ROMERA SOTILLO, Álvaro
1-Introducción
La
torre campanario de la parroquia de San Juan Bautista de Fuensalida constituye
un buen ejemplo de campanario parroquial que ha conservado toda la instalación
tradicional, un conjunto de campanas de bastante interés, algunas de ellas de
notable antigüedad, y que además conserva reglas de toque escritas,
circunstancia que encontramos con frecuencia en los archivos catedralicios,
pero no en los parroquiales. Debido a todas estas circunstancias hemos
considerado conveniente analizar en este pequeño escrito la relación de toques
de Fuensalida, tanto por el interés que tiene en sí, como por el
enriquecimiento que supone para el conocimiento del toque de campanas en el
antiguo arzobispado toledano. Queríamos en primer lugar, agradecer la gentileza
y la ayuda de don Félix González, párroco de San Juan Bautista, por las
facilidades prestadas durante la toma de datos y la investigación. Fue él quien
además nos facilitó las reglas de toque que publicamos en este escrito.
2-Las
campanas
Nos
encontramos ante un conjunto muy completo y característico de parroquias
urbanas o de grandes poblaciones. Podemos decir que el conjunto se articula en
tres grupos bien diferenciados, separados incluso físicamente unos de otros.
Por un lado estaban las campanas litúrgicas: “la Chica”, “la Volteada”, “la
Romana” y “la Gorda”. Bajo la campana “Chica” se encontraba “el campanillo”,
trasladada en los años noventa a la ermita de San Antón. Era la encargada de
dar las señales y toques más ordinarios. En origen debió tratarse también de un
“campanillo de señales”, para avisar desde abajo el inicio y fin de
determinados toques que se realizaban exclusivamente desde el campanario. El
tercer grupo de campanas lo constituye la campana el Reloj, situada en la parte
más alta de la torre, en el templete del chapitel.
Estos
grupos se ordenan de acuerdo a diferentes usos y también diferentes formas de medir
el tiempo: las cuatro campanas litúrgicas miden el tiempo litúrgico, jerárquico
y con un significado concreto; el campanillo se vincula a este primer grupo,
pero su función es más bien práctica, de hecho, sólo se tocaba para las señales
y no participaba en toques con las otras cuatro; la campana del reloj marca una
división exacta del tiempo que carece de significado.
El
conjunto de campanas litúrgicas presenta una estructuración típica de los
campanarios castellanos: un par de campanas pequeñas, en este caso esquilones,
de similar tamaño (se les suele llamar macho a la grande y hembra a la pequeña)
y otro par de campanas grandes (macho y hembra), en este caso de perfil romano.
Este tipo de perfil abombado es característico de la mitad norte de la corona
de Castilla. En Toledo no suelen abundar campanas de este perfil, lo que aporta
a este conjunto un mayor interés.
"La Chica" |
"La Volteada" |
"La Romana" |
"La Gorda" |
Campana del Reloj, en el templete del chapitel. |
"el Campanillo", actualmente en la espadaña de la ermita de San Antón, estuvo originalmente ubicado en el campanario de la parroquia, bajo "la Chica". |
De
gran interés patrimonial, tanto como las propias campanas, son los yugos, que
mantienen las hechuras, diseño y proporciones habituales del arzobispado
toledano: altura yugo igual que altura campana (desde el labio al hombro);
brazo ½ yugo; Cabeza ½ yugo; campana empotrada en el yugo ¼ de altura del yugo;
yugo en tres piezas (brazo, cabeza y remate de enganche para los tirantes);
herrajes de refuerzo del brazo en forma de arco; ejes acodados; palanca de
balanceo. El yugo de “la Gorda” es el único que está diseñado para tocar la
campana de forma fija, está compuesto por una gran viga empotrada en el muro
con una cabeza para anclarla. En este aspecto enlaza con la organización de las
campanas de la Catedral Primada, las grandes fijas y el resto de movimiento.
3-Las
reglas de toque
El
repertorio de toques era transmitido de forma natural de campanero a campanero.
En algunas ocasiones se fijaban por escrito, especialmente en Catedrales o
templos como colegiatas con una intensa actividad cultual. Sin embargo, estas
reglas de toque (también llamadas consuetas) son infrecuentes en las
parroquias. La parroquia de Fuensalida es una excepción, pues se conservan dos.
Una de ellas está fechada en el año 1954 y la segunda, sin fechas, debió ser
redactada en torno a ese año, pues está escrita en el anverso de unas
cuartillas fechadas en 1950 y 1952, con lo cual deducimos que debió escribirse
aproximadamente entre 1952 y 1954 (en adelante Regla de 1954 y Regla de
1952-¿1954?).
La
regla de 1952-¿1954? es mucho más completa que la de 1954. Describe con detalle
más toques, indicando así mismo el nombre de las campanas. Parece estar escrita
por el campanero, pues aparece una recomendación dirigida al párroco sobre la
conveniencia de ciertos toques, o la forma de interpretar el Viático si
coincide con una señal de culto. La de 1954 en cambio es mucho más escueta,
menos detallada, e indica la forma en que han de tocarse las campanas desde el
interior de la iglesia con las cuerdas (cuerda 1, 2 etc, apenas nombra las
campanas por su nombre). Por el tipo de letra y escritura (sin faltas de
ortografía) deducimos que la de 1954 debió ser redactada por alguien de más
cultura y no muy familiarizado con las campanas ¿pudo ser el párroco? Ante esta
pregunta cabe también preguntarse la relación entre ambas reglas. Podemos
entender que la más antigua es la de 1952-¿1954?, que bien pudo tratarse de una
primera recopilación que se le pidió al campanero para fijar los toques a
petición del párroco, y que éste luego los fijara en la de 1954. Es una
conjetura, pero lo cierto es que existe una relación temporal entre ambos
escritos.
Aparte
de estas reglas, en el año 2009 se publicó en el libro de fiestas un breve
artículo en el que se recogieron las inscripciones de las campanas y algunos
toques.
Por
otro lado, hemos realizado una investigación a través de los testimonios orales
de las personas que tocaron a mano las campanas, que nos han servido para
conocer la evolución y la existencia de algunos toques que no aparecen
reflejados en las reglas.
Enumeramos
a continuación los toques recopilados en los tres escritos, junto con algunas
indicaciones obtenidas de entrevistas a personas cercanas a la parroquia.
Emplearemos como base la regla más completa, la de 1952- ¿1954?, junto a los
toques incluiremos algunas explicaciones que consideramos oportunas:
–
Viático
– Tres señales largas con el campanillo (volteando, es decir, a medio vuelo).
Añade el autor de esta regla que siempre que haya que tocar algún culto y al
Santo Viático, se tocará la 1ª señal del S. Viático y después el culto que sea,
tocando después las señales que faltan.
–
Toque
del Ángelus (mediodía, anochecer[1]
y su variante para vísperas de días festivos) – Nueve campanadas con la campana
Gorda (espaciadas de tres en tres) y un repique sencillo con la Chica y la
Volteada (din dan din dan din dan...). Esta segunda parte, que era conocida
como “la Plegaria”, variaba en las vísperas de días festivos, tocándose con las
cuatro campanas.
–
Ánimas
– se tocaba después del Ángelus de la noche. Se interpretaba un doble de cuarta
clase, es decir, una campanada con las cuatro campanas, seguidas unas de otra y
a un ritmo lento.
–
Misa
ordinaria – Un repique con la Chica y la Volteada, y seguido de una señal del
campanillo. Este toque se tocaba una media hora antes de la Misa. Después se
hacían otras dos señales con el campanillo guardando un tiempo prudencial.
–
Misa
solemne – Tres toques con las cuatro campanas. En el último toque se da una
señal de campanillo. Después de esta primera señal se dan otras dos más.
–
Alzar:
no aparece recogido en las reglas, pero hay testimonios orales que certifican
su existencia. No se recuerda la forma exacta de ejecución.
–
Bodas-
Igual que la Misa ordinaria.
–
Sermón
– En las Misas Solemnes, la primera señal del campanillo (justo después de los
tres toques con las cuatro campanas), era acompañada de campanadas de la Gorda
para indicar que en esa Misa iba a tener lugar un sermón.
–
Procesiones
– Antes y durante la procesión, toques con las cuatro campanas.
–
Vía
Crucis- un toque con la campana Gorda y tres señales de campanillo.
–
Novenarios,
Horas santas, Triduos, Vísperas – Igual que para las Misas Solemnes, tres
toques con las cuatro campanas y tres señales del campanillo.
–
“Toque
del Gloria”- Toque con las cuatro campanas.
–
Misa
Domingos de Adviento y Cuaresma – tres toques con la Chica y tres señales.
–
Exposición
del Santísimo – Mientras se encuentra expuesto el Santísimo durante todo el
día, una campanada con la Gorda a cada hora del Reloj para recordárselo a los
fieles.
–
Toque
de Año Nuevo – Este toque lo conocemos gracias a testimonios orales. La
Adoración Nocturna celebraba un rito específico para conmemorar el inicio del
Año Nuevo. Durante la Vigilia, se exponía el Santísimo. Al acercarse la
medianoche los adoradores, tumbados boca abajo en el centro de la nave, se
levantaban al tocar la Gorda las doce campanadas que daban inicio al nuevo año.
–
Miserere
– Similar al de domingos de Adviento y Cuaresma, un toque con la Chica y tres
señales.
–
Agonía
o fallecido hombre[2] - 13
campanadas espaciadas con la campana Gorda.
–
Agonía
o fallecida mujer – 11 campanadas espaciadas con la campana Gorda.
–
Entierro
de primera clase – campanadas ligeras con la Chica, intercalando cada cinco o
seis golpes uno de las tres campanas restantes. Se tañía durante una hora[3].
–
Entierro
de segunda clase – Igual que el anterior pero con la Chica más despacio. Se
tañía durante tres cuartos de hora.
–
Entierro
de tercera clase – Igual que el anterior pero con la Chica todavía más
despacio. Se tocaba durante media hora.
–
Entierro
de cuarta clase – Doble lento tocando una a una las cuatro campanas.
–
Entierro
de niño – doble lento con la Chica y la Volteada.
–
Entierro
de niño de 1ª clase – Igual que el anterior pero intercalando repiques ligeros.
–
A
rebato- No aparece mencionado en las reglas antiguas, pero aparece mencionado
en el artículo de 2009. Se tocaban todas las campanas del pueblo haciendo el
mayor ruido posible y alertar al vecindario de un peligro, que generalmente era
un incendio.
4-El
toque de campanas en el Arzobispado de Toledo
En
España existen diferentes tradiciones de toque que vienen a circunscribirse
aproximadamente con la geografía eclesiástica hasta mediados del siglo XIX.
Destaca por su tamaño e importancia el arzobispado toledano, cuya sede era a la
vez Metropolitana (cabeza de la provincia eclesiástica de Toledo) y Primada
(cabeza de la Iglesia española). Las parroquias bajo jurisdicción toledana
tenían un patrón de toques muy similar. La configuración de este patrón debió
gestarse de forma más o menos orgánica, por imitación, aunque también existen
ciertos factores que propiciaron cierta uniformidad. En algunos decretos
sinodales se especificaba la forma de interpretar ciertos toques, como por
ejemplo las Ave María del amanecer, mediodía y anochecer. Otro elemento
uniformador pudieron ser los visitadores eclesiásticos, que recomendaran
ciertos usos y formas de toque. No podemos olvidar el afán de emulación de las
parroquias, que tomaban como referencia los toques de la Catedral, aunque ésta
se reservaba ciertas diferencias que la distinguían por su gravedad del resto de
campanarios.
El
encargado de tocar las campanas en las parroquias era el campanero, oficio
generalmente ejercido por el sacristán. En algunas parroquias o templos de
mayores posibilidades y actividad cultual el oficio de campanero requería una
exclusividad casi absoluta. Es muy probable que en origen el campanero de
Fuensalida, empleando el argot toledano, fuera el sacristán menor, cuyas
atribuciones eran procurar el aseo del templo y el toque de campanas. En
contraposición estaba el sacristán mayor que ayudaba a celebrar la Misa,
cantaba y, a veces, también tocaba el órgano.
Los
toques principales son los destinados a convocar a los oficios religiosos,
especialmente las Misas. El toque variaba según la fiesta del día: había toques
de diario (día ferial), de domingo y de fiesta. Solían tener como base de su
ejecución la técnica denominada “repique”, esto es, tañer las campanas
(generalmente dos campanas de timbres diferentes) con el badajo de forma
rítmica y más o menos rápida, guardándose para los días de fiesta una ejecución
más variada y adornada con cambios de ritmo en el que además podía participar
alguna campana a volteo o a medio vuelo. Este toque, por su complejidad, se
debía ejecutar desde el campanario. Había un repique, el llamado “toque a Gloria”
que aparece en algunos pueblos del antiguo arzobispado. Éste se ejecutaba con
todas las campanas de la torre, y se empleaba para el canto del Gloria en las
Misas de Navidad, Jueves Santo y Pascua de Resurrección.
Como
podemos ver, a mayor rango, mayor complejidad sonora, que a la vez implica
mayor esfuerzo físico por parte del campanero, siendo necesaria la ayuda de
otras personas. El toque de mayor expansión festiva es el volteo de campanas,
que en el antiguo arzobispado toledano se reservaba a contadas ocasiones al
año. Es el toque de las principales celebraciones del calendario litúrgico,
empleado en cuatro o cinco solemnidades al año. El volteo solía reservarse para
el Domingo de Resurrección, Corpus Christi y los patrones o titulares de la
parroquia. Con estos mismos toques también se llamaba a las correspondientes
Vísperas del día en cuestión y se acompañaban las procesiones.
El
toque podía variar según el tiempo litúrgico. En muchos pueblos se han
documentado toques de Adviento y Cuaresma, cuya gravedad sustituía los alegres
repiques en tiempos penitenciales.
Los
toques de oración diaria marcaban los momentos principales de la jornada: las
tres Ave Marías (amanecer, mediodía y anochecer) y Ánimas (una hora después del
último toque de Ave María). En Toledo este toque solía tener una forma muy
concreta. Tenía una primera parte compuesta por nueve campanadas con la campana
Gorda de la torre, espaciadas de tres en tres, que vienen a corresponderse con
las tres Ave Marías del Ángelus. Le sigue una segunda parte (la llamada
Plegaria), que se corresponde con la oración final del Ángelus. Esta parte
solía hacerse con una campana pequeña a vuelo o bien con un sencillo repique.
Los
toques fúnebres tenían diferentes momentos: el que anunciaba la muerte de una
persona (llamado “las campanadas”, “las campanadas de muerto”, “Agonía” o
“tránsito”), entierro (llamados generalmente clamores o dobles) y las Misas de
difuntos (novenario, aniversario). Solía interpretarse tocando a badajo, aunque
en algunos casos se tocaba a medio vuelo una o varias. Al igual que en los
toques de fiesta, existía una jerarquización, según la clase social del finado.
Había entierros de primera, de segunda, de tercera e incluso de cuarta. Al
igual que en los toques festivos, la complejidad y el esfuerzo físico iba
progresivamente aumentando, necesitándose en muchos casos varias personas para
poder tocar el de primera clase. Existía un toque de oración diario dedicado a
recordar las Ánimas Benditas, el llamado toque de Ánimas, que solía tocarse una
hora después de las oraciones de anochecer. Otro toque que se ha grabado a
fuego en la memoria de los que peinan canas es el toque de Ánimas la madrugada
de todos los fieles difuntos.
Estos
son los toques principales de una parroquia, a los que se sumaban otros menores
(sermón, confesión, señal de cofradía -para misas de difuntos-, viático, Alzar,
bodas, bautizos etc.) o de carácter civil (arrebato, hacendera, contribución,
quintos etc.). En total una parroquia normal solía tener entre quince y treinta
toques diferentes.
No
debemos olvidar que, en la gran mayoría de las parroquias toledanas, existía un
nutrido grupo de beneficiados, en algunos casos organizados en cabildos
parroquiales que, al igual que sucede en catedrales, colegiatas y conventos,
también rezaban el oficio divino en el coro. Esto implica, que aparte de los
toques de Misa, también tenían lugar los toques para convocar a los sacerdotes
al rezo de las horas.
5-Valoración
de los toques de campana de Fuensalida
La
regla de 1952- ¿1954? es la más interesante de las dos conservadas en la
parroquia, pues enumera un total de 23 toques, un número habitual para
parroquias rurales. No obstante, existen bastantes indicios que nos hacen
pensar que esta relación es la simplificación de una anterior más compleja.
Esta simplificación podemos advertirla en dos aspectos técnicos: la ejecución
de todos los toques desde el interior de la iglesia y la inmovilización de las
campanas. Esta simplificación en absoluto puede considerarse privativa de
Fuensalida. Desde mediados del siglo XIX, fruto de la desamortización y la
progresiva descristianización de la sociedad, el repertorio de toques de los
campanarios fue progresivamente simplificándose y mermando hasta su mínima
expresión. Observamos que el proceso de simplificación vivido en Fuensalida
guarda ciertos paralelismos con la Catedral Primada. La relación de toques de
la Primada apenas debió sufrir modificaciones desde el siglo XVI[4],
prueba de ello es que después de la regla de toques del Ceremonial de 1590, no
existe en el archivo ninguna regla posterior. No obstante, después de la
desamortización de Mendizábal (1835) el templo se vio desposeído de buena parte
de sus ingresos, afectando de forma directa al admirado esplendor litúrgico del
templo primado. El toque de campanas también se vio afectado. Sabemos que, en
el siglo XIX, durante un periodo de tiempo, posiblemente coincidente con la
pérdida de personal especializado[5],
se introdujera el volteo continuado de campanas (es decir volteo en un mismo
sentido), técnica hasta entonces desconocida en la Primada. En un segundo
momento se inmovilizaron las campanas y se construyó una red de garruchas que
orientaban las cuerdas hasta el piso del claustro alto, cerca de la casa donde
habitaba el campanero y otros empleados de la Catedral.
La
simplificación técnica de los toques de Fuensalida parece seguir esta misma
trayectoria. En origen los toques debían realizarse tanto desde la iglesia (los
más ordinarios y que requerían menor precisión técnica como señales o
campanadas), como desde la torre (repiques, volteos, posiblemente también los
dobles de difunto), que requieren por su complejidad, estar cerca de las
campanas, así como un concurso más o menos numeroso de personas.
Una evidencia material que demuestra esta
simplificación es que todas las campanas, salvo la Gorda, tienen yugos
diseñados para el movimiento. Incluso, una de ellas es conocida con el
sobrenombre de “Volteada”, posiblemente haciendo alusión a su notable
protagonismo como campana de movimiento.
Respecto
al movimiento de campanas, nos viene una duda que suele plantearse en algunos
campanarios toledanos. La palabra volteo, tal y cómo hoy se emplea de forma
genérica, hace alusión a una forma de tocar en movimiento consistente en
vueltas completas y continuadas en un mismo sentido. Esta técnica de toque es
relativamente moderna, y es una evolución del balanceo hasta dejar la campana
inmovilizada con la copa arriba. En la documentación antigua esta forma de
toque es denomina como “tocar a pino”. Para mover la campana se tiraba de una
cuerda atada a la palanca de hierro que suelen conservar los yugos antiguos,
clavada en uno de los laterales del brazo, de forma que el campanero se
limitaba a tirar de la cuerda y emplearla como tope para frenar la campana
hasta dejarla inmovilizada con la copa arriba. De esta técnica de toque nace el
volteo, es decir, vueltas continuadas en un mismo sentido, que en el
arzobispado toledano se realiza empujando con las manos el yugo o el bronce
cuando pasa por delante del campanero. Esta técnica, relativamente moderna,
debió difundirse en las parroquias toledanas en torno al siglo XVIII o XIX. No obstante, esta
técnica de toque, parece que no debió introducirse en ciertas parroquias de
gran importancia, posiblemente por emulación de las antiguas formas de la
Catedral y el apego a la tradición. Existen sospechas de que el
campanario de Fuensalida pudo ser uno de ellos. Fundamentamos esta suposición
en el uso de la palabra “volteo” para denominar el balanceo del reubicado
campanillo, del mismo modo que en Yepes (Toledo), donde las campanas “voltean,
no dan vueltas”, una de las pocas torres del antiguo arzobispado toledano donde
de forma documental se sabe que nunca existió el volteo continuado en un mismo
sentido. Aunque esta suposición queda por ahora en el terreno de la
especulación y la conjetura, lo que sí parece más cierto es que el movimiento
de campanas debió desaparecer a finales del siglo XIX, pues la campana
“Romana”, fundida en 1889, apenas tiene desgastado el punto de golpeo de la
parte que da al exterior de la torre. No obstante, esta campana es la única que
conserva palanca de balanceo, evidencia que nos hace pensar que no se descartó
al menos el balanceo. Hasta donde hemos podido saber, no existen testimonios
orales que puedan esclarecer esta cuestión.
Yepes (Toledo), toque "a pino" (volteo dicen allí) de la campana Gorda de la Parroquia de San Benito. LLOP i BAYO, Francesc/ www.campaners.com |
Escalonilla (Toledo), volteo (dando vueltas continuadas en un mismo sentido) de la campana "Gorda" de la Parroquia de Santa María Magdalena. |
En la parroquia existían diferentes
toques de oración que se tañían a lo largo del día. Estaban los toques de
Oración, antiguamente conocido como “las tres Ave Marías” o “las Ave Marías” y
actualmente más conocido como “el Ángelus”, en referencia al inicio de la
primera jaculatoria (Angelus Domini). Este toque, era tañido al mediodía y al
anochecer. Y aunque no se mencione en las reglas, también se tocaba al alba.
Estos toques tienen su origen en prácticas devocionales medievales. En el siglo
XVI se fija de forma definitiva con las tres jaculatorias seguidas de un Ave
María y la oración final. La forma del toque marca cada uno de los momentos de
la oración: nueve campanadas de tres en tres con la campana mayor (en alusión a
las tres Ave María) y una parte final repicada, que en Fuensalida es denominada
“la Plegaria” en alusión a la oración final. Este toque aparece en el antiguo
arzobispado Toledano de forma bastante uniformada, en buena medida gracias a la
labor que desde principios del siglo XVII se hizo a través de las sucesivas
constituciones sinodales: Sirva de ejemplo la constitución sinodal del Cardenal
Sandoval y Rojas (1601):
“Cosa justa
es que en todas las Yglesias se taña de un mesmo modo al Ave María, y que donde
ay más de una yglesia, se taña en todas a un tiempo. Por ende ordenamos y
mandamos que de aquí adelante, en cada una de las yglesias de nuestro
Arzobispado, los sacristanes o campaneros de ellas, cada día al anochecer tañan
al Ave Maria, dando nueve golpes en una campana grande de tres en tres: y
acabados los dichos nueve golpes, tañan una campana abuelo: y en los sábados y
vísperas de fiestas, repiquen las campanas, conforme a la festividad del día
siguiente. Lo cual cumplan, so pena de dos reales a cada uno de los que lo
contrario hizieren, por cada vez, aplicados a la fábrica de las dichas yglesias
y fiscal, por mitad”[6]
El toque de Oración tal y como se ha
tocado (y continúa haciéndose de forma mecánica) mantiene este esquema. Nueve
campanadas de tres en tres con la Gorda para cada Ave María y “la Plegaria”
final con el sencillo repique de la Chica y la Volteada. Este mismo esquema se
mantiene también en otros pueblos de la zona, con parte final repicada o con
una campana pequeña a vuelo. En Fuensalida también se mantenía la costumbre
reflejada en esta constitución de sustituir el repique del final por otro
conforme a la festividad del siguiente día.
Seguido del toque de oración del
anochecer se tocaba a Ánimas, que como especifica el autor de la Regla de
1952-¿1954? era un doble de cuarta clase, es decir, campanadas pausadas con
cada una de las cuatro campanas. En referencia a este toque debemos decir que
es una devoción también de origen medieval, del que también se legisló en las
constituciones sinodales. En el sínodo celebrado siendo arzobispo el Cardenal
Portocarrero (1982) se establece la obligatoriedad del toque en las parroquias
“tocando a las Ánimas, como fuera estilo en cada Parroquia, o donde no lo
hubiere, con los golpes que le pareciere al cura”.[7] En
Fuensalida se interpreta a modo de doble de cuarta clase, en otros
lugares se asemeja más al toque de oración. La práctica nos demuestra que había
una cierta variedad interpretativa, respetando por lo general el toque solemne
y severo que motiva esta convocatoria de oración por las Ánimas del Purgatorio.
El toque para convocar al Viático no
fue legislado de una forma concreta. En las rúbricas de Misales y Ceremoniales
se especificaba que debía avisar a los fieles de que iba a llevar el Viático a
un enfermo, para que asistiesen los fieles, la parroquia y la cofradía
Sacramental con velas a acompañar al Santísimo. Por otro lado, se especificaba
que debía ir un acólito con una campanilla avisando de Su presencia. El toque
de Viático que se ejecutaba en Fuensalida era muy sencillo, tres señales de
aviso antes de salir.
Torre campanario de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista |
En los toques de convocatoria a los
fieles es donde posiblemente mayor simplificación se haya experimentado como
vamos a ver a continuación. Aun así, son notables y ricos en matices. En cuanto
a toque de Misas sólo hace referencia a dos tipos en función de la importancia
festiva de la celebración: Misa ordinaria (rezada, se dice en la regla de 1954)
y Misa Solemne. En las parroquias toledanas solía haber unos cuatro tipos
diferentes de toques de Misa según el grado de festividad: Misas ordinarias, de
Domingo, de Fiesta y Solemnes, toques en los que progresivamente intervienen
más campanas y de forma más elaborada y compleja. Esta división está
relacionada, aunque no del todo, con las clases de festividades litúrgicas: día
ferial, dominica, Fiestas (antiguas Fiestas dobles de Segunda Clase) y
Solemnidades (antiguas Fiestas dobles de Primera Clase). En el caso de
Fuensalida sólo se han conservado dos tipos de toques de Misa, los de misa
ordinaria o rezada y los solemnes. En el primero empezada con un repique
sencillo con las dos campanas pequeñas (la Chica y la Volteada) seguido de la
primera señal del campanillo. Después de esta primera señal se daba la segunda
y la tercera. El de Misa Solemne seguía el mismo esquema, salvo que antes de la
primera señal se tocaban tres repiques con todas las campanas. Por la forma de
designar estos toques, es probable que se realizasen siguiendo el grado de
solemnidad de la Misa a celebrar y no el rango festivo del día. Hasta la
implantación del Misal de Pablo IV, las Misas eran celebradas en diferentes
grados de solemnidad[8]:
Misas rezadas (sacerdote y acólito); Misas cantadas (Sacerdote, acólitos, canto
e incluso incienso); y Misas solemnes (Sacerdote, Diácono, Subdiácono,
acólitos, canto, incienso). No obstante, existía una relación y coherencia
entre la forma de celebrar la Misa y la clase del día. Las Misas ordinarias son las celebradas en
días que no hay fiesta, de ahí que se celebrase en el grado de menor solemnidad
(rezada); sin embargo, los domingos, que además son días de precepto, y en
fiestas, se requiriera una mayor solemnidad. Sobre este particular recomendamos el artículo escrito en este blog JERARQUIZACIÓN LITÚRGICA DE LOS TOQUES DE CAMPANA.
La progresión de los toques de Misa en
las parroquias del antiguo arzobispado Toledano suele seguir el siguiente
patrón:
•
Misa
diaria: Tres señales con una campana, en ocasiones repicando un poco antes de
la primera. En algunos lugares se acostumbra al final de las señales a indicar
con una campanada, dos, o tres cada una de ellas. En algunos sitios solo se
hacen dos señales.
•
Misa
de Domingo: Tres señales de campanadas. Con un repique sencillo (alternando
toques entre una campana y otra) antes de la primera señal. En algunos sitios
se repica antes de la segunda señal (sobre todo para distinguirla de las
diarias, especialmente si en estas ocasiones también se repica). A veces se
emplea también en fiestas menores (hablamos de días considerados litúrgicamente
fiestas – antiguas Fiestas Dobles de Segunda Clase-).
•
Misa
de Fiesta: Igual que el anterior, pero realizando un repique más elaborado y
festivo. En estas ocasiones a veces se suma el vuelo de alguna campana (volteo
o medio volteo). Se emplea para Solemnidades Litúrgicas (antiguas Fiestas
Dobles de Primera Clase) y Santos de especial devoción en la parroquia.
•
Misa
Solemne: El grado máximo en el que se echan una, varias o todas las campanas al
vuelo. El volteo suele ser acompañado en ocasiones por el repique del resto. Al
final del volteo se suele hacer un repique de fiesta. Este toque precede la
primera señal de Misa, después del cual se tocan las otras dos señales como ya
se ha comentado. Este toque se reservaba para contadas ocasiones al año
(Corpus, Resurrección, Fiestas patronales y Titular del Templo).
Es muy probable que Fuensalida contara
con un esquema similar que progresivamente fue simplificándose. No es
descartable que la principal razón de esta simplificación fuera la
interpretación de todos los toques desde la Iglesia. El toque de Misa ordinaria
sí guarda cierta coherencia con otras localidades estudiadas, sin embargo, el
de Misa Solemne parece menos convincente, pues los repiques en la Corona de
Castilla se realizaban en el 90% de los casos con dos campanas, una en cada
mano. La imposibilidad de poder realizar desde el campanario un repique
floreado y festivo, o un volteo, parece ser sustituido por el repique de todas
las campanas posibles. En el antiguo arzobispado Toledano solo encontramos un momento
en el que se repicaban todas las campanas de la torre, durante el Gloria (de
ahí que se llamase “Toque de Gloria”) en Jueves Santo, Vigilia Pascual y
Navidad). Fuensalida en este aspecto no era una excepción, y en la regla de
1952- ¿1954? se especifica el “toque al Gloria” con todas las campanas. Este
repique con las cuatro acompañaba también a las procesiones.
Sistema de garruchas situado en el exterior del ventanal de "la Chica" que permitían tocar las campanas desde la iglesia. |
Otro detalle en el que se advierte un
cierto grado de simplificación es el empleo del toque de Misa Solemne para
Vísperas, Novenas, Rosarios, Horas Santas, Triduos. Por lo general el toque de
Vísperas va en consonancia con el grado de festividad, no así los oficios
piadosos vespertinos, que solían tener su propio toque (como por ejemplo el
toque a Vía Crucis), mucho más cercanos a una señal que a un repique.
Aparte de esta gradación festiva, en
Fuensalida había una variación en el toque de Misa de los domingos de Adviento
y Cuaresma. El repique inicial era sustituido por tres toques con la campana
Chica y las tres señales del campanillo. Esta variación en tiempos
penitenciales suele aparecer con frecuencia en otras localidades del antiguo
arzobispado toledano.
Existía también un toque para indicar
que en la Misa había Sermón (antiguamente se predicaba en contadas ocasiones al
año), acompañando con campanadas de la Gorda la primera señal del campanillo.
Este toque en algunas localidades se solía interpretar la víspera, para avisar
a los fieles de que al día siguiente habría sermón.
Si los toques de convocatoria
litúrgica resultan un poco simplificados, los toques fúnebres son los más
completos documentados hasta ahora en una parroquia del antiguo arzobispado
toledano. Por un lado, estaban los toques que avisaban del fallecimiento de una
persona, denominado de varias formas: agonía[9],
fallecido o “campanadas de muerto”. El Ritual Romano[10]
prescribía que debían tocarse las campanas de la forma acostumbrada en el
lugar, para que todos los que la oyesen rezasen por el alma del finado. En
Fuensalida este toque consistía en una serie de campanadas pausadas con la
campana “Gorda”, 13 si era varón y 11 si era mujer. En torno al número de
campanadas existe un tópico bastante difundido en el antiguo arzobispado
toledano que alude al número de costillas de Adán y de Eva. Si en otros
obispados cercanos (Sigüenza, por ejemplo) se anunciaba el fallecimiento de una
persona con un clamor o doble (según el número de clamores o de campanadas que
se daban al principio o al final se indicaba el sexo del finado), en Toledo la
forma característica era “las campanadas” con la campana mayor.
En algunas ocasiones había variantes a
este toque, en el que se indicaba también la clase o la pertenencia o no al
pueblo (como las campanadas “forasteras” de Yepes). En Escalonilla este toque
se interpretaba de otra forma si el fallecido era el Papa. Era común que al
final de las campanadas se hiciese una señal que indicara la pertenencia del
difunto a una cofradía. Cada cofradía tenía una señal concreta pues se empleaba
una campana con un número de campanadas. Al oír esta señal los integrantes de
esta cofradía sabían que tenían que acompañar al entierro. Estas señales están
documentadas en Yepes y en Escalonilla, y debió ser muy común, pues sabemos de
su existencia en los límites nororientales del arzobispado (en Horche,
Guadalajara).
El entierro se celebraba con diferente
pompa en función de los recursos económicos del difunto. Había entierros de
primera, de segunda, de tercera e incluso, como es el caso de Fuensalida, de
cuarta. La diferencia entre uno y otro se basaba en la asistencia del clero
parroquial y la forma de tocar las campanas. Podía haber variaciones, pero como
norma tomamos como ejemplo la forma tradicional de asistencia del clero en la
parroquia de la Puebla de Almoradiel (Toledo). A los entierros de primera
acudían tres curas con el terno negro completo: preste, diácono y subdiácono,
revestidos con capa pluvial el primero y dalmáticas los segundos; a los de
segunda el preste con su capa pluvial negra; a los de tercera el preste sin
capa, vestido únicamente con sobrepelliz y estola negra. En su momento debió
existir una diferenciación similar en la parroquia de Fuensalida. Junto a la
diferente asistencia de sacerdotes, la forma de tocar también variaba. Hemos de
tener en cuenta que en los entierros los deudos pagaban al campanero por tocar
las campanas. El dinero que recibían variaba en función de la clase. De este
modo, como norma general, encontramos que los toques de primera solían ser
físicamente más duros, recurriendo en ocasiones a la ayuda de una o dos
personas. En el caso de Fuensalida las tres primeras clases eran en esencia
iguales, campanadas constantes de la Chica, mientras que cada cinco o seis
golpes se daba uno con cada una de las restantes. En los de primera la Chica se
tocaba a una velocidad ligera, aminorando el ritmo progresivamente en el de
segunda clase y aún más en el de tercera. En el de cuarta se tocaba un doble
espaciado con cada una de las campanas. Aquí vemos que el toque de primera
clase se justifica con un ritmo acelerado, cosa que en principio nos podría
chocar porque asociamos los toques de difuntos con toques lentos, pero la
experiencia demuestra que esto no siempre es así. Es llamativo que esta forma
contrasta con las diferencias de clases que se realizaban en otros pueblos
toledanos, como por ejemplo Escalonilla, donde los entierros de la clase alta
las campanas doblaban de forma más lenta.
Cabe la duda de si en origen estos
toques fúnebres eran interpretados con alguna campana en movimiento, como por
ejemplo se hacía en Yepes o en los entierros de primera clase de la Puebla de
Almoradiel.
Los entierros de menores de siete años
se revestían de un cierto tono festivo, pues se consideraba que, al no tener
conciencia de pecado, iban directamente al cielo sin pasar por el purgatorio.
De hecho, el Misal prescribía para estas celebraciones vestiduras blancas y el
canto de la Misa de Ángeles[11],
tradicionalmente empleada en fiestas de segunda clase. Es norma general que para
estas ocasiones se tañeran las campanas pequeñas, de timbres más agudos y
“aniñados”. Los toques de entierro de niño tenían cierto aire festivo, pues por
lo general solían ser repicados. En Fuensalida este toque era un repique lento
con la Chica y la Volteada (el campanillo sólo se empleaba para las señales).
En los entierros de primera se intercalaban repiques ligeros.
En resumen, podemos asegurar, que el
repertorio de toques tradicional de Fuensalida es uno de los más completos de
todos los documentados hasta la fecha en el territorio del antiguo arzobispado
toledano.
6-Presente
y futuro del toque de campanas en Fuensalida
Hablar de las campanas en términos
teóricos, como se ha hecho hasta ahora puede resultar al lector algo distante y
frío, y más tratándose de campanas, cuyas voces han marcado la vida de los
pueblos y ciudades durante siglos. Por ello este trabajo se quedaría corto si
no se plantearan soluciones muchas más prácticas orientadas a poner en valor el
uso tradicional y revitalizar en la medida de lo posible el repertorio
tradicional de toques e incluso la recuperación del toque manual de campanas.
Este
planteamiento no es en absoluto peregrino y la práctica está demostrando que
existe en España una tendencia creciente a la recuperación del toque manual de
campanas. Esta tendencia tiene sus características concretas, pues no se ha
revertido la mecanización totalmente. La inexistencia de campaneros en la gran
mayoría de las parroquias se suple por un lado con una mecanización respetuosa
y poco agresiva, que permite, cuando se pueda, tocar a mano.
En
el caso de las parroquias, esta práctica podría servir para crear un grupo de
campaneros que se encargara del toque y del cuidado, mantenimiento y
conservación de la torre y las campanas. Por otro lado, ayudaría a generar un
grupo humano activo e integrado en la vida parroquial, cuya labor fuera
solemnizar las diferentes celebraciones litúrgicas con el toque de campanas,
atendiendo a la norma tradicional de la parroquia e incluso enriqueciéndola,
como bien se ha indicado en ligeras pinceladas más arriba.
Para
conseguir esto sería conveniente dar a conocer las campanas y la importancia de
los toques. En este aspecto Fuensalida juega con mucha ventaja, pues ha
conservado un conjunto de campanas muy bueno, con algunos bronces de gran
antigüedad (s. XV y XVI), con todos los yugos e instalación original e intacta,
y, además, dos reglas de toque escritas, documentos que como ya hemos
comentado, sólo aparecen en los archivos catedralicios.
Apéndice
documental
1º. Toque de campanas para cultos
parroquiales (1952-¿1954?)
1º Santo Viático: tres señales largas
con el campanillo (siempre que haya que tocar algún culto y al santo Viatico,
se tocara la 1ª señal del S. viático y después al culto que sea, tocando
después las señales que faltan.
2º Toque del Angelus, nueve campanadas
con la campana mayor y repique con la chica y la volteada, este toque de la
noche se toca a continuación el toque de ánimas o sea un doble de cuarta clase.
En las vísperas de días festivos- el
repique, se toca con las cuatro campanas.
3º toque de misa ordinaria, un repique
con la chica y volteada y seguido de una señal de campanillo y guardando un
tiempo prudencial otras dos señales.
Este mismo toque sirve para las bodas.
4ª Misas solemnes, tres toques con las
cuatro campanas.
En el ultimo toque se da una señal de
campanillo y si la misa tiene sermón, se dan unas campanadas al mismo tiempo
que se toca el campanillo con la campana mayor (que llamamos toque de sermón) y
otras dos señales de campanillo después.
5º Toque de procesiones, todas, antes
y durante la procesión con las cuatro campanas.
6º Vía Crucis: con la campana mayor un
solo toque y tres restantes de campanillo.
7º Novenarios, Horas Santas, Triduos,
Vísperas: repique con las cuatro campanas, tres veces y las tres señales.
También con las cuatro campanas en días que se toca el Gloria.
8º En Adviento los domingos para la
Misa se toca solo con la campana chica, tres veces y tres señales.
8º Si U. lo cree factible en dias que
espone el Santísimo, durante todo el día, a la veneración de los fieles sería
muy útil que durante ese tiempo a cada hora del reloj se diera una campanada
con la campana mayor para refrescar la memoria de muchos que no por mala
intención, sino por olvido, no le visitan.
9º Misereres como en adviento y
Cuaresma. Campanadas con la Chica y señales.
Toques de difuntos
1º Agonía o fallecido: si es varón 13
campanadas con la campana mayor y si es mujer 11.
Toque de cuarta: una campanada con las
cuatro campanas seguidas unas de otras.
Iden de tercera clase: Un toque lento
con la chica y cada cinco o seis campanadas se intercala una campana de las
otras tres campanas.
Iden segunda: El mismo toque anterior
pero más ligero con la chica.
Iden primera: El mismo toque que el
anterior pero más acelerado con la chica.
Iden = de niño repique lento con la
chica y volteada, y si es de 1ª clase en el toque se intercala un repique
ligero.
2º.
Parroquia de Fuensalida= 1954. Toques de campana
Toque de campanas
Al Ave María – a las doce y al
anochecer, se dan nueve campanadas con la campana gorda en grupos de a tres
campanadas, y después, un repique con las dos campanas pequeñas.
A misa rezada
Se da un repique con las dos campanas
pequeñas y después tres señales con el campanillo, cada diez minutos.
Al Santo Rosario
Lo mismo que a la misa rezada.
Al Santo Viático
Tres señales con el campanillo, cada
diez minutos.
Funciones
Se dan tres toques con las tres
campanas cada cinco minutos y después tres señales de campanillo cada diez
minutos; mientras la primera señal, se toca al sermón, si lo hay.
A vísperas
Se dan tres toques seguidos con las
tres campanas, y después del último toque, tres señales cada diez minutos.
Novenas o cultos de tardes
Lo mismo que a vísperas.
Procesiones
Se dan tres toques con las tres
campanas en espacios de dos minutos, mientras dura la procesión.
Señales de muerto
Se dan trece campanadas con la campana
gorda, una a una/ y despacio, cuando es hombre; y once campanadas en igual
forma cuando es mujer.
Entierros y funerales (Adultos)
De 1ª clase: Se toca con la campana
(cuerda 2ª) muy deprisa, intercalando las demás campanas de vez en cuando con
una sola campanada.
De 2ª clase: Se toca con la campana
(cuerda 2ª) un poco más despacio que en los de 1ª clase, y en igual forma.
De 3ª clase: Se toca con la campana
(cuerda 2ª) un poco más despacio que en los de 2ª clase, y en igual forma.
De 4ª clase: Se tocan las campanas una
a una muy despacio empezando por la cuerda 1ª, luego la 2ª, y luego la 4ª y así
sucesivamente durante el tiempo que se señale; la cuerda 3ª corresponde al
campanillo que solo se toca para las señales.
En los funerales de 1ª clase, se toca
una hora.
En los de 2ª, tres cuartos.
En los de 3ª y 4ª; media hora.
3º Relación de toques publicados en el
programa de Fiestas del año 2009. Saturnino García, Carmelo del Moral, Carlos
Torrijos.
Tradicionalmente se realizaban los
siguientes toques de forma manual, por medio de las correspondientes sogas y
badajos:
“Repique
a misa”: Se tañen todas a la vez y después se dan los toques primero, segundo y
tercero – separados quince minutos – volteando el campanillo.
“Al
Ángelus”: Se dan nueve campanadas con la campana Gorda en grupos de tres y
después un repique con la Volteada y la Chica a la vez.
“Exposición
del Santísimo”: Durante toda la exposición y coincidiendo con cada hora del
reloj, se daba una campana con la Gorda.
“Repique
de procesiones”: Se dan toques con todas las campanas en espacios de dos
minutos, mientras dura la procesión.
“Toque
de viático”: Únicamente tres señales con el campanillo cada diez minutos,
cuando el sacerdote y acólitos llevaban la comunión a algún vecino en peligro
de muerte.
“Campanadas
de difuntos”: Se tocaban trece campanadas pausadas con la Gorda para anunciar
el fallecimiento de un vecino varón y once si era mujer.
“Entierro
de adultos”: Se toca continuamente con la Chica, intercalando una sola campanada
de las otras.
“Entierro
de niño”: Con toques seguidos alternos de la Volteada y la Chica (din-don)
durante el entierro.
“Toque
a rebato”: Sonaban todas las campanas del pueblo para dar señal de alarma ante
cualquier peligro – normalmente incendio – que requería la ayuda del
vecindario.
En
el año 1988 se electrificaron las campanas, de acuerdo con el progreso y así
hacer más cómoda la realización de los diferentes toques.
El
sonido de las campanas era la única música que oían nuestros antepasados y que,
a pesar del paso de los años, nosotros podemos oír ahora, exactamente igual que
la oían ellos, cuando tocaban a fiesta o a duelo. Por eso los fuensalidanos se
sientes orgullosos de sus campanas, porque son un hilo que nos conecta a tantas
generaciones anónimas que nos han precedido.
Campana de mi lugar
tú me quieres bien de veras,
cantaste cuando nací
llorarás cuando me muera.
[1]- Es
llamativo que no incluya la oración del amanecer. Da a entender que por aquel
entonces ya no se tocaba.
[2]- En
el artículo de 2009 también este toque es llamado como “campanadas de difunto”,
nombre con el cual también era conocido este toque en el arzobispado, incluso a
veces se le llamaba “las campanadas”.
[3]- La
precisión temporal de cada toque aparece reflejada en la Regla de 1954.
[4]-
En torno a 1590 se redactó el Ceremonial de la catedral de Toledo (conocido
como Ceremonial de Rincón, por ser este uno de sus autores). En este ceremonial
aparece la forma en que debían tocarse las campanas de la Primada.
[5]-
Hasta la Desamortización existía un gran número de empleados que trabajaban en
la catedral. Había cerca de una quincena de peones que trabajaban en las
continuas obras y reparaciones del templo y que así mismo, debían ayudar al
campanero a tocar las campanas, especialmente en ocasiones muy solemnes en las
que se tocaban todas.
[6]- Constituciones
synodales del Arçobispado de Toledo, Toledo, 1601, Libro I, Título IV,
Constitución III, pp. 50 y ss.
[7]- Synodo
diocesana del Arzobispado de Toledo...1682, Libro I, Título IV,
constitución III, p. 51.
[8]-
En la regla de toque del Ceremonial de Rincón (1590) de la Catedral de Toledo
el grado de festividad de las celebraciones se regía por el número de caperos
(canónigos con capa pluvial y cetros que dirigían el canto) que asistían en el
coro: de ahí que se hable de fiestas de dos capas, de cuatro, de seis y de seis
con procesión. Por lo general, en las reglas de toque de las catedrales
españolas, el tipo de fiestas suele aparecer diferenciado en función de la
clase del día (ferial, dominica, simple, semidoble, doble, doble de segunda
clase, doble de primera clase).
[9]-
En el Ritual Romano (anterior al Concilio Vaticano II) en Tit. V, cap. 8, In
inspiratione, n.2, se prescribía el toque de campanas durante la agonía de
un fiel para que los fieles rezasen por él en este momento de tránsito. Es
probable que en algún momento este toque se asociara al toque de muerto,
denominándose popularmente “de agonía”, cuando en realidad el fiel ya había
muerto.
[10]-
Ritual Romano, Tit. V, cap. 8, In inspiratione, n. 4.
[11]- En
estos casos el Ritual Romano prescribía que no se tocasen las campanas, y si se
hacía, fuera en tono festivo, no fúnebre.