemne y grave, acorde con la dignidad que este primer tempo de la diócesis ostentaba. En Cataluña, por ejemplo, las catedrales no repicaban, y si lo hacían era de forma muy excepcional (2 ó 3 veces al año), en Granada algún autor señaló la distinción y diferencia de los toques de la Catedral frente a las parroquias. De este modo podríamos hablar de un doble nivel, uno más solemne y propio de catedrales, y otro más popular, basado principalmente en repiques y volteos, propio de parroquias. En algunas ocasiones las peculiaridades de las catedrales eran copiadas por algunas colegiatas y parroquias.

Vista de Toledo. El nivel superior de la catedral no solo se advertía en la monumentalidad de su construcción, sino también en la forma de tocar.



3.2. LA TRADICIÓN TOLEDANA


     Antes de hablar sobre la tradición toledana, debemos situar el área geográfica a la que nos referimos, pues tratamos una antigua demarcación territorial hoy inexistente.

     Toledo era sede de un obispado metropolitano, es decir, era la cabeza de una provincia eclesiástica compuesta por varios obispados. Hasta mediados del siglo XIX los territorios de la diócesis toledana estaba integrados aproximadamente por las actuales provincias de Toledo, Madrid, el tercio occidental de Guadalajara, parte de Ciudad Real, parte de Albacete y Cuenca y algunos puntos de Extremadura y el norte de Andalucía. En esta amplia área geográfica se desarrolló una tradición campanera propia, que a su vez está en conexión con las de las otras sedes obispales de la provincia eclesiástica toledana: Segovia, Valladolid, Burgo de Osma, Sigüenza, Cuenca, Cartagena, Córdoba, Jaen y otros territorios pertenecientes a órdenes militares como el Priorato de Uclés o los territorios de la Orden de Calatrava y la Orden de Santiago en la Mancha.

Detalle de la provincia eclesiástica de Toledo.


     Antes de entrar a tratar el particular de este enunciado, nos detenemos para exponer una pequeña disquisición. Cuando hablamos de tradición lo hacemos en una doble vertiente, material e inmaterial. Material en cuanto a la forma de las campanas y los yugos, herramientas que determinan el toque; y por otro lado los toques, como un elemento inmaterial, pero estrechamente vinculado a la vertiente material. Por tanto, por tradición entendemos esta doble faceta, la material y la inmaterial.



3.2.1. Campanas y yugos en la tradición toledana


      En cuanto a lo formal, la tradición toledana se caracteriza por el uso de un determinado tipo de campanas y yugos. Las campanas del arzobispado toledano se encuadran dentro de la tradición sonora castellana, que, a diferencia de la Corona aragonesa (mucho más cercana a la francesa y centro-europea) busca una diferenciación tímbrica entre los bronces, de ahí que hayan pervivido perfiles de campanas tan arcaicos como el de las denominadas comúnmente romanas, de forma abombada. Si bien es cierto que esta tipología es muy común en la mitad norte, fueron abundantes este tipo de bronces en la parte de Guadalajara perteneciente al arzobispado, y no es extraño encontrarlos también en las actuales provincias de Toledo y Madrid. Si en los campanarios del centro de Europa se busca la afinación de las campanas, y se funden conjuntos de numerosos bronces (para poder interpretar melodías), en España se opta por la expresión y un número más reducido (salvo en catedrales y colegiatas o templos de cierta importancia). Por lo general Las parroquias toledanas suelen contar en sus campanarios con dos campanas grandes y dos pequeñas (campanillos).

Ajofrín (Toledo). Detalle del campanario, al fondo asoman dos yugos de sendas campanas y en primer plano un campanillo. Foto: http://realdesanvicentepuebloconencanto.blogspot.com/2014/03/ajofrin-toledo-guia-de-lugres-que-debes.html


     El otro elemento definitorio de la morfología es el yugo, que además incide de forma determinante en el toque (repique, medio vuelo o vuelo) así como en su sonoridad. En España existen numerosas formas de yugos, siendo el toledano una de sus tipologías más características, cuya extensión viene a abarcar el antiguo arzobispado. No obstante esta tipología tiene también resonancias en otros obispados de su antigua provincia eclesiástica.

       Las partes básicas de los yugos toledanos son las siguientes:

    • Brazo: Es la pieza principal del yugo. Es una viga de gran tamaño en la que se engancha la campana. Permite además su movimiento gracias a los ejes.
    • Ejes: son unas piezas de hierro colocadas a ambos extremos de los brazos, insertas en unas acanaladuras efectuadas en su parte inferior. Se ubican de tal modo que no entran en contacto con el bronce pues podría transmitir la vibración al muro. Tradicionalmente suelen asentarse en unas zapatas de madera empotradas en los laterales de los ventanales. En ocasiones, para evitar un desgaste excesivo de la madera, el eje asienta sobre una pieza de bronce empotrado en la zapata.
    • Cabeza: es el contrapeso de la campana. Suele estar compuesto por una o dos piezas de madera. Suele ser de pequeño tamaño, estrecho y con perfiles moldurados en los laterales superiores.



     Junto a estas piezas principales existen otras secundarias. La sujeción de la campana se realiza a través de unos herrajes cogidos con palomillas o tornillos en una pieza de madera colocada sobre la cabeza en sentido transversal.

     Suelen presentar también una palanca, generalmente curvada hacia arriba y rematada en un ojal o aro donde atar una cuerda. Este elemento permite balancear la campana e incluso frenarla cuando la campana se encuentra arriba empleando como tope la cabeza.


Yepes, 1983 (Toledo), David Juárez y su hijo José-David Juárez, volteando (forma local de llamar al balanceo) la "Gorda" y la "Sorda" en el doble de difuntos. ÁLVARO MUÑOZ Mari Carmen; LLOP i BAYO, Francesc/ Fuente: http://campaners.com


   Abundan los herrajes en forma de arco en los frentes del brazo para mantener su estabilidad, así como abrazaderas en sus extremos para reforzar la sujeción de los ejes.

    El equilibrado de este tipo de yugo es bastante interesante. A diferencia de otras tipologías que ponen completamente la campana por debajo del eje de rotación (como la tipología Valenciana, Aragonesa, Catalana...) el yugo toledano levanta por encima del eje el bronce con el fin de emplear parte del mismo como contrapeso. Para ello se recurre a dos elementos: los ejes acodados (en forma de L) y la escotadura de la parte inferior del brazo para empotrar a mayor altura el bronce. Esto tiene un efecto sonoro directo, puesto que el eje de rotación se encuentra a un cuarto o a un tercio de altura del bronce, o incluso a la mitad de la campana. El volteo de estos yugos genera un ritmo diferente al de los yugos de ejes rectos. Si un yugo valenciano en volteo genera un ritmo ternario con dos golpes y un silencio, el toledano viene a generar dos golpes y un silencio equiparable a los dos golpes. Es por ello también, que la oscilación de una campana con yugo toledano, genera una consecución de golpes mucho más seguidos que el de ejes rectos.


Comparativa yugo valenciano con yugo toledano.


     El aspecto de estos yugos es más bien pequeño y achatado. Existen unas proporciones básicas que suelen cumplirse en esta tipología, lo que demuestra la existencia de un patrón de construcción conocido y más o menos generalizado dentro del territorio de la diócesis.: la altura total del brazo y la cabeza viene a ser la de la copa de la campana; la altura de la cabeza y el brazo suele ser la misma (la mitad de la altura total); la escotadura inferior suele tener un cuarto de la altura total.


Croquis de las proporciones aproximada que generalmente se empleaban en la construcción de yugos toledanos.

    Si quieres saber más sobre los yugos toledanos te invitamos a que leas los siguientes artículos publicados en este blog: El yugo “toledano” (1ª parte) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/el-yugo-toledano-1-parte.html , El yugo “toledano” (2ª parte) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/el-yugo-toledano-2-parte.html , Informe del campanario y campanas de Gerindote (Toledo) (epígrafes 4.1. y 4.2.) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/informe-del-campanario-y-campanas-de.html y Los Sagrados Bronces: El uso litúrgico de las campanas en la Iglesia Católica (capítulo VI) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html



3.2.2. El toque de campanas en el antiguo arzobispado de Toledo
     Al referirnos a la tradición hispánica hemos dicho que existen diferentes tradiciones de toque mas o menos circunscribibles a cada obispado.

     Este patrón común debió gestarse de diferentes modos. Por un lado es probable que los visitadores eclesiásticos (que supervisaban el correcto funcionamiento de las parroquias) pudieran haber sido uno de los factores que propiciara cierta uniformidad. Además existían ciertas normas dictaminadas por la autoridad eclesiástica a través de las constituciones sinodales que determinaban la forma de interpretar ciertos toques en las parroquias de la diócesis. Así mismo, otro factor de configuración de toques eran las circunstancias locales (que debían ser entendidas por todos los vecinos de un pueblo) y la destreza del campanero.
En las parroquias el encargado de tocar las campanas era el campanero, que podía o no simultanear el oficio de sacristán. En algunas parroquias o templos de mayores posibilidades y actividad cultual el oficio de campanero requería una exclusividad casi absoluta.


En muchas parroquias era el sacristán ejercía también de campanero.

    Los toques principales son los destinados a convocar a los oficios religiosos, especialmente las Misas. El toque variaba según la fiesta del día: había toques de diario (día ferial), de domingo y de fiesta. Solían tener como base de su ejecución la técnica denominada “repique”, esto es, tañer las campanas (generalmente dos campanas de timbres diferentes) con el badajo de forma rítmica y más o menos rápida, guardándose para los días de fiesta una ejecución más variada y adornada con cambios de ritmos. Dentro de las fiestas solían sobresalir los toques ejecutados para el Domingo de Resurrección, Corpus Christi y los patrones o titulares de la parroquia, siendo frecuente que estos días las campanas se tocasen a volteo. Con estos mismos toques también se llamaba a las correspondientes Vísperas del día en cuestión y se acompañaban las procesiones (caso de haberlas).


Repique de campanas


Volteo de campana

      El toque podía variar según el tiempo litúrgico. En muchos pueblos se han documentado toques de Adviento y Cuaresma, cuyo gravedad sustituía los alegres repiques en tiempos penitenciales.

     Los toques de oración diaria marcaban los momento principales de la jornada: las tres Ave Marías (amanecer, mediodía y anochecer) y Ánimas (una hora después del último toque de Ave María).

    Los toques fúnebres tenían diferentes momentos: el que anunciaba la muerte de una persona (llamado “las campanadas”, “las campanadas de muerto”, “Agonía” o “tránsito”), entierro (llamados generalmente clamores o dobles) y las Misas de difuntos. Otro toque que se ha grabado a fuego en la memoria de los que peinan canas es el toque de Ánimas la madrugada de todos los fieles difuntos.

     Estos son los toques principales de una parroquia, a los que se sumaban otros menores (sermón, confesión, señal de cofradía -para misas de difuntos-, viático, Alzar, bodas, bautizos etc) o de carácter civil (arrebato, hacendera, contribución, quintos etc). En total una parroquia normal solía tener entre unos quince y treinta toques diferentes.

    Los toques de la Catedral eran diferentes y mucho más complejos que los de las parroquias. Otro tanto ocurría en colegiatas y algunas parroquias que contaban con cabildo y que, al igual que el templo Primado, rezaban la Liturgia de las Horas. Aquí el número de toque aumentaba considerablemente, puesto que las campanas debían tocar a todas las horas (Prima, Tercia, Sexta, Nona, Vísperas, Completas, y Maitines) y a la Misa Conventual (a la que debía asistir el cabildo).


El coro es el corazón espiritual de las catedrales. En él los canónigos rezaban las Horas, anunciadas con sus respectivos toques de campana.


       Las horas menores (Prima, Sexta, Nona, Completas) solían tocarse con un toque sencillo y más o menos común. Las Horas Mayores (Tercia -no es mayor pero se considera como tal porque después de ella se celebraba la Misa Conventual-, Vísperas, Maitines) se tocaban con mayor elaboración y variaban según la clase del día.


       En la Catedral de Toledo, por ejemplo, existían cuatro clases distinguidas por el número de clérigos con capas pluviales que dirigían el canto del cabildo en el coro: Fiestas de dos capas (ferias y dominicas), fiestas de cuatro capas, fiestas de seis capas sin procesión y fiestas de seis capas con procesión.

      A diferencia de las parroquias, cuyos toques se basaban principalmente en el repique, los toques de la catedral se fundamentaban en el toque “a pino” de una, varias campanas, acompañadas del toque a badajo de las tres campanas mayores, que por su tamaño permanecen fijas. Esta forma de toque permitía una de las principales peculiaridades de la sede primada, el toque individual de las campanas, de forma similar a la primera parte del toque de “solén” de Yepes (Toledo). Todo apunta a que ciertos templos parroquiales y algunas colegiatas por una cuestión de prestigio trataron de imitar los toques de la sede metropolitana. Tal es el caso del citado toque de Yepes, único vestigio de lo que fueron los famosos “claustros” o “turnos” de campanas de la Primada.


Toque de "Solén" de Yepes, único vestigio de lo que debieron ser los famosos y apreciados "coros" o "turnos" de campanas de la Catedral Primada.

     Lo que es evidente es que había una diferencia clara entre el toque de la catedral, alabado por su armoniosidad y mesura, en contraste con los repiques y volteos de las parroquias. Como ya hemos comentado más arriba el volteo aparece en España en torno al siglo XVI, pero en el arzobispado de Toledo no se sabe exactamente cuándo se introduce, lo cierto es que a finales del XVIII ya hay escritos del Cardenal Lorenzana que hablan del volteo en las parroquias de la diócesis. En cambio, la Catedral, y ciertos templos importantes (como colegiatas o parroquias de cierto prestigio) o bien lo rechazaron o lo incorporaron tardíamente (siglo XIX ó XX). En la sede toledana parece que se empezaron a voltear las campanas, y de forma algo limitada, a mediados del siglo XIX.


Cardenal Lorenzana (1722-1804). en su Edicto sobre el uso moderado de las campanas (1782) propone que las parroquias no toquen "a vuelo" todas las campanas a la vez, sino que lo hagan una por una como en la catedral, a imitación de los llamados "claustros" o "turnos" de campanas. 

    Por desgracia sabemos muy poco del toque manual de la catedral de Toledo, que fue signo de distinción del templo primado. Se conserva una regla de toques en el ceremonial de Rincón (1591), que ha debido ser la empleada, con ligeras modificaciones, hasta mediados del siglo XIX. En este momento se debieron realizar algunas alteraciones en el toque tradicional al introducirse el volteo de algunas campanas. A finales de esta centuria se inmovilizan todas las campanas, tocándose desde entonces exclusivamente a badajo.
Si quieren saber más sobre los toques de campana en el antiguo arzobispado Toledano puede consultar los siguientes artículos publicados en el blog: Los Sagrados Bronces: El uso litúrgico de las campanas en la Iglesia Católica (capítulo V) https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html y Jerarquización litúrgica de los toques de campana https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/jerarquizacion-liturgica-de-los-toques.html


1- En este caso y los dos siguiente empleamos una denominación genérica de la forma de toque, para poder entenderla en conjunto.