martes, 30 de julio de 2019

INTRODUCCIÓN AL MUNDO DE LAS CAMPANAS. PARTE 2ª: EL GRAN INSTRUMENTO MUSICAL: LAS TORRES CAMPANARIO, LAS HERRAMIENTAS DE TOQUE Y OTROS OBJETOS


JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos
ROMERA SOTILLO, Álvaro

2. EL GRAN INSTRUMENTO MUSICAL: LAS TORRES CAMPANARIO, LAS HERRAMIENTAS DE TOQUE Y OTROS OBJETOS


    Por lo general se suele pensar que la campana es un instrumento musical en sí mismo, pero no es así: si bien es cierto que se trata de un objeto que al golpearlo produce un sonido, este no es percibido en todo su esplendor y significado si no se encuentra en una torre campanario.

    Para entender esto compararemos las campanas con la cuerda de una guitarra. Si se tensa una cuerda y se tira de ella, al soltarla su vibración producirá un sonido. Pero si esa cuerda es colocada convenientemente en una guitarra su sonido es potenciado por la caja de resonancia y su nota puede ser variada al presionar sobre ella en los trastes. Este símil nos sirve para entender que las campanas son una parte de un instrumento musical complejo y grande.

   El instrumento en sí es la torre campanario con las campanas y con todos los objetos y herramientas que facilitan su toque. Por desgracia estamos asistiendo a numerosas restauraciones (incluso de catedrales) que están obviando la función sonora de las torres campanario, eliminándose elementos del toque en aras de una mayor pureza arquitectónica, sin relacionar la existencia de todos estos objetos con aquel fin último con el que se levantó la torre: hacer sonar las campanas.

   Analizamos a continuación los principales elementos que componen el gran instrumento musical que es una torre campanario.

Durante siglos las torres campanarios han sido las construcciones más altas de ciudades y pueblos. Gracias a esta altura el sonido de las campanas era escuchado desde grandes distancias. En la imagen una vista de Toledo de 1880 con la desaparecida torre del Reloj, la torre de de la fachada y al fondo las torres de San Ildefonso. Foto: Casiano Alguacil/https://www.abc.es



     2.1. LA TORRE CAMPANARIO


    La finalidad principal que movió desde la edad media a construir altos campanario era colocar en ellas campanas y potenciar su sonido lo más lejos posible. Los campanarios son, por tanto, grandes cajas de resonancia a varios metros de altura.

    En España se da la peculiaridad de que las campanas suelen colocarse en los ventanales del campanario, de manera que se convierten además en un referente visual cargado de significado (En el resto de Europa las campanas suelen estar dentro de la torre, y son difícilmente visibles desde afuera). Una variación de las torres campanario son las conocidas como espadañas, un sencillo muro levantado generalmente a los pies de las iglesias y generalmente de poca altura, propio de conventos y pequeñas parroquias que no pudieron levantar una torre.


Palazuelos (Guadalajara) Campanario en forma de espadaña.

    Existen numerosos recursos arquitectónicos potenciadores del sonido. Uno de los más empleados en España es la colocación de muretes o antepechos en la parte baja de los ventanales. Estos no son unos quita miedos que evitan posibles caídas, sino que cumplen la función acústica de potenciar las notas más graves.

Romancos (Guadalajara). Antepechos de piedra en la parte baja de las troneras para potenciar las notas más bajas. 
    Si observamos los ventanales de los campanarios veremos que en la gran mayoría la campana está muy centrada, de forma que solo se encuentra abierto el espacio justo para que pueda girar. En algunas ocasiones, si el ventanal es muy alto la campana se colocará en la parte superior, como ocurre en algunos campanarios catedralicios o en numerosos campanarios catalanes. En otras ocasiones, si el grosor del muro lo permite, o si las campanas se encuentran en el interior, los ventanales suelen ser parcialmente cerrados (aproximadamente unos dos tercios de su apertura), como por ejemplo en la catedral de Valencia. En otros casos los ventanales sin campanas son completamente cegados.


Bujalaro (Guadalajara). Los ventanales sin campana se solían cergar parcial o completamente. 


     En el caso de las espadañas es muy frecuente encontrar un pequeño cuarto o habitación adosado a la parte trasera, que, además de cumplir con la misión de resguardar al campanero de las inclemencias meteorológicas durante los toques, cumple la función de mezclar, potenciar y dirigir el sonido de las campanas.


El Sotillo (Guadalajara). Iglesia típica con espadaña a los pies con cuarto adosado a su parte posterior.



Hontanares (Guadalajara). Interior del cuarto adosado a la espadaña.


   Quizás los campanarios valencianos son los que mayor número de potenciadores acústicos contienen. Aparte de los muretes inferiores, la sala suele estar cubierta por una bóveda baída que tiene la propiedad de mezclar el sonido de las campanas. Por su parte, la entrada a la sala de campanas suele realizarse a través de una trampilla enrasada con el suelo, de forma que al cerrar la trampilla no queda en la sala-campanario ninguna oquedad que disminuya el efecto de “caja de resonancia” de la torre.


Campanario del Real Colegio del Patriarca (Valencia). Sala de campanas cubierta con bóveda vaida y los "tiples" ubicados cerca del techo.


    La ubicación de las campanas está también muy estudiada. Los tiples, las campanas pequeñas, suelen estar colocados en el interior de la torre, en vigas pegadas a la bóveda para aprovechas las cualidades acústicas de ésta y garantizar mejor la expansión sonora de sus agudas voces.


      2.2. EL YUGO


     El yugo es el nombre genérico que recibe la sujeción de madera de la campana, aunque recibe diferentes denominaciones a nivel local. Existen dos tipos de yugos: los yugos fijos(que suelen ser una viga encastrada en la pared) y los yugos de movimiento (que cuentan con ejes para poder tocar la campana a balanceo o volteo).

Iglesia de San Dionisio (Jerez de la Frontera). A la izquierda campana de movimiento, a la derecha campana fija 


     Una de las principales peculiaridades de los yugos en España es que aparte de servir de sujeción a la campana, también la contrapesa durante los volteos. Debido a ello, aparte de contar con una gran viga de madera que sirve a la vez de sujeción y de eje, cuenta con una cabeza de madera que la contrapesa.


     2.3. EL BADAJO


     El badajo es la pieza percutora de la campana. Suelen ser de hierro forjado, aunque en algunas zonas (como Aragón, y la mitad norte de la corona de Castilla) suelen combinar la madera (la caña) y el hierro (bola y sujeción).

    La parte superior, por donde se “ata” a la campana, tiene forma de argolla o ancla. Tradicionalmente suelen atarse al asa de la campana con cuerdas o con badanas de cuero. En su parte inferior se encuentra la bola que golpea el badajo. El badajo debe estar colocado correctamente, puesto que un badajo mal atado puede romper una campana. La bola debe golpear exactamente en el vértice inferior donde se unen el pie y las paredes laterales. Si golpea bajo, o si lo hace unos centímetros por arriba la campana puede quebrarse.


Badajo con caña de madera.


Badajos de hierro.

Badajo golpleando en su punto.


    Como curiosidad, en algunas zonas (Valencia, Aragón) suele colocarse entre el badajo y el asa una pieza de madera para evitar que el badajo golpee de lado.


Badajo con "soquet", pieza de madera entre el badajo y la anilla.



     2.4. HERRAMIENTAS DE TOQUE


   En el campanario existen numerosas herramientas que permiten el toque manual de campanas. Las cuerdas son una de las principales herramientas de toque, bien para tocar con el badajo, bien para balancear o voltear la campana. En ocasiones existen argollas o arandelas en las paredes que servían para tensar las cuerdas durante los repiques o bien para sujetar las campanas. También podemos encontrar garruchas, a veces asociadas a complejas estructuras, que orientan las cuerdas hasta la parte baja de la torre y poder interpretar algunos toques sin necesidad de subir al campanario. En algunas torres donde las campanas se encuentra a cierta altura existen tarimas que proporcionan una mayor cercanía entre el campanero y el bronce.

 
Segovia, interior del campanario de la Catedral antes de su restauración. Aunque las campanas tienen yugos de hierro se conservan los antiguos de madera en el suelo. Se conservan los cerramientos inferiores, escaleras, tablados y demás objetos y elementos de la instalación tradicional. Foto: SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio; ALONSO PONGA, José Luis: Las campanas de las Catedrales de Castilla y León. Valladolid, 2002, p. 110, también publicada en http://campaners.com/php/campanar.php?numer=650

Segovia, interior de la torre de la Catedral después de su última restauración. Se han eliminado los cerramientos inferiores que potenciaban la acústica y las escaleras y tablados que permitían el toque de las campanas. Las campanas no fueron restauradas. Foto: http://www.elnortedecastilla.es/segovia/201704/18/catedral-segovia-aumenta-visitas-20170418231053.html


martes, 9 de julio de 2019

INTRODUCCIÓN AL MUNDO DE LAS CAMPANAS. PARTE 1ª: HISTORIA, FUNDICIÓN, BENDICIÓN Y OTROS TEMAS BÁSICOS


JIMÉNEZ JIMÉNEZ, Carlos; ROMERA SOTILLO, Álvaro

INTRODUCCIÓN

     En una serie de tres pequeños artículos mostramos una sencilla introducción al mundo de las campanas, centrándonos especialmente en la tradición del antiguo arzobispado toledano. Está especialmente pensado para aquellas personas que han llegado a este blog por casualidad o desconocen por completo este mundo.


1. HISTORIA, FUNDICIÓN Y USOS DE LA CAMPANA EN EL OCCIDENTE CRISTIANO


     En este primer apartado nos centramos en conocer algunos detalles históricos sobre el origen de las campanas y como empiezan a usarse en el cristianismo. Tratamos también a grandes rasgos el proceso de fundición de las campanas. A continuación explicaremos en qué consistía la bendición de las campanas, ritual imprescindible para poder ser usada y sin el cual la campana no podía ser tocada. Finalmente trataremos sobre los toques de campana y las diferentes formas de toque que existen.


1.1. HISTORIA DE LAS CAMPANAS



     Las campanas son un instrumento musical que aparece en el mundo Antiguo. Eran generalmente piezas de pequeño tamaño. En la Grecia antigua eran empleadas para avisar de la venta de pescado y en Roma para avisar de la apertura y cierre de los baños públicos. El precedente litúrgico más directo lo encontramos en el uso de trompetas tal y como aparece reflejado en varios versículos de la Biblia. Moisés hizo construir dos trompetas de plata para convocar al pueblo. Aparecen también en otros pasajes como la toma de Jericó, o la aparición de Dios a Moisés en el Monte Sinaí. La tradición se ha perpetuado en el uso del Shofar, un cuerno de cabra que se hace tocar en diversas festividades del calendario festivo judío. En el cristianismo comenzaron a usarse las campanas con uso litúrgico en torno al siglo V. Se atribuye a San Paulino de Nola (+431) la introducción de las campanas en la iglesia. Lo cierto es que esta leyenda tiene algo de realidad, y es que Nola es una ciudad situada en la zona de Campania, famosa por sus bronces, con cuyo nombre fueron bautizadas las campanas.

Campana del Abad Sansón, (930), MuseoArqueológico de Córdoba. Esta campana es una de las más antiguas conservadas en España. Foto: https://www.artencordoba.com


     Si quieres saber algo más sobre la historia de las campanas te recomendamos que visites esta entrada del blog ( https://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html )


1.2. FUNDICIÓN DE LA CAMPANA



     La fundición tradicional de campanas arranca en la antigüedad y se ha perpetuado con pocas variantes hasta bien entrado el siglo XX. Hasta la industrialización de este oficio, los fundidores eran profesionales que viajaban de pueblo en pueblo para fundir campanas allí donde fueran requeridos. En España existen dos tradiciones de fundidores: por un lado los venidos de Francia e Italia, cuyo trabajo fue realizado principalmente en la corona de Aragón; por otro lado la tradición de familias cántabras oriundos de la comarca de la Transmiera, cuya zona de trabajo se centraba especialmente en la corona de Castilla.


     El proceso de fabricación es complejo. Al fundidor por lo general se le encargaba refundir una campana rota, cuyo sonido debía volver a recuperar. Para ello el maestro campanero manejaba tres variantes: el diseño del perfil, el diámetro de la boca y el grosor de las paredes. Todas estas variantes determinan tanto el peso como el sonido de la campana.


    Una vez que el maestro campanero trazaba el perfil interior y exterior de la campana, elabora unas piezas denominadas terrajas: unas tablas que, recortadas con el perfil interior y exterior de la campana servirán para tornear el molde que se empleará para la fundición de la campana.


     Después de elaborar las terrajas se hacía el horno para fundir el bronce -una aleación de cobre (80% aprox.) y estaño (20% aprox.)-. Junto al horno se prepara el foso de colada sonde se colocarán los moldes de forma que una vez fundido el metal y abierta la trampilla del horno, el metal líquido caiga por unos canales que lo conducen hasta la boca de los moldes.

Esquema de un horno tradicional de fundición. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318



     El molde tiene tres piezas: el macho, la camisa (o falsa campana) y la capa.
  • Para elaborar el macho se realiza primeramente una estructura de ladrillo refractario que dará solidez al conjunto. Una vez construida la estructura de ladrillo se coloca la terraja del interior de la campana en un eje y se comienza a tornear con barro. Para acelerar su secado se prende fuego en el interior de la estructura de ladrillo. Una vez terminada se da una capa de ceniza que permita posteriormente separar la segunda capa.

Elaboración del macho. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318

Elaboración del macho. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318

  • La segunda capa es la llamada camisa o falsa campana, pues una vez concluido el proceso de elaboración de los moldes, el espacio de esta segunda capa será rellenado con el metal fundido. Para fabricar esta segunda parte del molde se emplea una terraja con el perfil del exterior de la campana. El material empleado en esta segunda capa es un barro más fino, acabándose los remates, letras y decoración, en cera y sebo.


Elaboración de la camisa o falsa campana. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318

  • La tercera parte del molde es la llamada capa. Es realizada primero con barro fino, para poder registrar con detalle las inscripciones y los relieves. La parte exterior se realiza con barro más grueso reforzado con alambres y cáñamo.

    
    Una vez se han secado las tres piezas del molde se procede a levantar la camisa y a destruir la falsa campana. A continuación se procede a trasladar el macho a la fosa de colada, donde una vez colocado se rellena su interior de arena y se coloca el asa para enganchar el badajo. Seguidamente se coloca la capa sobre el macho y se colocan los moldes de las asas y los orificios de entrada de la colada y salida de gases. Se rellena toda la fosa con tierra bien prensada, para evitar que el molde reviente. Una vez rellenado el foso se hacen los canales de la colada, por donde fluirá el bronce líquido a más de 1000º C de temperatura. Teniendo todo esto preparado, se procede a abrir la compuerta del horno, permitiendo al bronce líquido rellenar el molde.

Foso de colada. En CABRELLES MARTÍNEZ, José Luis (1990), "Fundición de campanas" en http://campaners.com/php/textos.php?text=1318


    Transcurrido un tiempo prudente para que se enfríe y solidifique el bronce, se desentierra el foso, se rompe la capa, se saca la campana y se rompe el macho. Tras limpieza de la campana ya está preparada para sonar.


     Esta descripción abreviada del proceso puede completarse con este pequeño documental que muestra la fundición de una campana siguiendo el método tradicional. https://www.youtube.com/watch?v=xAb58b7i03Q


1.3. PARTES DE LA CAMPANA



     Existen diferentes formas de denominar cada una de las partes de la campana. La que vamos a emplear aquí es la forma genérica.
  • Asas: También es llamada corona, son las asas de enganche al yugo. Su número es de tres (en sentido transversal al eje) para campanas de menos de 100-120 kg. En campanas de mayor tamaño se añaden dos pares de asas más a los laterales (siete en total).


Campana con tres asas.

Campanas romanas con siete asas, la del fondo de lado y la del primer plano de frente. 


  • Hombro: Es la parte superior de la campana, sobre la que se levantan las asas.
  • Tercio: Es la parte superior de la caída de la copa. Es una zona donde suele haber inscripciones.
  • Medio: La superficie central de la copa de la campana. En ella suele haber inscripciones en la parte que da al interior y una cruz en relieve en la parte que da al exterior.
  • Medio pie: Es la parte inicial de la parte baja de la campana.
  • Pie: Parte inferior de la copa. Entre el pie y el medio pie se genera una curvatura convexa donde deben golpear los martillos exteriores, pues es este el punto de mayor grosor del bronce y donde se genera su sonido.
  • Punto de golpe: pequeño vértice convexo en la parte inferior del interior de la campana donde se sitúa el punto de mayor grosor. Es el punto exacto donde debe golpear el badajo, de lo contrario la campana puede romperse.
  • Asa del badajo: Es la anilla situada en la parte superior del interior de la campana donde se ata el badajo.
  • Badajo: es el elemento percutor de la campana. Por lo general suele ser una pieza entera de hierro de forja, aunque en algunos lugares suele hacerse de madera la caña y de hierro la bola de golpe y la sujeción superior del badajo. La parte inferior del badajo tiene un orificio para poder enganchar una cuerda.
  • Yugo: el yugo es el armazón de madera sobre el que se fija la campana. Puede ser fijo, si no permite el movimiento de la campana, o bien de movimiento, si cuenta con unos ejes.


Partes de una campana (Campana "Gorda" de Lillo - Toledo-)
Badajo golpeando en su punto (Campana Grande de Matarrubia -Guadalajara-)

Badajo de hierro (Yunquera de Henares -Guadalajara-)
Badajo con caña de madera (Valfermoso de Tajuña -Guadalajara-).


1.4. SONORIDAD, ARMONIZACIÓN Y AFINACIÓN DE CAMPANAS



    Como ya hemos comentado al hablar de la fundición de campanas, los maestros fundidores jugaban con con tres variables que determinaban la sonoridad del bronce: el diseño del perfil, el grosor de las paredes de la campana y el diámetro de la boca.

    En cuanto al diseño del perfil debemos reseñar que, si bien en España existe una interesante variedad de perfiles a grandes rasgos estos pueden agruparse en dos tipos: el esquilón y la romana.
  • El esquilón es el habitual en las campanas occidentales, caracterizado por hombros estrechos, perfil alargado y ligeramente curvada.
  • La romana en cambio es de hombros anchos y caída recta, con un aspecto mucho más robusto y abombado (de hecho eran conocidas antiguamente como “campanas redondas”). Esta última tipología solo aparece en la mitad norte de la corona castellana. A diferencia de los esquilones, su sonido es ronco y menos vibrante.

La Cabrera (Guadalajara), campana romana y esquilón

     Esta es la división habitual, sin embargo parece ser que había más tipos de diseños, con los cuales se enriquecían el timbre de los conjuntos de campanas. Antonio de Biedma1 en su tratado de fundir campanas (1630) describe el diseño de varios tipos de campanas: francesa, esquilón, cimbalillo, entretalle... Por ejemplo, existe una tipología empleada solo en Andalucía, conocida como “campanas de Pasión”, cuya peculiaridad era la presencia de unos orificios en el tercio del esquilón, que acortaban su sonido. Estas campanas de Pasión eran tocadas en la Cuaresma y algunos momentos de Semana Santa.


Campana de Pasión de la iglesia de San Lorenzo (Sevilla)


    La sonoridad de los conjuntos de campanas en España suele basarse en un principio de armonización, es decir, que el sonido de cada campana guarde cierta coherencia sonora con el resto de bronces. Una peculiaridad intencionadamente buscada son las diferenciaciones tímbricas, como por ejemplo ocurre con las campanas romanas, cuyo timbre contrasta con los esquilones y campanillos que suelen acompañarlas.

    Otra forma de sonoridad es el de las campanas afinadas, cuyos primeros pasos se dieron en el siglo XVI en los Países Bajos. Antes de explicar este proceso debemos reseñar que el sonido de una campana es la suma de muchas notas parciales que se generan a diferentes alturas de las paredes de la campana. Los fundidores de los Países Bajos descubrieron que creando un diseño adecuado y quitando unos milímetros en determinados puntos del interior de la campana se pueden afinar todos estos parciales. El resultado de esta técnica son conjuntos completamente afinados que como consecuencia evolucionará a otra formas de toque, de los cuales hablaremos más adelante.


Proceso de afinación de una campana (www.camaners.com)


  Los conjuntos de campanas armonizadas se organizan de diferente forma que los conjuntos de campanas afinadas. En el centro y norte de Europa, donde los conjuntos de campanas están perfectamente afinados, se conoce la nota exacta que produce cada campana, siendo frecuente que el “apodo” por el que se conoce a la campana de forma coloquial sea el nombre de la nota musical que posee.

   En España en cambio en muy raras ocasiones se sabe la nota (es algo irrelevante, no importa dentro de un conjunto de campanas armonizado) y son conocidas y organizadas según su puesto dentro del conjunto, sin ninguna referencia objetiva de carácter universal. Por ejemplo, la “grande” de una campanario parroquial lo es porque cumple esa función en su torre, pero objetivamente es pequeña en comparación con una campana de catedral.

   Una forma habitual organizar las campanas en España es dividirlas en campanas grandes, medianas y pequeñas. En Castilla, por ejemplo, los campanarios suelen organizarse de mayor a menor en campanas (romanas o esquilonadas), esquilones y campanillos (también llamados cimbalillos, esquilas, esquilines, pascualejas o campanos). Además, la forma común de agruparlas es por parejas, una macho (la grande) y una hembra (la pequeña) cuyo sonido a veces puede presentar menos de medio tono de diferencia; de forma que este esquema por pareja da como resultado conjuntos con dos campanas, dos esquilones o dos campanillos. Por ejemplo, es muy común en pueblos castellanos que las torres tengan dos campanas, la grande (o gorda) y la pequeña (o chica) acompañadas de uno o dos campanillos (grande y pequeño).


Iglesia de San Bartolome de Atinza (Guadalajara). Esta fotografía muestra la composición habitual de campanarios rurales: dos campanas, la Gorda y la Chica (en este caso romanas), un campanillo y otro de señales en el tejado del presbiterio para coordinar la liturgia con los toques. Foto de CAMARILLO HIERRO, Tomás/ www. cefihgu.es.



1.5. BENDICIÓN


    Antes de subir las campanas a la torre era imprescindible la bendición del bronce. Bendición que en muchas ocasiones es conocida como bautizo, pues se le impone el nombre de un santo. A veces se habla de consagración, pues se ungía el bronce con Crisma, del mismo modo que se consagraban los cálices o los templos.

    Los primeros datos que se tienen sobre las bendiciones datan del siglo VIII. En la liturgia visigoda existía la bendición de bronces. Finalmente, en el Ritual Romano del Concilio de Trento (1545-1563) se fijó para todo el orbe católico la bendición solemne de campanas, la cual era potestad del obispo ordinario de la Diócesis. La bendición consistía en una serie de oraciones en las que se lavaba, se ungía con óleo de enfermos y con Crisma y finalmente se incensaba con un gran brasero la campana, de forma que el humo envolviera todo el bronce. En 1892 se fijó una nueva bendición para campanas destinadas a usos civiles, y en 1902 una forma simplificada para campanas destinadas a uso religioso. Después del Concilio Vaticano II se redactó una nueva forma de bendición más simplificada aun que las anteriores.

    La bendición era muy importante, pues sin ella el obispo podía prohibir que una campana tocase. En ella se le imponía a la campana el nombre de un santo, al que se le encomendaba su intercesión. En la gran mayoría de campanas antiguas suele aparecer del siguiente modo: Sancta María (por ejemplo) ora pro nobis. Es decir, Santa María ruega por nosotros. El nombre del santo que se le imponía solía estar en relación a los santos de devoción de la parroquia, reservando generalmente el titular de la iglesia o el patrón para la campana más grande. No solía tampoco faltar alguna campana a Santa Bárbara, abogada de las tormentas y de los campaneros. El nombre del santo con el que se bautizaba a la campana era generalmente con el que era conocida. Aunque en otras ocasiones solía denominarse por su tamaño o por motes circunstanciales a su historia, su uso o su sonido: la Gorda, la chica, el campanillo, el esquilón, el aguijón, la golondrina, pascualeja, la rota etc.


Ceremonia de bendición de las campanas de las Escuelas Pías de Valencia (años 40-50)


   Por tanto vemos que la campana es un instrumento que podría considerarse de intercesión, en el sentido de que en virtud de la bendición con su sonido se pedía la intercesión del santo al que se dedicaba el bronce. Este sentido de trascendencia fue poco a poco perdiéndose, limitándose a partir del siglo XIX a dedicar la campana a uno u otro santo. El nombre del santo ya no era acompañado del ora pro nobis sino del “Dedicada a”.

   Si quieres saber más sobre la bendición de las campanas le recomendamos que lea el capítulo III del artículo de este blog Los sagrados bronces: el uso litúrgico de las campanas en la Iglesia Católica http://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html


1.6. TOQUES

   Como ya hemos escrito líneas arriba, las campanas empezaron a usarse en la Iglesia en torno al siglo V ó VI. En un principio parece que se empleaban para avisar del rezo de las horas canónicas y para oficios fúnebres. Desde entonces el repertorio de toques empezó a aumentar y hacerse mucho más completo y variado. Entre los siglos XVI y XVIII el lenguaje de campanas adquiere su mayor complejidad. Es en este periodo cuando se redactan las principales reglas de toque (denominadas también consuetas), una especie de instrucciones que indicaban cuándo y qué se debía tocar en cada momento. El repertorio de toques era amplio y complejo, lleno de matices. Una parroquia normal podía tener cerca de una veintena de toques, mientras que una catedral podía llegar a tener un centenar. En el siglo XIX se inicia una fase de declive y pérdida, llegando hasta nuestros días el último eslabón de campaneros tradicionales, que aprendieron de sus antecesores tan digno y elevado oficio.


Repique en Quintanilla de la Viñas (Burgos) Foto: http://www.jccanalda.es
Simeón Millán repicando en la Basílica del Pilar de Zaragoza (1940), foto: http://campaners.com
Volteo de campanas en Sedano (Burgos). Foto: https://www.verpueblos.com

    Hay una glosa medieval que condensa a la perfección el uso de las campanas y la finalidad de los toques: “Laudo Deum Verum, plebem voco, congrego clerum, defunctos ploro, ninmbum fugo, festaque decoro” (Alabo al Dios verdadero, llamo al pueblo, reúno al clero, lloro a los difuntos, ahuyento a las nubes tempestuosas, doy lustre a las fiestas). En torno a estos seis enunciados se organizan los toques de campana: alabar a Dios con los diferentes toques de oración (las tres Ave María, Ánimas, Viático, Elevación del Cuerpo y Sangre de Cristo durante la Misa); congregar al clero (rezo de las Horas Canónicas); llamar al pueblo (Misas, Concejo, hacendera, arrebato), llorar a los muertos (toques de muerto, clamores, dobles, entierros, Misas de novenario, Misas de Aniversario etc); tocar contra las tormentas (en esta faceta “intercesora” había también toques de exorcismo o de buen parto).


   Si quieres saber más sobre los toques le recomendamos que lea el capítulo V del artículo de este blog Los sagrados bronces: el uso litúrgico de las campanas en la Iglesia Católica http://vozdebronce.blogspot.com/2019/01/los-sagrados-bronces-el-uso-liturgico.html


   Hasta ahora estamos entendiendo que las campanas sirven para realizar una serie de toques manuales que contienen un significado; sin embargo, no es el único uso que han tenido, existen también las campanas de reloj y los carillones. Los relojes mecánicos empiezan a difundirse por Europa en torno al siglo XIV. Los carillones son unos instrumentos musicales que consisten en uno teclado que golpea campanas, cada una de ellas perfectamente afinada en una nota, de forma que pueden interpretarse melodías musicales. Los carillones surgieron en los Países Bajos entre los siglos XVI y XVII y se utilizan tradicionalmente para interpretar melodías mientras se encuentran abiertos los mercados. En España esta tipología de conjunto de campanas apenas tuvo presencia hasta el siglo XX. Hasta entonces sólo existían dos “órganos de campanas”, uno en el Escorial y otro en el palacio de Aranjuez, mandados ambos construir por Felipe II.


Carillón del Escorial. Foto: https://www.aytosanlorenzo.es


Anna Maria Reverté, carillonista de la Gerenalitat. Foto: http://blog.ghatapartments.com/

    La diferencia entre las campanas de toques “litúrgicos” y las campanas del reloj es que las primeras marcan un tiempo jerarquizado y con significado enmarcado dentro de la creencia religiosa, mientras que los toques de reloj señalan una división exacta del tiempo que carece de significado.

Catedral de Toledo en 1887. Las campanas "litúrgicas" y las del reloj se encontraban en dos torres diferentes, así como el campanillo de señales con el que se avisaba desde el coro del inicio y fin de algunos toques. foto: https://toledoolvidado.blogspot.com



1- Fundidor afincado en Écija (Sevilla).

martes, 2 de julio de 2019

EL CAMPANARIO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN BARTOLOMÉ APÓSTOL DE MATARRUBIA (GUADALAJARA)

Álvaro Romera Sotillo


1. La torre campanario de la Iglesia Parroquial de San Bartolomé Apóstol de Matarrubia



La Iglesia Parroquial de San Bartolomé Apóstol es un templo de una sola nave cuya construcción se inició en el siglo XVI. Aunque muy modificada posteriormente, conserva una interesante puerta renacentista en el muro del mediodía. En 1820 un pavoroso incendio arruinó el templo e hizo desaparecer el artesonado con el que se cubría. En el siglo XIX se levantó la actual bóveda de medio cañón con lunetos que cubre el cuerpo del templo, y muy probablemente la actual torre campanario, levantada sobre un muro a los pies del templo de unos dos metros y medio de espesor. La fachada occidental está realizada en mampostería, al igual que el resto del templo. A partir de la cornisa la obra cambia a sillería de caliza, rematando con la torre campanario, de peculiar diseño. Consta de cinco ventanales, dos hacia el occidente, otros dos al oriente y uno al sur. En el lado norte se encuentra la puerta de acceso. Se sube al campanario a través de una escalera de caracol de piedra que parte del coro.  Existe un reloj de sol tallado en uno de los contrafuertes del lado sur con una inscripción indicando el autor y el año: “Mathias Sanchez, año de 1743”.










2. Las campanas


La torre cuenta con un interesante conjunto compuesto por dos campanas y un campanillo. La campana grande es romana, de perfil también llamado castellano. El campanillo es de 1779, mientras que las campanas fueron fundidas en el mismo año (1906) en Sigüenza por Apolinar Colina y compañía. La familia Colina asentó en Sigüenza un taller de fundición de campanas que funcionó hasta aproximadamente los años sesenta del pasado siglo. Las dos campanas penden de los ventanales del lado occidental, mientras que que el campanillo cuelga en uno de los ventanales de la cara este. Como desconocemos el nombre popular de las campanas, las hemos denominado de menor a mayor de forma genérica como campanillo (1), campana pequeña (2) y campana grande (3). El campanillo presenta una invocación a Cristo y a la Virgen María. La grande está dedicada a San Bartolomé, titular del templo parroquial. 



     2.1. Jesús, María (1), campanillo 



















Diámetro:    45       Altura del bronce:        41,5            Borde:       4
Peso aproximado:       50 kg
Año: 1779
Descripción: Campana interesante con dos orificios de bala que parecen no afectar demasiado a su sonido. La epigrafía se localiza en el centro. En el tercio se concentras todas las epigrafías: “YHS # MARIA # ORA # PRONOBIS # ANO # 1779 #”. Es decir, Jesús y María rogad por nosotros. La campana se encuentra mal orientada, mostrando hacia el interior la cruz sobre calvario.
Tercio:
Dos cordones/
“YHS # MARIA # ORA # PRONOBIS # ANO # 1779 #”/
dos cordones
Medio:
(00) Cruz sobre calvario
Medio pie:
Tres cordones
Observaciones: 
En la parte inferior del brazo tiene dos garruchas que servían para orientar las cuerdas de las dos campanas hacia el coro.


     2.2. Campana (2), campana pequeña











Diámetro:    67,5      Altura del bronce:        59,5           Borde:       7
Peso aproximado:       150 kg
Fundidor: Apolinar COLINA Y COMPAÑÍA (Sigüenza)
Año: 1906
Descripción: Campana interesante salida de los talleres de unos de una de las sagas de fundidores más activa en Guadalajara desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Aunque carece de nombre, y su inscripción se limita a una sencilla línea informando de su lugar de fundición y año, su hechura similar a la campana grande. Presenta en su exterior un orificio de bala que no parece afectar a su sonido. Solo presenta una inscripción situada en el Medio Pie del interior: “SE FUNDIO EN SIGÜENZA AÑO 1906”. Es llamativo que no esté dedicada a ningún santo, así como que no aparezcan los nombres del fundidor, del cura y del Alcalde del momento, que sí aparecen en la campana grande. Todo apunta a que al ser hecha esta y la grande a la vez, se decidiese suprimir inscripciones en esta puesto que quedaba claro que ambas fueron fundidas a la vez y por el mismo autor. 
Tercio:
Tres cordones
Medio:
(00) Cruz sobre calvario
Medio pie:
Cenefa decorativa (06) “SE FUNDIO EN SIGÜENZA AÑO 1906”/
dos cordones finos/
dos cordones gruesos/
Pie:
Siete cordones
 

      2.3. San Bartolomé  (3), campana grande


























Diámetro:    94,5      Altura del bronce:        75           Borde:       7,5
Peso aproximado:       350 kg
Fundidor: Apolinar COLINA Y COMPAÑÍA (Sigüenza)
Año: 1906
Descripción:
Campana interesante salida de los talleres de unos de una de las sagas de fundidores más activa en Guadalajara desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Presenta un perfil decorado con numerosos cordones, como es habitual en campanas de esta época de los Colina. Como es normal en las parroquias, al ser la campana grande se encuentra dedicada al titular del templo, San Bartolomé.  Las inscripciones se concentran en el tercio y en un cartucho de la parte interior del medio. En el tercio la dedicación de la campana “DEDICADA A S BARTOLOME APOSTOL PATRONO DE ESTA PARROQUIA”. En el Medio, en un cartucho: “SE FUNDIO EN SIGUENZA/ POR APOLINAR COLINA Y COMPA/ ÑIA SIENDO PARROCO D JUAN ANTO/ NIO CORTES Y CAPELLAN DON CONS/ TANTINO SANCHEZ ALCALDE D JUAN/ GARCIA SINDICO D MANUEL SERRANO/ REGIDORES D ATANASIO GONZALEZ/ Y D EUSTAQUI ESTEBAN AÑO 1906”.
Hombro:
Tres cordones
Tercio:
Dos cordones gruesos/
Dos cordones finos/
Cordón grueso/
dos cordones finos/
“DEDICADA A S BARTOLOME APOSTOL PATRONO DE ESTA PARROQUIA”/
Cenefa decorativa
Medio:
(00) Cruz sobre calvario
(06) En cartucho: “SE FUNDIO EN SIGUENZA/ POR APOLINAR COLINA Y COMPA/ ÑIA SIENDO PARROCO D JUAN ANTO/ NIO CORTES Y CAPELLAN DON CONS/ TANTINO SANCHEZ ALCALDE D JUAN/ GARCIA SINDICO D MANUEL SERRANO/ REGIDORES D ATANASIO GONZALEZ/ Y D EUSTAQUI ESTEBAN AÑO 1906”
Medio pie:
Cordón grueso/
Dos cordones gruesos/
Dos cordones gruesos/
Pie:
Cuatro cordones finos/
Cordón grueso
Observaciones:
El brazo derecho del yugo presenta en su extremo unos desgastes acanalados. Estos son similares a los de algunos yugos de la Alcarria que eran volteados con cuerdas, como si fuera un cigüeñal, pasando una cuerda por encima del brazo y tirando de los dos cabos.

     2.4. Yugos


Caemos en un error si pensamos que la campana, por sí sola, es un instrumento musical. Al contrario, es una parte, la más importante de un instrumento musical. El instrumento en sí lo forman varios elementos: la torre campanario, que actúa como una gran caja de resonancia amplifica y proyecta el sonido; los yugos, de los que cuelgan los bronces; los badajos. Pero aún hay más elementos que permiten el toque, como las cuerdas, las garruchas y otros muchos que no aparecen en esta torre, como pueden ser tarimas, argollas etc. 

Los yugos son piezas de tanto interés patrimonial como las campanas. En este campanario se conservan tres yugos tradicionales de madera. Muestran diferentes hechuras: el del campanillo parece haber sido realizado por un artesano local, mientras que los yugos de las campanas parecen haber salido de los talleres de Apolinar Colina de Sigüenza. 

Los dos yugos de las campanas mayores poseen un sistema de contrapeso habitual en el centro de la península consistente en realzar el bronce por encima del eje de giro, de forma que parte del peso de la campana sirve como contrapeso. Para realzar la campana por encima del eje el centro del brazo presenta una escotadura que permite empotrar la corona y parte de los hombros. Por otro lado, los ejes presentan una escuadra en sus extremos que levantan el conjunto y rebajan el eje de rotación varios centímetros por debajo del brazo. En cambio, el campanillo presenta ejes rectos y el brazo solo presenta un pequeño ahuecamiento que cobija parte de las asas de la campana. Al ser un bronce de pequeñas dimensiones no hace falta recurrir a este sistema de contrapeso.

Campana grande. Eje acodado y palanca de balanceo.

Campana pequeña. Campana empotrada en el brazo.

Campanillo, detalle del eje recto

La campana grande cuenta además con una palanca curvada hacia abajo que sirve para balancear la campana sin necesidad de empujar el bronce con las manos (que apaga su sonido). Todos los herrajes son originales, realizados en forja. El sistema de anclaje de los ejes y las campanas se realiza a través de palomillas.

Campana pequeña, detalle de las palomillas de sujeción de la campana
Campana grande, detalle de la palomilla de sujeción del eje derecho



3. La tradición campanera toledana: campanas y yugos


Hasta el año 1955 Matarrubia perteneció al arzobispado de Toledo. En España existen varias tradiciones campaneras que vienen a coincidir con la geografía eclesiástica española hasta mediados del siglo XIX, siendo Toledo la diócesis más grande de España, sede Primada y sede Metropolitana de su provincia eclesiástica. Su territorio se extendía por las actuales provincias de Toledo, Madrid, parte de Guadalajara, Ciudad Real, parte de Albacete, de Extremadura y algunas zonas del norte de Granada y Jaén. Cuando hablamos de tradición hablamos de unas formas propias basadas en la morfología de las campanas, de los yugos (y otros como las torres campanario y elementos de la instalación). Por tradición entendemos también una forma concreta de interpretar toques compartida por las parroquias de un mismo territorio diocesano. En cada obispado existía un patrón más o menos común a la hora de interpretar los toques y jerarquizarlos según las festividades. 

El arzobispado toledano se encuadra dentro de la tradición sonora castellana, en la que como peculiaridad encontramos las campanas denominadas “romanas”, de aspecto abombado y sonido ronco. Por lo general los campanarios parroquiales suelen estar compuestos por dos campanas (macho y hembra, generalmente romanas) y uno o dos campanillos, de tamaño considerablemente menor para buscar un contraste tímbrico. 

Los yugos incide de forma determinante en el toque (repique, medio vuelo o vuelo) así como en su sonoridad. En España existen numerosas formas de yugos, siendo el toledano una de sus tipologías más características. Las partes básicas de los yugos toledanos son las siguientes:


  • Brazo: Es la pieza principal del yugo. Es una viga de gran tamaño en la que se engancha la campana. Permite además su movimiento gracias a los ejes. 

  • Ejes: Son unas piezas de hierro colocadas a ambos extremos de los brazos, insertas en unas acanaladuras efectuadas en su parte inferior. Se ubican de tal modo que no entran en contacto con el bronce pues podría transmitir la vibración al muro. Tradicionalmente suelen asentarse en unas zapatas de madera empotradas en los laterales de los ventanales. En ocasiones, para evitar un desgaste excesivo de la madera, el eje asienta sobre una pieza de bronce inserto en la zapata.
  • Cabeza: Es el contrapeso de la campana. Está compuesto por una pieza de madera. A veces por dos. Suele ser de pequeño tamaño, estrecho y con perfiles moldurados en los laterales superiores.


Junto a estas piezas principales existen otras secundarias. La sujeción de la campana se realiza a través de unos herrajes cogidos con palomillas o tornillos en una pieza de madera colocada sobre la cabeza en sentido transversal. Suelen presentar también una palanca, generalmente curvada hacia arriba y rematada en un ojal o aro donde atar una cuerda. Este elemento permite balancear la campana e incluso frenarla cuando la campana se encuentra arriba empleando como tope la cabeza. Abundan los herrajes en forma de arco en los frentes del brazo para mantener su estabilidad, así como abrazaderas en sus extremos para reforzar la sujeción de los ejes.

El equilibrado de este tipo de yugo es bastante interesante. A diferencia de otras tipologías que ponen completamente la campana por debajo del eje de rotación (como la tipología Valenciana, Aragonesa, Catalana...) el yugo toledano levanta por encima del eje el bronce con el fin de emplear parte del mismo como contrapeso. Para ello recurre a dos elementos: los ejes acodados (en forma de L) y la escotadura de la parte inferior del brazo para empotrar a mayor altura el bronce. Esto tiene un efecto sonoro directo, puesto que el eje de rotación se encuentra a un cuarto o a un tercio de altura del bronce, o incluso a la mitad de la campana. El volteo de estos yugos genera un ritmo diferente al de los yugos de ejes rectos. Si un yugo valenciano en volteo genera un ritmo ternario con dos golpes y un silencio, el toledano viene a generar dos golpes y un silencio equiparable a los dos golpes. 

Yugo toledano. En rojo el eje de rotación
Yugo valenciano. En rojo el eje de rotación



El aspecto de estos yugos es más bien pequeño y achatado. Existen unas proporciones básicas que suelen cumplirse en esta tipología, que demuestran su consolidación y  conocimiento más o menos generalizado de las mismas, puesto que los yugos eran realizados por carpinteros locales. La altura total del brazo y la cabeza viene a ser la de la copa de la campana. La altura de la cabeza y el brazo suele ser la misma, la mitad de la altura total. La escotadura inferior suele tener un cuarto de la altura total.

No sabemos las razones concretas que propiciaron esta tipología de yugo, lo que está claro es que presenta ciertas ventajas en ventanales de poca altura. Así mismo ofrece un control bastante preciso y permite pararla invertida sin mucho esfuerzo.

Proporciones frecuentes del yugo toledano


Todas estas consideraciones en torno a la tradición toledana son también patrimonio material e inmaterial. Una restauración, si debe ser considerada como tal, debe tener en cuenta estas premisas, de lo contrario una intervención que no se encamine a recuperar estos valores podría considerarse destrucción patrimonial. Desgraciadamente la mayoría de las empresas suelen realizar yugos siguiendo patrones preestablecidos, y en muy pocas ocasiones se restauran o sustituyen por copias, siendo piezas de un alto valor patrimonial. 

Es conveniente mencionar la tipología característica del antiguo obispado de Sigüenza, de gran personalidad y belleza. La principal característica de estos yugos es la cabeza de gran tamaño, de dos piezas y generalmente en forma de champiñón. Las proporciones son variadas, en algunos casos coinciden con las toledanas, en otros casos la cabeza suele tener mayor altura. Suelen tener también empotrada la corona, y a veces los hombros. Pueden tener ejes acodados, aunque a veces carecen de ellos. Esta tipología fue la empleada habitualmente por los Colina, siendo llamativo que en el caso de Matarrubia elabora dos yugos siguiendo las características toledanas. 

La Cabrera (cerca de Sigüenza), con sus yugos tradicionales

Yugo conservado en la iglesia de Santiago de Sigüenza.

Anuncio publicitario de la Casa Colina en los años veinte.

4. Propuestas en una hipotética restauración


A continuación enumeramos una serie de puntos a seguir en una hipotética restauración


  • Redes anti aves: La torre ha sido restaurada recientemente de forma muy acertada, aunque podrían realizarse algunas mejores que permitirían el volteo de las campanas, actualmente imposibilitado por las redes anti aves colocadas en la parte exterior de los ventanales. El sistema que proponemos es sustituir los anclajes fijos de las redes por un sistema de persiana similar al que se encuentra en la torre de la cercana localidad de Yunquera de Henares, de forma que las redes son levantadas con cuerdas antes de voltear las campanas. De este modo las campanas y la torre queda protegida de las palomas y el efecto perjudicial de la palomina, y a la vez permite el volteo en los días de fiesta. 

Yunquera de Henares (Guadalajara). Red antiaves con sistema de elevación
Yunquera de Henares (Guadalajara). Red antiaves con sistema de elevación

  • Campanas: Las campanas se encuentran en buen estado de conservación. El campanillo y la pequeña tienen orificios de bala que no parecen afectar a su sonido. Por este motivo, y por el valor histórico de los mismos, se desaconseja el rellenado de los orificios, siguiendo la misma técnica que para la soldadura de campanas. Las badanas de cuero de los badajos deberían ser sustituidas por otras nuevas o por cuerdas, colocando también un cable de acero de protección que sujete el badajo en caso de que falle la badana o la cuerda. Este cable debe pasar por el ojal de la punta, y colocarse de forma adecuada para que no golpee la campana (Ilustración 16).

     
Campana grande (Yunquera de Henares). Detalle del badajo sujeto con un cable de acero.

  • Yugos: Los yugos presentan un estado de conservación bastante bueno. Debería evaluarse el estado de conservación de la parte exterior, que no parece muy diferente del interior, y ser restaurados convenientemente, rellenando con madera o masillas las grietas (ilustración 17). Lamentablemente muy pocas empresas tratan los yugos como bienes culturales susceptibles de ser restaurados. Por desgracia, las empresas suelen sustituir los yugos tradicionales por otros siguiendo un catálogo propio, sin respetar las formas y el perfil tradicionales de los yugos de forma que se echan a perder los yugos antiguos. Todos los herrajes deberán conservarse. Si alguno de ellos hiciera peligrar la seguridad del conjunto se sustituirá por otro igual. En cuanto a las zapatas de la pared, debería evaluarse la posibilidad de ser sustituidas por unos rodamientos industriales.
Restauración de un yugo tradicional



  • Mecanización: En cuanto a la mecanización, se recomienda exclusivamente el martillo eléctrico, puesto que el volteo tradicionalmente solo se efectuaba tradicionalmente unas pocas veces al año. De este modo se evita también abusar de este toque y se garantiza la solemnidad requerida en las festividades más importantes de la parroquia, como son el Cristo, San Bartolomé, el Corpus o Resurrección. La ausencia de motores obliga a voltear de forma manual. La mecanización deberá ser compatible con el toque manual.                                                                                                                                                                                                El programa de toques deberá basarse en los tradicionales del pueblos y si se han perdido intentar copiar los de poblaciones vecinas. Los toques del antiguo arzobispado toledano suelen tener un esquema similar. Los toques litúrgicos suelen tener un patrón común: Misas de diario dos o tres toques sencillos, avisando si es primero, segundo o tercero con un número de campanadas al realizar la serie de campanadas; Para la Misa de Domingos se añade un repique antes del primer toque; En las Misas de fiesta suele seguir el mismo esquema que en los domingos, aunque puede haber alguna variante, como un repique más elaborado, o repique combinado con alguna campana a medio vuelo; En días de Fiestas importantes para la localidad, como las patronales, las del titular de la parroquia, el Corpus o Resurrección se volteaban las campanas. En cuanto a los toques fúnebres, el anuncio de un difunto solía realizarse por medio de las “campanadas de Muerto” consistentes en una serie de campanadas pausadas con la Grande. Su número indicaba el sexo del finado. Para el fallecimiento de niños se solía interpretar un repique “de Gloria”. Para entierros y misas de difuntos se solían tocar clamores. A lo largo del día se tocaban diferentes toques de oración. El rezo de las tres ave Marías (el Ángelus) se tocaba al amanecer, al mediodía y al anochecer. Solía ser un toque basado en nueve campanadas de tres en tres con la campana grande (una por cada Ave María). A continuación se hacía un sencillo repique, o bien se tocaba una campana a medio vuelo. Una hora después de tocarse el toque de “oraciones” (que es como se solía llamar al último Ave María) se tocaba a Ánimas siguiendo un esquema similar. Esta sencilla enumeración puede enriquecer los toques de la localidad para poder elaborar una programación acorde con la tradición.